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sexta-feira, 21 de agosto de 2015

¡ADINERADOS, MANOS A LA OBRA! Jorge Hessen

Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha


Christopher Catrambone, un millonario empresario americano, dueño de una compañía que ofrece seguros en zonas de conflictos, creo su propia fundación de rescate de inmigrantes. Desde 2014 sale con su familia por el Mediterráneo para salvar extranjeros que se arriesgan a atravesar el Mar para llegar a Europa. Sin recelo de invertir toda fortuna y confiando de que si algún día su negocio fallara, el y su mujer no tendrían ningún arrepentimiento en haber gastado todo el dinero y su tiempo en las operaciones de rescate de los inmigrantes.[1]


La tradición de la filantropía americana viene de lejos. Creemos que Andrew Carnegie sea su mayor ícono y, de cierto modo, definidor conceptual. Inmigrante pobre, Carnegie hizo fortuna en la siderurgia americana, en la segunda mitad del siglo XIX. En 1901, a los 66 años, vendió sus industrias al banquero J.P. Morgan y se tornó el mayor filántropo americano. Una de sus tantas proezas, no ciertamente la mayor, fue construir más de 3 mil bibliotecas, en los Estados Unidos. Em 1889, escribió el articulo “The Gospel of Weath”, defendiendo que los ricos deberían vivir con comedimiento y sacar de la cabeza la idea de legar la fortuna a los hijos. Mejor sería donar el dinero para alguna causa, o varias de ellas, a su elección, aún en vida. [2]

En el 2009, Bill Gates lanzo, junto con Warren Buffett, el más impresionante movimiento de incentivo a la filantropía que se haya visto: The Giving Pledge. La campaña tiene más de 120 signatarios. Para participar, basta ser un billonario y asignar una carta prometiendo donar, en vida, más de la mitad de su fortuna a proyectos humanitarios. Para buena parte de esas personas, donar el 50% es poco. Larry Elisson, creador de la Oracle, se comprometió en donar 95% de su fortuna, hoy valorada en US$ 56 billones. El propio Buffett fue más allá: va a donar el 99%. Como bien observó el filósofo alemán Peter Sloterdijk, parece que, al contrario de lo que creíamos en el siglo XX, no son los pobres, más si los ricos que cambiaron el mundo. [3]

Sloterdijt, obviamente, no conoce bien Brasil. Aquí en la supuesta “Patria del Evangelio” la grandeza del alma de los millonarios en pro del altruismo es puro espejismo, salvándose las infrecuentes excepciones. En los Estados Unidos, el valor de las donaciones individuales a la filantropía llega a US$ 330 billones por año. En Brasil, los números son imprecisos, más se estima que el montante no pasa de US$ 6 billones por año. Apenas el 3% del financiamiento a nuestras ONG viene de donaciones individuales, contra más de él 70%, en el caso americano. Hay, según la tradicional lista de la revista Forbes, 54 billonarios en Brasil. Ninguno adherido, hasta el momento, al movimiento de Giving Pledge. 

Explicaciones no faltan para esa disparidad. Hay a quien le gusta cargar esta mezquindad de los adinerados brasileños a cuenta de nuestra “formación cultural”. Por esa tesis, estaríamos atados a nuestras raíces ibéricas, siempre esperando por las limosnas del Estado, indispuestos a buscar formas de cooperación entre los ciudadanos para construir escuelas, museos y bibliotecas o simplemente para concertar los juegos y plantar flores en la plaza del barrio. Es posible que haya alguna verdad en eso. El rey Don Juan III, allá por alrededor de 1530, dividió el país en capitanías hereditarias y las repartió entre hidalgos y amigos de la corte portuguesa. ¿Hacer el que? En cuanto a eso, los peregrinos del Mayflower desembarcaron en las costas de Nueva Inglaterra (EUA), movidos por la fe y por el amor al trabajo, para construir un nuevo país. [4]

O príncipe de Arabia Saudita, Alwaleed Bin Talal Al-Saud, es uno de los hombres más ricos del mundo. Con una fortuna que gira em torno de los US$ 32 billones, él ocupa la 20ª posición en el ranking de billonarios de la Bloomberg. Sin embargo, parece que él quiere mudar ese escenario. El pretende donar toda su fortuna para causas filantrópicas. En un comunicado en su site, Al-Saud afirma que busca construir un mundo con más tolerancia, aceptación, igualdad y oportunidades para todos. El dinero va para la Alwaleed Philanthropies, que tiene asociación con la Bill & Melinda Gates Foundation, Carter Center y Weill Cornell Medical College, para reforzar los cuidados de salud y de controle de epidemias por el mundo. [5]

Hay personas arquimilionário que han experimentado significativa desprendimiento. Como antes vimos Warren Buffett, el cuarto hombre más rico del mundo, y que prometió donar el 99% de su fortuna antes de desencarnar. Buffett comenzó anunciando el direccionamiento de 83% para la Fundación Gates. El billonario afirmó que quería dar a sus hijos solamente lo suficiente para que ellos sientan que pueden hacer todo, más no lo bastante para que ellos hallaran que no precisan trabajar. El poderoso Bill Gates, Michael Bloomberg, Nigella Lawson y el músico inglés Sting, no dejaron sus fortunas como herencia para los hijos. Ambos defienden la tesis de que sus hijos precisan trabajar para ganar el propio dinero. [6]

Em rápida digresión, vale aquí interpolar una oportuna reflexión. En Brasil el paternalismo y lo inocuo asistencialismo estatal no atiende a las necesidades de los desheredados. Tal cultura genera cada vez más dependencia de raras donaciones y de crecientes trasteros. Enflaquece la sociedad, disminuyen las expectativas de recursos para redistribución de recursos financieros. La filantropía pública es una manera disfrazada de dictadura ideológica, coerción de la libertad, que no sobrevive ante la necesidad del trabajo de todos.. Para que la filantropía sustentable sea practicada, es preciso estímulo al trabajo, igualdad en las acciones públicas y eficiencia en la administración de recursos arrecadados (impuestos). Tenemos mucho que madurar en esa cuestión plagas tupiniquins.

Especialmente para los brasileños ricos, va aquí un alerta del más allá: la reflexión es del Espíritu Humberto de Campos, “si usted posee algún dinero o tiene alguna posesión terrestre, no se demore en las donaciones, en el caso que realmente esté inclinado a hacerlo. Grandes hombres, que admirábamos en el mundo por la habilidad y poder con el que concretizaban importantes negocios, aparecen, junto a nosotros [en el más allá del túmulo], en muchas ocasiones, a la manera de niños desesperados por no conseguir maniobrar los talones de cheque.” [7]

¡Ricos manos a la Obra!

Referências:

[1]            Disponível  em http://veja.abril.com.br/noticia/mundo/o-milionario-que-resgata-imigrantes-no-mar  acesso 12/08/2015

[2]            Disponível em http://epoca.globo.com/ideias/noticia/2015/06/por-que-os-milionarios-brasileiros-nao-doam-suas-fortunas-universidades.html  acesso  18/08/2015

[3]            idem

[4]            idem

[5]            Disponível em http://www.infomoney.com.br/carreira/gestao-e-lideranca/noticia/4137147/principe-saudita-decide-doar-toda-sua-fortuna-mais-bilhoes  acesso em 18/08/2015

[6]            Disponível  em http://veja.abril.com.br/noticia/economia/sting-entra-para-a-lista-de-ricacos-que-nao-deixarao-heranca-para-os-filhos  acesso em 02 de agosto de 2014

[7]            Xavier, Francisco Cândido. Cartas e Crônicas, ditado pelo espírito Humberto de Campos, cap. 4 “Treino para morte” Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1967

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