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terça-feira, 16 de agosto de 2016

EL MEDALLA DE “ORO” LA ENVIDIA Jorge Hessen

Traducido por: Mercedes Cruz Reyes 

Madri/Espanha


Cara al histórico colapso económico y político brasileño, creo que esta no haya sido la mejor ocasión para la realización de los Juegos Olímpicos en Brasil. Reconozco que la fiesta de apertura fue espectacular, talvez una de las más “coloridas”. Más quiero meditar un poco sobre el fantasma de la envidia de un olímpico (parece que no tiene nada que ver) sin embargo, veamos a continuación. 

Hace 12 años la saga del maratonista brasileño Vanderlei Cordeiro de Lima, que lideraba , en aquella época, la maratón de la Olimpíada de Atenas en el 2004, cuando a los 6 kilómetros de la llegada, Cornelius Horan, un ex-padre irlandés, ultrapaso las fajas de seguridad y lo agarró o conduciendo al atleta para el lateral de la pista. Aturdido, Vanderlei consiguió recuperarse y terminar a corrida, más por causa de esa interrupción, en vez del verosímil “oro” en aquel día en el pódium recibió la medalla de bronce. Lógicamente el imprevisto episodio ganó destaque en todos los medios de comunicación de la Tierra.

Doce transcurridos y Vanderlei una vez más protagonizó un momento apoteótico cuando fue el encargado de encender la pira de la primera olimpíada realizada en Rio de Janeiro. Fue un sentimiento de júbilo que el país reconoció, demostrando que la escuela de ese protagonismo de Vanderlei no fue injusta. No en tanto, aviso a ese momento apoteótico, Stefano Baldini, el vencedor da maratón de la Olimpíada de Atenas en el 2004, afirmó que aquel homenaje no devolvería a Cordeiro de Lima la supuesta gloria (medalla de oro) robada. Para Stefano el brasileño no iría ganar ´la maratón de 2004, porque el (Stefano) y Mebrahtom Keflezighi iban alcanzarlo y Lima habría quedado con el “bronce” de la misma forma.

No es de hoy que Baldini ha afirmado que Vanderlei debe contentarse con el bronce. Bajo la conmoción de la envidia Baldini ha dicho que Cordeiro de Lima debería agradecer a la fatalidad de haber encontrado en su camino Cornelius Horan [el ex-padre lunático irlandés] , porque en el caso contrario, afirma Baldini – “nadie se acordaría de él (Cordeiro de Lima)”. Entretanto, hace exactos dos años el maratonista brasileño respondió elegantemente a Stefano como notaremos ahora.

El día 08 de agosto, en materia sobre el episodio supra mencionado, el jornal El País trató la reacción del ex-atleta italiano [Stefano Baldini] como…envidia. Pura y simplemente envidia. “La historia podría ser contada no como una parábola del espíritu olímpico, (…) más si como una alegoría de la envidia”, escribe el jornal español. El día 28 de agosto de 2014, Vanderlei Cordeiro de Lima comentó sobre quien había ganado la prueba de Atenas si el incidente no hubiese acontecido: Dice el brasileño que “el impacto físico y psicológico de lo que ocurrió fue muy grande. En situación normal, yo podría no ganar el oro, mas la disputa iría para el final de la prueba, con certeza. Yo jamás voy a decir que sería el campeón. No voy a usar de un palabreado que el propio Baldini adopto y fue infeliz. Jamás voy a subestimar a los demás adversarios, aún más tratándose de una situación que no aconteció”.

Se constata en el testimonio del medallista de oro (Stefano), un testimonio de desaire, una combinación de lamentos envidiosos y carencia de ética deportiva, totalmente opuesta a los valores olímpicos. En verdad, doce años después el incidente de Atenas, Vanderlei Cordeiro de Lima, humildemente se mantiene frente de los que quieren impedirlo de llegar el primero. [1]

En los días que seguirán normalmente tras de las Olimpíadas de Rio, podremos ansiar por las excelsas competiciones de la humildad, de la fraternidad entre los pueblos, de la indulgencia, de la beneficencia, socorriéndonos mutuamente, a fin de que la envidia, el despecho, la maldad, los celos, la miseria moral de cualquier casta huya humillada, cediendo lugar al ingente desempeño del afecto, del respeto, del amor según el Mesías de Mazaré él vive y nos instruye.

La lección nos induce a reflexionar que podremos establecer en nosotros mismos el entrenamiento preparatorio para el vínculo respetuoso, fraterno, solidario, dando inicio a las futuras Olimpíadas del Evangelio cuyo alcance del amor al prójimo será consagrada en las arenas del Orbe entero. 

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