IMPLICACIONES DE LA CULPA (Jorge Hessen)

Traducido por: Mercedes Cruz Reyes 

Madri/Espanha

Muchos niños siempre son inducidos a actuar "correctamente" de acuerdo con el patrón de su entorno, los valores éticos y las presiones existentes. Cuando el niño se ve obligado a hacer las cosas de una manera u otra, cada vez que lo hace de manera diferente, él o ella desarrolla la culpa. La virtud del discernimiento debe ser enseñada a desde una edad temprana por sus padres conscientes, ya que es la virtud fundamental para que el niño o la niña pueda elegir con seguridad lo que es correcto de acuerdo con las leyes divinas inherentes en la conciencia.

Se debe enseñar al niño a comprender las leyes divinas; para mostrarle que cometer errores es natural y parte del aprendizaje, tanto como el error, debe repararse como una condición natural para el desarrollo del sentido moral. Pero si el niño desarrolla y cultiva la culpa y se acostumbra a ella, cuando alcanza la edad adulta, la culpa se intensifica y se suma a la culpa del pasado, sintiendo la vida en una condición insoportable.

La culpa causa conmoción, trastornos de auto castigo y contribuye a la falta de autoestima. Causa compulsión de auto exterminio como resultado de los movimientos de auto-juicio, auto-condena y auto-castigo en los cuales la persona culpable arruina la autoestima, haciendo imposible la autoaceptación amorosa.

La autoestima está conectada con los sentimientos básicos de autoaceptación, autoconfianza, autoestima y autoestima como anhelos fundamentales para el equilibrio del ser. Aparte de esto, surgen varias dificultades mentales y emocionales, que se reflejan en el cuerpo físico a través del bombardeo mental, comprometiendo el organismo.

Bajo la compulsión auto exterminadora puede conducir al suicidio directo o indirecto. En el último caso, la persona martiriza el cuerpo a través de las emociones y los pensamientos, entrando en el estado de desinterés en la vida, culminando en procesos de depresión severa, causando demasiados trastornos psíquicos y emocionales, como ansiedad generalizada, trastorno de pánico y trastorno bipolar.

En el origen de cada enfermedad siempre hay componentes psíquicos o espirituales. Las enfermedades son herencias que surgen de la Ley divina de causa y efecto, y que surgen de esta o de vidas anteriores. Son restos que han fijado en los genes los factores habilitadores para la instalación de los disturbios patológicos.

Cuando hacemos esfuerzos pacientes, sostenidos y perseverantes, desarrollando virtudes en nuestros corazones, mantenemos inactivas las enfermedades genéticas. Podemos tener una predisposición genética al cáncer y nunca desarrollar procesos cancerosos; podemos tener una disposición depresiva y nunca desarrollar depresión; Es posible que tengamos una familia completa con problemas genéticos que, dependiendo de nuestro comportamiento, mantendrán neutralizadas las predisposiciones genéticas enfermas.

Somos la imagen y semejanza del Creador; somos de esencia divina y fuimos creados para la felicidad y la armonía. Cuando buscamos desarrollar el equilibrio existencial de manera responsable, no seremos alcanzados por enfermedades genéticas, porque no es la composición biológica la que determina la salud o la enfermedad del espíritu, sino el espíritu que controla el cuerpo físico.

Siempre seremos amados por el Creador, independientemente de nuestros errores. ¿Un padre ama a su hijo solo cuando hace lo correcto? De hecho, los padres aman a sus hijos de la misma manera, independientemente de las condiciones morales de sus hijos. ¿Es un ser humano más amoroso que Dios? En vista de esto, no hay razón para sostener la culpabilidad imponiendo "distimia" (conducta de mal humor), perdiendo interés en las actividades diarias normales, sintiéndose desesperado, teniendo baja productividad, baja autoestima y un sentimiento general de insuficiencia como precursor de la depresión.

Hay quienes mantienen el mal humor casi ininterrumpido. Son aquellos que se despiertan malhumorados, pasan el día malhumorados y se van a dormir malhumorados, porque están todo el tiempo en un proceso de culpa en juicio propio, auto condenación y auto castigo. Para salir de este estado, es imperativo desarrollar los sentimientos básicos de autoestima, autoaceptación, autoconfianza, autovaloración y de autorrespeto.

Varias son las consecuencias de la culpa, a saber: inseguridad, aislacionismo, ausencia de uno mismo y de los demás. La persona entra en un estado de aislamiento psíquico y expande el sentimiento de abandono existencial. No es posible que una persona así se sienta perteneciente al universo, y es precisamente el sentimiento de pertenencia al universo lo que genera en nosotros el existencialismo y la alegría de vivir.