Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1 millón de personas se matan por año en todo el mundo. A cada 40 segundos una persona comete suicidio. Solamente en Brasil, casi 30 personas se suicidan por día, e infelizmente los números son crecientes. Las mayores incidencias son en los países ricos. El este europeo registra uno de los más altos índices de suicidio proporcionalmente. Países de Asia, como Corea del Norte, China y Japón son los recordistas mundiales.
En 2014, más de 25 mil personas cometieron suicidio en Japón. Eso da una media de 70 por día. La mayoría es de hombres. El asunto volvió a tener destaque recientemente con el suicidio de un hombre de 71 años, que disparó el cuerpo dentro de un tren bala. Para el psicólogo Wataru Nishida, de la Universidad Temple, en Tóquio, la soledad en la vejez es el factor número uno que antecede a la depresión y el suicidio. Tesis que encuentra respaldo en John Cacioppo, científico y profesor de psicología de la Universidad de Chicago, en los Estados Unidos, que sugiere ser el aislamiento un factor impactante para acelerar el exterminio “prematuro” del anciano solitario. Para Cacioppo hay factores de riesgo cara al sentimiento de soledad, de entre los cuales están la interrupción frecuente del sueño, elevación de la presión arterial, aumento del cortisol (hormônios del estrés), alteraciones en el sistema inmunológico y aumento de la depresión. [1]
Talvez realmente la soledad sea preocupante enfermedad de hoy en día. Más no son apenas los ancianos los hombres con problemas personales que están quitándose la vida. El índice viene creciendo rápidamente entre hombres jóvenes, haciendo que el suicidio sea la principal causa de muerte entre los hombres japoneses con edad entre 20 y 40 años. Y las evidencias apuntan que estos jóvenes se están matando porque perdieron completamente la esperanza y son incapaces de pedir ayuda. [2]
Para algunos pesquisidores las causas del suicidio pueden estar relacionadas con disturbios psicosociales, como exclusión, dependencia química, desesperanza y traumas emocionales. No raro, el suicidio es tenido como consecuencia de la depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, anorexia y desvíos de la personalidad. Y los especialistas procuran responder lo que lleva al ser humano a no respetar o su instinto de auto preservación.
Bajo la tesis sociológica, o escritor francés Albert Camus, en su libro intitulado “El Mito de Sísifo” defiende la tesis de que solo existe un problema filosófico realmente grave: el suicidio - Juzgar si la vida vale o no la pena ser vivida es responder a la cuestión de filosofía. Que lo confirmen los peculiares escritores Arthur Schopenhauer en su macabro libro “Los Dolores del Mundo”, que induce al lector fragilizado al suicidio, y Frederich Nietzsche, que en “Así Hablaba Zaratustra” afirma que orar es vergonzoso. Emille Durkheim, uno de los mayores pesquisidores de las tesis suicidógenas, afirma que la culpa mayor para una persona cometer un acto tan extremo, de vencer al propio instinto de conservación es de la sociedad, que es la gran aprisionadora para ese acto extremo del hombre- es el ser psicológico siendo abatido por el ser social.
Los Espíritus explican que el adelantamiento de una debida moral significa reencontrarla más tarde con juros sumados con cobranza sin moratoria. La vida en la Tierra fue dada como prueba y expiación y depende de cada um luchar con uñas y dientes para ser feliz todo cuanto pueda, amenizando sus dolores con amor. [3] ¿Cómo explicar el descontentamiento de la vida que, sin motivos plausivos, se apodera de ciertos individuos? Ciertamente es resultado de la ociosidad, de la falta de fe, y también de la sociedad. Es obvio que nadie tiene el derecho de acabar con la propia vida. El suicidio es una grave transgresión a las leyes de Dios.
El suicidio cometido por disgusto de la vida es una brutal estupidez, una locura. Ora, porque tales infelices rebeldes de la vida no trabajaban para el prójimo? Con certeza la existencia seria menos pesada. Infelices son los que no tienen el coraje de soportar las adversidades de la existencia. Dios ayuda a los que sufren y no a los que carecen de energía y de coraje. Las consternaciones de la vida son pruebas o expiaciones. Felices los que las suportan sin quejarse, porque serán recompensados. El suicidio es resultado de la ociosidad, de la falta de fe, y generalmente de la saciedad. [4]
Referência bibliográficas:
[2] Disponível em http://www.bbc.com/portuguese/noticias/2015/07/150705_japao_suicidio_rb , acesso em 07/10/2015
[3] Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, questão 920, RJ: Ed. FEB. 2000
[4] Idem , questões de 943 a 949
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