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sábado, 4 de junho de 2016

AGRESIÓN SEXUAL, ABSURDOS HUMANOS Y ORACIÓN (Jorge Hessen)


Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha

Se estima que, en la prensa, el número de estupros es de mil por un millón de habitantes/día. Algunos científicos presumen una cifra de 40 veces mayor. Posiblemente ocurran, cada día, de 7 a 140 millones de estupros en el mundo o, por año, entre 2,5 billones y 100 billones. Para el psicólogo y escritor Alexandre Bez, el estuprador obtiene del hecho  un placer basado en una "perversión sexual", cuyos sentimientos se inclinan por la rabia, sensación de poder y sadismo imperativo. Al violar sexualmente a una mujer, el individuó destruye la existencia de la víctima, causando diversos daños como: la falta de concentración, trastornos de ansiedad, insomnio, desórdenes alimentarios, pérdida de memoria (lo que posibilita no revivir el trauma), exclusión de la vida social y posibles tentativas de suicidio. [1]

El reciente hecho ocurrido en la ciudad de Rio de Janeiro, donde una adolescente de 16 años fue violada sexualmente por más de 30 hombres, en una sesión de estupro colectivo, viene generando manifestaciones y protestas en Brasil con amplia repercusión internacional. Es asombroso ver noticias como están estampadas en la prensa mundial. ¿Cómo es que en pleno siglo XXI aún acontece algo de esa naturaleza? Entre aberraciones morales existentes, principalmente en el dominio de la sexualidad, uno de los más nefastos y asombrosos es, sin ninguna duda, la conjunción carnal forzada, impuesta por la fuerza física o por la coacción moral (psicológica). Tradicionalmente, donde impera el tráfico de armas y drogas, el estupro en masa de una mujer, sea ella joven o apenas pre-adolescente en proceso de transformación, encaminándola para el libertinaje es una práctica ordinaria y, desde el punto de vista de los marginales traficantes y proxenetas, absolutamente necesaria para conseguir su adaptación en la prostitución.

La violencia sexual es el fruto podrido de la animalidad humana. La mejor manera de tornar una sociedad justa y altruista es la educación de las generaciones jóvenes. Lamentablemente nunca se buscó tanto “placer” sexual como en la época actual. Son jóvenes en la desmoralizada troca de compañeros y muchas parejas sumergidos en la desventura extraconyugal. ¿Será que el ser humano necesita de ese modo del “placer sexual”? ¿Será que tal “placer” constituye el amor? Obviamente no, pues la manifestación de los impulsos sexuales es un fenómeno mecánico y biológico de atracción magnética, mientras que el amor es un deseo sublime. El sexo es apenas un instrumento de sensaciones. Cuando la sexualidad es abastecida por las emociones excelsas del amor, ilumina al ser; con todo, sin la higienización de esta carga erótica, ella aflige la mente y cristaliza la emoción.

¿En la violencia sexual, será que la víctima está quitando moralmente el pretérito delictuoso? ¡Es obvio que no! Pues no todas las tribulaciones que experimentamos en la vida fueron previstas o elegidas por nosotros. La elección se resume al género de la prueba. El Espíritu de Verdad nos advierte: "Si el Espíritu quiso nascer entre malhechores, por ejemplo, sabía a qué tentaciones se exponía, más ignoraba cada uno de los actos que viniese a practicar. Estos actos son efecto de su voluntad, o de su libre arbitrio." [2] El estupro, así, no puede estar dentro de una programación reencarnatória. Entretanto, en surgiendo, víctima y agresor se someten a las Leyes de Dios, sujetos a la apreciación espiritual del asunto, derivando para la víctima, por padecer la prueba con bravura y paciencia, condición de evolución espiritual y, para el violador, dolorosa trilla de restauración del error, ansiando contar aún con el perdón de la víctima como forma de ayuda para superación de las propias deficiencias morales.

Y para nosotros, que nos sentimos disgustados cuando conocemos los episodios de estupro, gritando por justicia “vengativa”, sepamos que nada se resiste a los designios de la Ley del Creador y, antes de hacernos jueces implacables de los criminales, observemos el mensaje de Jesús que dijo para los condenadores de la mujer adúltera: "tire  la primera piedra". Importa que nos abriguemos en la oración inclusive a favor de los criminales, a fin de que los mismos puedan salir de la situación en la que se encuentran, reflexionando sobre sus crímenes, requiriendo igualmente nueva oportunidad de arrepentimiento, reparación y expiación, visando su adelantamiento espiritual.

Cara a esos dantescos panoramas, y en que pese a los contrastes de la vida social, considerando las variadas culturas terrenas, naturalmente Dios no abdico del comando de los mundos. Hay un orden en las cosas y no estamos abandonados por el Gobernador de la Tierra y por los Operarios divinos de la espiritualidad, que nos acompañan en cada acontecimiento y ofrecen siempre la oportunidad de mejoría para el violador de las leyes y el amparo al que sufre una acción perversa de los criminales. Es momento de silenciar y exorar misericordia al Creador, puesto que actuando así estaremos contribuyendo con la magna obra del Evangelio.

Referencias:

[1] Disponível em http://www.msn.com/pt-br/saude/medicina/psic%c3%b3logo-fala-dos-traumas-sofridos-por-v%c3%adtimas-de-estupro/ar-BBtEych?li=AAggPNl&ocid=UE07DHP > acesso em 01/06/2016
[2] Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, questões 258 a 273, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1999

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