Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
Lo que podríamos detallar, evitando la redundancia, ante la anotación abajo de la escritora Graciela Gilioli [1]? Imposible no admirarla, reverenciarla. En uno de los más marcados episodio de su vida, ella declaró que durante los casi dos años en los que su hijo menor (en la época con 14 años) y estuvo internado en el hospital con el diagnóstico de neurablastoma [2] aprendió que el sufrimiento por la “perdida” de un hijo es inevitable. Mas que se puede elegir de qué forma vivir: nutriendo la tristeza o la resignación constructiva. [3]
Aunque no se declare espírita demostró una sabiduría espiritual y grandeza del alma insólitas ante la desencarnacion de su hijo. Gilioti escribió que tenía dos hijos y hace doce años ellos se separaron por una elección del destino. Su hijo mayor (hoy con 28 años), vive aquí en la Tierra [encarnado] y el hijo pequeño vive en un otro mundo [desencarnado] que ella “desconoce”. Para Graciela, ante la propia percepción de la eternidad, allá en lo “desconocido” [en el más allá del túmulo] no se cuentan los días, por eso su hijo menor permanece con 14 años, para siempre. [4]
Leiga (bajo el punto de vista espírita) Graciela describe con excelsa claridad que somos tímidos en pensar en la muerte. Acreditamos que si no tocamos ese asunto tendremos paz y confort, y es esa ilusión la que nos impide comprender la vida en su plenitud. En su lucidez garantizaba que en nada nos ayuda vivir como si la muerte fuese un engaño o un azar o una injusticia que atiende apenas a algunos desafortunados. Aceptar el propio destino no es una actitud pasiva, es una elección, la oportunidad de escoger como vivir lo que el destino nos ofrece. ¿Por qué renunciar a ella? Maestro.
La escritora nos recomienda que busquemos ser felices, por elección. Para ellas, el ser feliz es una decisión difícil [normalmente ante la muerte de un hijo], más nos ayuda a convivir con los dolores más profundos que nos acompañan durante toda la vida. .¿Ante tantos prodigios que hacen posible nuestra vida, como no agradecer lo que tenemos? ¡Es verdad! La gratitud por la vida no debería ser un pequeño detalle en el medio de los quehaceres del día a día y si la cosa más importante de todo. Aprender a vivir con serenidad para aceptar con naturalidad las cosas que facilitan o dificultan nuestra vida puede ser un buen comienzo para descubrir lo que importa en la vida.
Revela que la lectura en su totalidad, el testimonio de Graciela Gilioli (ver enlace en Referencias más abajo), mis ojos estuvieron inundados en las abundantes lágrimas que brotaban con insistencia de las glándulas lagrimales. Ese "escalofrío" psicológico, mi garganta contuvo la respiración bajo el impulso de una conciencia que susurraba para sí mismo,¿ Jorge como actuarias en el momento del “adiós extremo” para uno de los cinco hijos introducidos en el interior de un ataúd?
Obviamente la verdad espírita consuela bastante en esos instantes cruciales, todavía, sé que a mi agonía tendrá el tamaño exacto del dolor de aquel que en este exacto instante esté ante un hijo, cuyo cuerpo frio yace dentro de un ataúd. Todavía, aunque este bajo el dolor por el pesar, importa elegir vivir con dignidad, alimentando resignación ante la inquebrantable certeza de la inmortalidad.
Notas y referencias bibliográficas:
[1] Conferenciante, escritora y fotógrafa premiada en la 10ª Bienal Internacional de Arte de Roma.
[2] un tipo de cáncer que se desarrolla principalmente en niños con menos de cinco años de edad. El nace a partir de las células nerviosas en varias partes del cuerpo, como pescuezo, tórax, abdomen o pelvis, mas es más común en los tejidos de la glándula suprarrenal.
[3] Disponible em http://projetodraft.com/a-morte-do-meu-filho-me-ensinou-que-a-gente-pode-escolher-de-que-jeito-queremos-viver-felizes-ou-tristes/ acessado em 11/11/2015
Aunque no se declare espírita demostró una sabiduría espiritual y grandeza del alma insólitas ante la desencarnacion de su hijo. Gilioti escribió que tenía dos hijos y hace doce años ellos se separaron por una elección del destino. Su hijo mayor (hoy con 28 años), vive aquí en la Tierra [encarnado] y el hijo pequeño vive en un otro mundo [desencarnado] que ella “desconoce”. Para Graciela, ante la propia percepción de la eternidad, allá en lo “desconocido” [en el más allá del túmulo] no se cuentan los días, por eso su hijo menor permanece con 14 años, para siempre. [4]
Leiga (bajo el punto de vista espírita) Graciela describe con excelsa claridad que somos tímidos en pensar en la muerte. Acreditamos que si no tocamos ese asunto tendremos paz y confort, y es esa ilusión la que nos impide comprender la vida en su plenitud. En su lucidez garantizaba que en nada nos ayuda vivir como si la muerte fuese un engaño o un azar o una injusticia que atiende apenas a algunos desafortunados. Aceptar el propio destino no es una actitud pasiva, es una elección, la oportunidad de escoger como vivir lo que el destino nos ofrece. ¿Por qué renunciar a ella? Maestro.
La escritora nos recomienda que busquemos ser felices, por elección. Para ellas, el ser feliz es una decisión difícil [normalmente ante la muerte de un hijo], más nos ayuda a convivir con los dolores más profundos que nos acompañan durante toda la vida. .¿Ante tantos prodigios que hacen posible nuestra vida, como no agradecer lo que tenemos? ¡Es verdad! La gratitud por la vida no debería ser un pequeño detalle en el medio de los quehaceres del día a día y si la cosa más importante de todo. Aprender a vivir con serenidad para aceptar con naturalidad las cosas que facilitan o dificultan nuestra vida puede ser un buen comienzo para descubrir lo que importa en la vida.
Revela que la lectura en su totalidad, el testimonio de Graciela Gilioli (ver enlace en Referencias más abajo), mis ojos estuvieron inundados en las abundantes lágrimas que brotaban con insistencia de las glándulas lagrimales. Ese "escalofrío" psicológico, mi garganta contuvo la respiración bajo el impulso de una conciencia que susurraba para sí mismo,¿ Jorge como actuarias en el momento del “adiós extremo” para uno de los cinco hijos introducidos en el interior de un ataúd?
Obviamente la verdad espírita consuela bastante en esos instantes cruciales, todavía, sé que a mi agonía tendrá el tamaño exacto del dolor de aquel que en este exacto instante esté ante un hijo, cuyo cuerpo frio yace dentro de un ataúd. Todavía, aunque este bajo el dolor por el pesar, importa elegir vivir con dignidad, alimentando resignación ante la inquebrantable certeza de la inmortalidad.
Notas y referencias bibliográficas:
[1] Conferenciante, escritora y fotógrafa premiada en la 10ª Bienal Internacional de Arte de Roma.
[2] un tipo de cáncer que se desarrolla principalmente en niños con menos de cinco años de edad. El nace a partir de las células nerviosas en varias partes del cuerpo, como pescuezo, tórax, abdomen o pelvis, mas es más común en los tejidos de la glándula suprarrenal.
[3] Disponible em http://projetodraft.com/a-morte-do-meu-filho-me-ensinou-que-a-gente-pode-escolher-de-que-jeito-queremos-viver-felizes-ou-tristes/ acessado em 11/11/2015
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