Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
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Acompañamos por Internet, a través de las redes sociales, los legítimos clamores populares cara al actual escenario político brasileño. Se observa pujante reproche de las masas, considerando los caminos oscuros que representan para el futuro de la Patria del Evangelio el presumible hastió de la bandera de ideología enrojecida extremista. El inconsciente colectivo está promovido por hechos históricos contemporáneos en cuyo punto de vista “universal” serpentina enrojecido el absolutismo materialista fue despegado sobre los botines cadavéricos de millones de ciudadanos chinos, soviéticos, cubanos, norteamericanos, crucificados en los últimos 50 años.
En los dos últimos siglos la violencia ideológica engendró el escenario vastísimo de luchas sin gloria. Todas las ciencias sociales han sido solicitadas para los grandes debates sobre el catolicismo y el comunismo. El Espiritismo se presenta en la discusión a fin de encorajar la lucha por la paz, a fin de que no se pierda los buenos frutos de los que trabajaron y padecieron en el esfuerzo penoso de la harmonía de todos. Con las comprobaciones de la sobrevivencia, el Espiritismo viene a rehabilitar el Evangelio, esparciendo, igualmente, los perennes preceptos del Maestro de Nazaret en la intimidad del corazón humano.
Bajo el pilar de la reencarnación, la Doctrina de los Espíritus elucida la incoherencia de las teorías del igualitarismo [comunismo], coopera en el reparo del adecuado camino de la evolución social. Enmarcado el socialismo en los apelos cristianos, no se deslumbra con las reformas exteriores, para rematar que la excepcional renovación considerable es la del hombre interior célula viva del organismo social de todos los tiempos, pugnando por la activación de los movimientos educativos de la criatura, a la luz eterna del Evangelio de Cristo.
El Espiritismo anuncia el régimen de la responsabilidad, en cada Espíritu debe enriquecer la catalogación de sus propios valores. “No se engaña con las a utopías de la igualdad absoluta [comunismo], en vista de los conocimientos de la ley del esfuerzo y del trabajo individual y no se transforma en instrumento de opresión de los magnates de la economía y del poder [capitalismo] , por ser consciente de los imperativos de la solidaridad humana”. 1
No adopta al principio de las revoluciones por cuestiones menores, porque exclusivamente la evolución es su anfiteatro de actividad y de experiencia, apartado de todas las guerras por la comprensión de los lazos fraternos que reúnen a la comunidad universal, “enseña la fraternidad legitima de los hombres y de las patrias, de las familias y de los grupos, alargando las concepciones de la justicia económica y corrigiendo el espíritu exaltado de la ideologías extremistas”.2
Indagado sobre a desigualdad verificada entre las clases sociales, el Espíritu Emmanuel esclareció que “la desigualdad social es el más elevado testimonio de la verdad de la reencarnación mediante la cual el espíritu tiene su posición definida de regeneración y rescate. En ese caso, consideramos que la pobreza, la miseria, la guerra, la ignorancia, como otras calamidades colectivas, son enfermedades del organismo social, debido a la situación de prueba de casi la generalidad de sus miembros. Cesada la causa patogénica con la iluminación espiritual de todos en Jesucristo; la molestia colectiva estará eliminada de los ambientes humanos”. 3
Reflexionando sobre la idea comunista, el mentor Chico Xavier elucida lo siguiente: “la concepción igualitaria absoluta [comunismo] es un error grave en cualquier departamento de la vida. La tiranía política podrá intentar una imposición en ese sentido, más no pasará de las espectaculares uniformaciones simbólicas para efectos exteriores, por cuanto el verdadero valor de un hombre está en su interior, donde cada espíritu tiene su posición definida por el propio esfeurzo”.4
Allan Kardec pronuncia que “la desigualdad de las riquezas es uno de los problemas que en vano se procuran resolver, cuando se considera apenas la vida actual. La primera cuestión que se presenta es la siguiente: ¿Por qué todos los hombres no son igualmente ricos? Por una razón muy simple: es que no son igualmente inteligentes, activos y laboriosos para adquirir, ni sobrios y precavidos para conservar”. 5 Para el Codificador “la pobreza es para unos la prueba de la paciencia y de la resignación; la riqueza es para otros la prueba de la caridad y de la abnegación. Razón por la cual el pobre no tiene, por tanto, motivo para acusar a la Providencia, ni para envidiar a los ricos, y estos no tienen para vanagloriarse por lo que poseen. Si, por otro lado, estos abusan de la fortuna, no será a través de decretos, ni de leyes suntuosas, que se podrá remediar el mal”. 6
Dios nos otorga a todos una oportunidad idéntica ante la dinámica del tiempo. todos tenemos los derechos de conquistar la sabiduría y el amor por el cumplimiento del deber y del entusiasmo individual. Impregnamos el propio mapa de meritos en las luchas del día a día. Sobre las cuestiones proletarias, obviamente ellas pueden ser resueltas sin violencias, sobre todo cuando fueran categóricamente aceptadas y aplicados los principios bendecidos del Evangelio. "Las regulaciones apasionados, huelgas, decretos unilaterales, las ideologías revolucionarias, son cataplasmas sin sentido, lo que complica el flagelo de la colectividad. Todos los hombres son proletarios de la evolución y ningún esfuerzo de buena realización en la Tierra es indigno del espíritu encarnado. Cada máquina exige una dirección especial, y el mecanismo del mundo requiere lo infinito en actitudes y conocimientos”.7
La armonía de la sociedad no vendrá por decretos, ni de parlamentos que caracterizan su acción por una fuerza excesivamente pasajera. Es innecesario desviar el tiempo con debates inocuos a fin de identificar el desengaño de las tesis de Karl Marx. Reafirmamos que sus seguidores (ni siquiera creen en Dios) “sueñan con la igualdad irrestricta de las criaturas, sin comprender que, recibiendo los mismos derechos de trabajo y de adquisición ante Dios [lo crean o no], los hombres, por sus propias acciones, son profundamente desiguales entre si, en inteligencia, virtud, comprensión y moralidad”.8
Con la magna y notable agudeza León Denis pronunció: "El Espiritismo es, nadie se engañe, uno de los mayores acontecimientos de la historia del mundo. Siendo así hoy, cara a las doctrinas religiosas debilitadas, petrificadas por el interés material, impotentes para esclarecer al Espíritu humano, se irguió una filosofía racional, trazando en si el germen de una transformación social, un medio de regenerar a la Humanidad, deliberarla de los elementos de descomposición que la esterilizan y la anulan.
Referências bibliográficas:
1 Xavier, Francisco Cândido. A Caminho da Luz, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1977
2 Idem
3 Xavier, Francisco Cândido. O Consolador, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1999, questão 55
4 Idem, questão 56
5 Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo, capítulo XVI, item 8, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1990
6 Idem
7 Xavier, Francisco Cândido. O Consolador, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1999, questão 57
8 Idem, questão 234
9 Denis, Leon. Depois da Morte, capitulo 24, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1998
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