
Traducido por Merchita
merchitacruz@gmail.com
Hemos visto que niños y jóvenes portan un patrimonio moral e intelectivo que sería imposible el haberlos adquirido en un periodo de tiempo de apenas una existencia física. Es el caso del argentino Kouichi Cruz, nacido en Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires. Con apenas 13 años de edad, es el alumno más joven de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FAMAF) de la Universidad de Córdoba. El estudiaría, simultáneamente, ingeniería informática y ciencias económicas en la misma universidad. El rector, Daniel Barroco, afirmó que es la primera vez que un niño de 13 años está entre los universitarios de esa carrera. Como hemos observado, la prensa ha noticiado hechos de esa naturaleza con una frecuencia impresionante.
Eventos de niños precoces siempre despertaron la atención de los estudiosos. Muchos científicos atribuyen ese fenómeno natural a “milagros biogenéticos”. Será que por la genética conseguimos explicar los admirables hechos de niños precoces, “superdotados”, verdaderos virtuosos de la música, de la pintura artística, de las ciencias etc. ¿Diríamos que eso depende del organismo? Esa sería una doctrina monstruosa y torpe. El hombre no sería nada más que una maquina, un juguete de la materia.
Atribuir tales fenómenos a una ocasional regalo genético es, en lo mínimo, extravagante. Admitamos al contrario la reencarnación, o sea, una sucesión de existencias anteriores progresivas y todo estará aclarado, conforme la Justicia Divina. De este modo, deducimos que en las preexistencias (reencarnaciones) se forjan los genios junior.
Sin la pluralidad de las exixtencias no hay como concebir el progreso humano. Hay el caso del “joven Maiko Silva Pinheiro que leia cualquier libro, sin dificultad alguna, a los 4 años, que aprendió a hacer cuentas a los 5 y, a los 9 era reprendido por la profesora porque hacia las divisiones usando una lógica propia, diferente del método enseñado en la escuela. Estudió economía en el Instituto Brasileño de Mercado de Capitales, siendo bolsista integral. Cuando tenía 17 años, los directores del Banco Brascan dijeron haberse sorprendido con su capacidad lógico-matemática.
El joven sergipano, Carlos Mattheus, pobre estudiante que estudio en la escuela pública, consiguió un hecho inédito en uno de los mejores centros de formación de América Latina, el Instituto de Matemáticas Pura y Aplicada, donde obtuvo los títulos de maestro y doctor en matemática con 19 años de edad.
Wolfgang Amadeus Mozart, a los 2 años, ya ejecutaba, con facilidad, diversas piezas para piano; dominaba tres idiomas (alemán, francés y latín) a los 3 años; tocaba sonidos maravillosos del violín, a los 4 años; se presentó al público, por primera vez y ya componía minuetos a los 5 años; escribió su primera ópera, La finta simplice, con apenas 12 años de edad. Paganini daba conciertos, a los 9 años, en Génova, Italia. Pascal, a los 12 años, sin libros y sin maestros, demostró treinta y dos proposiciones de geometría, del I Libro de Euclides; a los 16 años, escribió “Tratado sobre las cónicas” y, luego más adelante, escribió obras de Física y de Matemáticas. Allan Kardec, examinando la cuestión de la genialidad, pregunto a los Benefactores - ¿Cómo entender ese fenómeno? Ellos entonces respondieron que eran “recuerdos del pasado; progreso anterior del alma (…). “(2)
Conociendo y entendiendo los mecanismos de la reencarnación, se tornan claras y explicables las enmarañadas investigaciones, que insisten en permanecer a oscuras ante los apresurados argumentos de aquellos que no se dan al trabajo, de observar los hechos que la aprueban, aun mismo porque, contra las evidencias no hay contra-argumentar.
La Física, la Genética, la Medicina y varios paradigmas de la Psicología han sido convocadas para ofrecer la contribución de sus análisis. Los investigadores Ian Stevenson, Hemendra Nath Banerjee, Edite Fiore y otros, trajeron resultados notables sobre la tesis reencarnacionista. Estamos convencidos de que, en los próximos veinte o treinta años, asistiremos a la Academia de la Ciencia declarando esta importante constatación, como, hace dos mil años, Jesús enseñó a Nicodemo: “Es necesario nacer de nuevo”.
El físico francés Patrick Drouet investiga la reencarnación con la autoridad de quien se formó en la Universidad de Nancy e hizo doctorado en física teórica por la conceptuada Universidad de Columbia, en Nueva York y, al presidir el Instituto de Pesquisas Físicas y de la Conciencia, en Paris, ya han catalogado más de siete mil casos de regresión.
El profesor de psicología Erlandur Haraldsson, de la Universidad de Iceland, y varios investigadores psiquiatras americanos revelaron, científicamente, que la reencarnación es un hecho consumado, gracias a los procesos de inmersión en el almacenamiento de psíquicos vidas pasadas, donde todo está registrado. La científica Hellen Wambach, que ya hizo a 4500 personas regresión en la memoria, hizo pesquisa con una señora de 43 años, ciega de nacimiento, que describió ambientes de la antigua Roma en la época en que era esposa de un soldado. Ella fue capaz de hablar, con toda precisión, de las sillas, mesa, cama, de las expresiones faciales de los que la rodeaban, de las luces y de los colores. Más allá, todos esos detalles fueron, históricamente, debidamente comprobados, según afirmó el Dr. James Pareyko, profesor de Filosofía de la Universidad Estadual de Chicago. Pareyco certifica que tal tipo de percepción en una persona que ya nació sin vista es inexplicable bajo el punto de vista médico.
En la máxima “nacer, morir, renacer y progresar, incesantemente, tal es la ley”, encontraremos el más razonado pensamiento universal sobre el proceso de la evolución humana. Es verdad. Allan Kardec conformó esa tesis en “El Libro de los Espíritus”, declarando que solamente con la Reencarnación entendemos mejor la Justicia de Dios y la Evolución de la humanidad.
Jorge Hessen
Referências:
(1) Publicada na Revista Época, edição de 15 de maio, 2006
(2) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, Rio de Janeiro: Ed FEB, 2001, perg. 219
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