Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com
El proceso envejecer demanda una atención especial en virtud de las modificaciones biológicas, psicológicas y sociales, siendo necesario una mayor atención por parte de la sociedad y formulación y efectivación de políticas públicas volcadas para el anciano. En muchas tradiciones y civilizaciones, principalmente las orientales, el anciano es visto con respeto y veneración, representando una fuente de experiencia, del valioso saber acumulado a lo largo de los años, de la prudencia y de la reflexión, mientras en otras culturas el anciano representa “el viejo”, “ultrapasado” y “ la falencia múltiple del potencial del ser humano” – es lamentable!
¿Por cuánto tiempo es el respeto y la veneración por los ancianos? Toda la paciencia y dedicación del mundo. La muestra de eso es el ejemplo de la joven Huang Li Hua, de 24 años, que se dedica a cargar literalmente en las propias costillas a su abuelo Wan Zongsiu, de 88 años, todos los días para su restaurante, librándola de la soledad. El camino es recorrido diariamente en el sudeste de Chongqing, municipio de China. Huag es propietaria de un comida rápida, con todo funcionando bien, ella no se olvida del abuelo, que en su infancia muchas veces la acogió. Huang recuerda que, cuando era niña, el abuelo cuidaba de ella mientras sus padres trabajaban en la labranza, ahora es la ocasión de mostrar la nieta sus cuidados con la señora Wan, su abuela. [1] Admirable comportamiento de la joven Huang, sin duda.
Reflexionando sobre la cuestión de la vejez, propiamente dicha, creemos que debería ser encarada como bendecida por lo que contiene de gratificante, normalmente por causa de las largas escaramuzas de las búsquedas y de las realizaciones. Envejecer es un arte y una ciencia, si tratamos de rejuvenecer nuestra alma. Hay ancianos que conquistaron la longevidad de forma sana y feliz, con todo muchos están dejados en los asilos de la vida, amargando sus enfermedades de forma aislada. Hay los que aceptan su decrepitud sin protestar y sin exigir nada de los otros; todavía igualmente indiferentes no ofrecen nada a nadie. Dicen que la edad avanzada es la noche de la Vida, entretanto, la noche puede ser bella, clara, toda ornamentada de estrellas y constelaciones, luz lunar y claridad a esparcirse en una larga vida llena de virtud, bondad y honra! El entendimiento espirita ve la edad avanzada como el otoño en el tiempo, fase normal, necesaria, imprescindible en la sucesión armónica de los objetivos y funciones de la encarnación, envuelta, igual a todas las otras, en los dones de la Naturaleza, en las bendiciones de Dios.
El tiempo es implacable y excelso transformador de destinos. Muchas veces no comprendemos los secretos del tiempo que se desvanece ligero en la vida material. Hay aquellos que envejecen y poco realizan en las instancias del bien al prójimo. Hay, con todo, aquellos que consolidan en si una poderosa fe cristiana, practicando enteramente el amor al prójimo. Abrahán Lincoln decía que no son los años en su vida lo que importan, más si la vida en sus años. El pensador Alexis Carrel profería frase semejante, diciendo que lo importante no es acrecentar años a su vida, más si, más vida a sus años. El médico alemán Harry Benjamín endoso las ideas de Lincoln y Carrel pronunciando: “no quiera acrecentar días a su vida, más si vida a sus días.” Los años no pasaron en vano en la vida de David Livingston, escritor de inolvidables cuentos literarios que lo proyectaron en el Siglo XIX al lado de dioses de la literatura mundial, a ejemplo de Víctor Hugo. David entonó los dulces canticos del Mensaje de Jesús para los nativos sudafricanos. Renunció a los apelos de la fama, abandono Escocia, su tierra natal, y se juntó a aquellas almas sufridoras, nacidas en la más dura dificultad material en África.
Bella fue la vejez de Florence Nightingale, la ilustre “Dama de la Lampada”, ella que vistió la túnica de la abnegación, apartándose de la convivencia del esplendor ingles, a fin de adoptar, voluntariamente, la penosa empresa de socorrer a las víctimas de la Guerra de Crimea, en el siglo XIX. Los años no pasaron en vano en los proyectos de vida de Juan Henrique Dunant, que inspirado en las virtudes de la fundadora de la primera escuela de enfermería de la Tierra, escribió el libro “Un Souvenir de Solferino”, publicado en 1962, en el que surgiría la creación de grupos nacionales de ayuda para apoyar a los heridos en situaciones de guerra, y propuso la creación de una organización internacional que permitiese mejorar las condiciones de vida y prestar auxilio a las víctimas de la guerra. En 1863, Dunant fundó la Cruz Roja Internacional, reconocida, al año siguiente, por la Convención de Ginebra.
Una de las diez mujeres más importantes de los Estados Unidos, en el siglo XX, Hellen Keller envejeció con coraje y determinación robusta para vencer sus limitaciones físicas, pues era sorda, muda y ciega de nacimiento. Con todo, un día Keller consiguió hablar y soltó el verbo como nadie. El vigor moral hizo de ella una singular mujer, con gran proyección en el escenario del mundo. En la decrepitud su verbo infundía al Hombre la necesaria reflexión sobre cuanto somos potencialmente ilimitados cuando amamos al prójimo. Caminos idénticos pisoteado por Eartha María Magdalena Blanca. Por donde andaba, los hambrientos, los afligidos y los desamparados, de todas las edades, sentían su presencia compasiva y animadora. “. Fundó una Institución de amparo al negro y fue una verdadera leyenda en el norte de Florida. Estados Unidos. Los años no pasaron en vano en su vida, pues desencarnó en 1974, con 95 años de edad, dejando un secreto inscrito en una frase para que viviéramos el gran mensaje: “Hagan todo el bien que pudieran, de todos los modos, en todos los lugares, a todas las personas, mientras pudieran.”
Antes de cerrar, formularemos la siguiente reflexión: La edad corporal no siempre corresponde a la edad espiritual, y viceversa. En este instante un Espíritu muy antiguo está habitando un cuerpo nuevo, de la misma forma un Espíritu joven está animando un cuerpo envejecido. Eso no significa decir, sin embargo, que la juventud o la vejez del Espíritu insinúen, decisivamente, la falta del saber o el atraso de uno y la sabiduría y la evolución de otro hasta porque “Dios creó [a los Espíritus] simples e ignorantes y a todos concedió las mismas oportunidades no obstante las diferencias de las misiones individuales, a fin de alcanzar la perfección por el conocimiento de la verdad. “[2] De ahí proviene que, “Ante Dios existe la más absoluta igualdad natural. [entre los espíritus] “[3] , y que el desenvolvimiento moral de cada uno es encargo de su competencia exclusiva (viejos o jóvenes), una vez que el plano del Creador no admite excepciones, inmunidades primacías para cualquier criatura.
Referencias bibliográficas:
1 Disponível em http://www.hypeness.com.br/2014/07/jovem-se-dedica-a-avo-carregando-a-todos-os-dias-para-o-trabalho-para-que-nao-que-sozinha/ acesso 05/11/2014
2 Kardec Allan. O Livro dos Espíritos, Rio de Janeiro: Ed. FEB 20d00, perg.115
3 Idem perg. 803
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