Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com
Hace dos mil años, el Mesías Enseño: “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra.” [1] El Crucificado aun dijo: “Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios:” [2] Por estas máximas, el Divino Maestro estableció, como ley, la dulzura, la moderación, la mansedumbre, la afabilidad y la paciencia. Y, por consecuencia, “condenó la violencia, la cólera, y hasta mismo toda expresión descortés para con los semejantes.” [3] La brutalidad ensombrece las conquistas sociológicas de todos los siglos. Germina en todos los niveles de la sociedad, consubstanciándose en varias amplitudes y espectros de colores tenebrosos
El plebiscito infame sobre la prohibición de la comercialización de armas de fuego y comunicaciones, ocurrido en Brasil el 23 de octubre de 2005, no consintió que el artículo 35 del Estatuto del Desarmamiento (Ley 10826, de 23 de diciembre de 2003) entrase en vigor. El resultado del sufragio reveló el desorientado carácter de la mayoría de la sociedad brasileña. Es constreñidor sobrevivir en un país que encabeza la lista mundial en casos de muertes producidas con la utilización de armas de fuego.
Algunos de los más variados sectores de la sociedad brasileña defienden la manutención del comercio legal de armas de fuego a los ciudadanos que las necesitaren, por algún motivo, justificando que todos tienen derecho a poseerlas, en los límites de la Ley, un arma de fuego para defenderse de cualquier atentado a la comunidad física del individuo, su vida, su patrimonio etc.
Entendemos ser falsa la seguridad ofrecida por las armas, especialmente considerando el potencial del alto riesgo de su uso por personas no habilitadas, que pueden causar efectos dañinos e irreparables en la vida doméstica del ciudadano de bien. Como si no bastase a Brasil es gran productor de armas (contrastando con el compromiso espiritual) por eso creemos que prohibir su comercialización en el mercado interno debería ser practica inevitable, porque el problema sería atacado directamente en su origen.
Hace pocos días una niña americana de nueve años de edad provocó un accidente de muerte de su instructor de tiro, Charles Vacca, al manosear y perder el control de una subametralladora Uzi [4]. La tragedia ocurrió en la cabina de tiro Last Stop, en White Hills, no Estado do Arizona. En la cultura rural de diversas regiones norteamericanas, es común que los padres estimulen a los hijos a usar las armas de fuego. Muchos Americanos recurren a la Segunda Emenda de la Constitución nacional, que prevé “el derecho de las personas a tener y portar armas”, en el contexto del porte de armamentos para autodefensa.
Esa trágica cultura es tan fuerte que ni la masacre en la escuela de Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, en diciembre de 2012- a raíz de los ataques a tiros, como Columbine, Virginia Tech y Aurora – creo condiciones suficientes para aprobar la legislación tornando más riguroso el control de armas, como defendía el presidente Barack Obama.
La estructura emocional y mental de la abatida niña americana está completamente destrozada. Un padre que expone a su hijo a entrenamientos en las cabinas de tiro solo puede ser un malandrín. Muchos padres creen que enseñar a los hijos a manejar las armas de fuego puede incentivarlos a cuidar más de sí mismos cuando se hacen mayores.
Entretanto, esos padres irresponsables no respetan la libertad de los hijos por no saber cuáles son los reales sueños de esas criaturas, proyectando en ellas sus frustraciones.
Pediatras, psicólogos, profesores y estudiosos consideran muy perjudicial, para las criaturas y jóvenes, el incentivo a la “auto defensa armada”, por el efecto de la violencia que esas prácticas producen, pues, las armas pueden fascinar a las mentes infantiles, principalmente, porque son desempeñados por "héroes" de filmes de acción, vistos en cines, revistas en historietas o cuando son televisados.
Una legítima educación es aquella en la que los poderes espirituales rigen la vida social. Todavía, el "hombre moderno" y que se dice "civilizado" se envanece con su capacidad de subyugar a los otros, de mandar, de imponer miedo, cuando lo ideal sería ensañar a su prole el respeto humano y sumisión a Dios. la degradación moral del hombre contemporáneo abrió las compuertas de la violencia, reprimidas débilmente por las barreras artificiales de la civilización.
En nuestro análisis, concebimos que la inversión de los valores éticos sugeridos por la televisión, internet, cines, teatros y clubs inviten a los niños para una realidad desnuda y cruel, lo que equivale afirmar que ellas están siendo arrancadas de su universo de fantasía y conducidas para la violencia, estimuladas, también, por la insanidad de los padres. Mientras tanto, el período de inocencia y de tranquilidad infantil fue disminuyendo. Cada vez más
temprano, y con mayor intensidad, las inquietudes de la adolescencia brotan acrecentadas por los múltiples y desencontrados apelos de las revistas pornográficas, de la prensa electrónica, de las drogas, del consumismo descontrolado, del mal gusto comportamental, de la vulgaridad exhibida, de las técnicas de tiro y otras tantas extravagancias, como reflejos obvios de padres que viven alienados, estancados y obsesados, enclaustrados en sus quehaceres diarios y que nunca pueden permanecer al frente de la educación de los propios hijos.
Lo que identificamos, de forma generalizada, es el total distanciamiento de los padres modernos, en nivel de educación de los hijos en ese sentido. De manera general, transfieren sus responsabilidades para las escuelas o para el Estado, mientras ellos son los que tienen que decir a los hijos si eso o aquello es peligroso para menores, o no. Los padres precisan hacer que los hijos entiendan que ellos tienen que cumplir su parte para usufruir las bendiciones del amor. Los padres precisan exigir más. “El exigir es mucho más que acompañar los limites, de aquello que el hijo es capaz de hacer.”. Para Içami Tiba, si “Usted quiere educar? Sea educado. Y ser educado no es hablar “licencia” y “obligado”. Ser educado es ser ético, progresivo, competente y feliz.” [5]
Si no observarnos las reglas de la educación, permitimos ascender para el faltoso de entonces la misma llama de los excesos de todos os matices, que acarrean o exterminio y el delito. “Los padres espiritistas deben comprender esa característica de sus obligaciones sagradas, entendiendo que el hogar no se nace para la contemplación egoistica de la especie, mas si para santuario donde, algunas veces, se exige la renuncia y el sacrificio de una existencia entera.” [6]
Referências bibliográficas:
1 Mateus, V: 42 Mateus, V:9
3 Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo, Rio de Janeiro: Ed Feb, 2001, cap. IX
4 A Uzi é uma popular submetralhadora desenvolvida por um militar israelense na década de 40, capaz de disparar até 600 projéteis por minuto.
5 Entrevistas com Içami Tiba, psiquiatra, autor de livros como “Adolescentes: quem ama educa!” e “Disciplina: Limite na Medida Certa” disponível em http://delas.ig.com.br/filhos/educacao/nos+educamos+os+filhos+para+que+eles+usem+drogas/n1597078796088.html
6 XAVIER, Francisco Cândido. O Consolador. Pelo Espírito Emmanuel. 17. ed. Rio de Janeiro: FEB, 1995, Perg. 113
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