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Estamos en la era de la alineación, de la soledad y de las uniones frágiles, y eso ha facilitado la destructuración de la familia. Vivimos dominados por un grave fenómeno: el alineamiento en masa. En esas circunstancias las personas son extrañamente ajenas a los fenómenos hodiernos que las rodean; son bloqueadas mentalmente de mayor reflexión o sensibilidad social; consideran dispensable cualquier tipo de ejercicio mental o espiritual; se alegran en dirigir todos los empeños de sus vidas al ocio, al placer y divertimiento. Viven el fenómeno de la sustitución del Ser por el Tener. La necesidad de espiritualización está siendo sobrepujada por el vicio en la diversión. Entretenimientos que giran casi siempre en torno del erotismo y violencias. Cuando los valores cristianos pierden significado, aguzamos el egoísmo y destrozamos la felicidad.
La familia se viene transformando a través de los tiempos, acompañando a los cambios religiosos, económicos y socio-culturales del contexto en que se encuentran injeridas. En la actualidad hay nuevas formas de relacionamiento afectivo tornando muy compleja la acepción para el termino familia. Entre el enamoramiento, el noviazgo y el casamiento hay innumerables posibilidades de relacionamiento que ni siquiera constan en el diccionario.
Existen familias con una estructura de padres mono parentales o padres solteros, tratándose de una variación de la estructura nuclear tradicional debido a los fenómenos sociales, como el divorcio, óbito, abandono del hogar, relaciones extraconyugales o adopción de criaturas por una sola persona. Existen también las denominadas familias alternativas, siendo ellas las familias comunitarias y las familias homosexuales. En este último caso, existe una ligación homoafectivas que puede incluir a niños adoptados o hijos biológicos de uno o ambos cónyuges.
Históricamente, el casamiento comenzó a recibir atención en la antigua Roma, donde se hallaba perfectamente organizado. Inicialmente había la confarreación, casamiento de la clase patricia, correspondiendo al casamiento religioso. El termino “familia” es derivado del latín fámulas, que significa “esclavo doméstico”. Este termino fue creado en la Antigua Roma para designar un nuevo grupo social que surgió entre las tribus latinas, al ser introducías a la agricultura y también esclavitud legalizada. En el derecho romano clásico la “familia natural” y basada en el casamiento y en el vinculo de la sangre, constituida apenas de los cónyuges y de sus hijos, teniendo por base el casamiento y las relaciones jurídicas de el resultantes.
Con la caída del imperio romano y el surgimiento de la era medieval, la familia es desfigurada, instante en el que los hijos son entregados a la Iglesia y al señor feudal, combatiendo por siglos el caminar de la humanidad. “A los enciclopedistas fue reservada grandiosa misión de, establecer los códigos de los derechos humanos, reestructuraron la familia en bases de respeto para la felicidad de las criaturas. (1)
Con la Revolución Industrial, se tornaron frecuentes los movimientos emigratorios para mayores ciudades, construidas alrededor de los complejos industriales. Esas cambios demográficos originaron el estrechamiento de los lazos familiares y las pequeñas familias, en un escenario similar al que existe hoy en día. Con la Revolución Francesa surgieron en el Occidente los casamientos laicos (solo por lo civil). Sobre eso, rememoraremos que el casamiento no es adverso a la ley de la naturaleza: todo lo contrario: "Es un avance en la marcha de la humanidad." (2)
El hombre es un ser social, monógamos por naturaleza, generalmente solamente se realiza cuando comparte las necesidades y las aspiraciones en la coyuntura elevada del hogar. ¿Más que es el hogar? No puede ser configurado como la construcción material, para abrigar a los que ahí residen, Esto es debido a que el hormigón, ladrillos, techo, muebles y las fundaciones son la residencia. La casa, sin embargo, son la renuncia y la dedicación, el silencio y el celo que se admiten a aquellos que se les permiten empate en el grupo familiar. Y la familia, más que el resultante consanguíneo, son los ideales, los sueños, las luchas, los sufrimientos y las tradiciones morales elevadas.
En la actualidad gran amenaza se cierne sobre la estabilidad de la familia, y cuando la familia es amenazada, por cualquier razón, la sociedad pierde la dirección y la paz. La dialéctica materialista, los hodiernos conceptos y promociones sensualistas, han investido contra la organización familiar, dilacerando al matrimonio (monogamia) y sugiriendo el amor libre (poligamia promiscúa)
“El mayor número de parejas humanas está constituido de forzados, las esposas.” (3) “En la familia, cuando uno de los cónyuges se desvía para una relación extraconyugal, la tarea es de luchas y penosas lágrimas; sin embargo, según Emmanuel, “en el sacrificio, toda alma (victima) se santifica e ilumina.” (4) se advierte que el Espiritismo esclarece a los aventureros que “no escapará de las ecuaciones infelices de los compromisos sentimentales, injustamente menospreciados y que invariablemente rescatará en tiempo hábil, parcela a parcela, por la contabilidad de los principios de causa y efecto.” (5)
Algunos autores clasifican el casamiento como: “accidentales (por efecto de atracción momentánea, precipitada y sin cualquier ascendente espiritual); como prueba (reencuentro de almas para el reajuste); de sacrificio (reencuentro de almas iluminadas con almas inferiores, con el objetivo de redimirlas); afines (reencuentro de almas amigas); transcendentes (reencuentro de almas que se buscan para realizaciones inmortales.” (6)
En este contexto, urge mejorar los contactos directos e indirectos con los padres, hermanos, tíos, abuelos y demás parientes, a fin de que la vida no venga a cobrarnos nuevas y más enérgicas experiencias en próximas encarnaciones. Hasta porque la familia es la célula madre de la sociedad, y cual seria, para la vida social, “el resultado del relajamiento de los lazos familiares, sino el agravamiento del egoísmo?” (7)
Algunos datos muestran un aumento del número de separaciones y una caída acentuada del número de registros de casamiento. La explicación puede ser la inserción maciza de mujeres en el mercado del trabajo, proporcionándoles mayor independencia, bajo todos los aspectos. Ella, la mujer, debe conciliar el papel de madre y esposa, algunas veces, dejado un poco de lado.
Todo grupo familiar necesita de apoyo religioso (evangelio) para alcanzar el equilibrio moral. No se debe permitir que la competición de la pareja, la búsqueda del status, del dinero y de los destaques sociales roben el equilibrio que la felicidad de la familia requiere. Como si no bastasen tantos óbices, hay muchas familias viviendo múltiples agresividades, influenciadas por la televisión, en cara a la violencia que es diariamente vinculada por los noticiarios, por los documentales, por los filmes, por las torpes novelas y por los programas de auditorio (cada vez más oscuros de valores éticos). Los familiares asimilan, subliminarmente, esas informaciones y, en lo cotidiano, reaccionan, violentamente, ante los desafíos de la vida o delante de las dificultades de la vida cotidiana.
Están los que ven en el cónyuge una verdadera prueba de paciencia, porque los santos no se cruzan. Más la familia es la base de los reflejos agradables o desagradables que el pasado nos devuelve. Y no está de más recordar que el hogar no existe para la contemplación egoísta de la especie, aunque sí “para santuario donde, algunas veces, se exige renuncia y el sacrificio de una existencia entera.” (8)
Sobre la educación de los hijos, recordemos que los padres espiritas “deben conducir enérgicamente a los hijos para la evangelización espirita, pues, cualquier indiferencia en ese particular, puede conducir a la criatura a los prejuicios religiosos de otro, al apego del convencionalismo, y a la ausencia de amor a la verdad.” (9) Desde los primeros años, debemos enseñar a los hijos a huir del abismo de la libertad, controlándoles las actitudes, puesto que esa es la ocasión más propicia para la edificación de las bases de una vida.
Coincidentemente, o no, los jóvenes más agresivos son aquellos que tuvieron extremada libertad en la infancia y fueron poco estimados por los padres, se sintieron rechazados en el grupo familiar o se consideraron poco atrayentes (baja autoestima) .¿Más cuando los hijos son rebeldes e incorregibles, impermeables a todos los procesos educativos, como debemos educarlos? Ahora, "después de mover todos los procesos de amor y de la energía en el trabajo de la orientación educativa es justo que sin discontinuidad de la dedicación y del sacrificio, esperemos la manifestación de la providencia divina para el esclarecimiento de los hijos incorregibles, comprendiendo que esa manifestación debe llegar a través de dolores y de pruebas acerbas, de modo a sembrar (en los hijos), con éxito, el campo de comprensión y de sentimiento.” (10) el dolor tiene posibilidades desconocidas para penetrar los espíritus, donde la linfa del amor no consiguió brotar.
En ciertas circunstancias de la vida, se hace menester que estemos revestidos de suprema resignación, “reconociendo en el sufrimiento que persigue a nuestros hijos la manifestación de una bondad superior, cuyo buril oculto, constituido por sufrimientos, remodela y perfecciona con vistas al futuro espiritual. “ (11)
En el grupo familiar tenemos los vínculos de ascensión y exaltación que ya conseguimos tejer, por intercesión del amor vivido, más también tenemos “las las cadenas de la vergüenza y el asco, en la que recogemos, de nuevo, los clichés inquietantes que nosotros mismos plasmamos en la memoria del destino y que necesitamos deshacer, a costa de trabajo y sacrificio, paciencia y humildad, recursos nuevos con los que haremos nueva producción de reflejos espirituales, susceptibles de anular los efectos de nuestra conducta anterior, conturbada e infeliz.” (12)
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