Traducido por Merchita
Madri/Espanha
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Merchita |
¿Después del cumplimiento de la sentencia, como debe ser la resocialización de los ex delincuentes que perpetraron numerosos crímenes? ¿Tiene que ser diferente de lo que era con los otros ex convictos? ¿Los verdugos Daniela Pérez y asesinos del indio Galdino hoy en libertad, son capaces de coexistir con la sociedad? ¿Cómo hemos de convivir con tales personas? ¿Tienes derecho a una nueva oportunidad? Sabemos que arrasan familias. No es difícil razonar cuando las victimas no son parientes nuestros.
Más, reflexionemos, ya cumplieron su condena, por tanto, ellas tienen derecho de vivir la vida, ya que pagaron por lo que hicieron. ¿Si! El debito con la justicia fue liquidado, y sabemos que es una deuda que no se mensura visando la paz de la conciencia. es un dolor moral que cargan en los ataúdes de la conciencia que no se interrumpe.
Muchos afirman que la Ley Penal brasileña es pusilamine, más es la Ley; ellos cumplieron su condena y tienen derecho a recomponer sus vidas. El designio de la ley no es punir puramente, estretanto igualmente posibilitar la recuperación del individuo. Para Los especialistas del asunto, la pena es una respuesta punitiva estatal contra un determinado crimen y debe ser proporcional a la extensión del daño, jamás podrá violar la dignidad humana, pues estaría reparando un error con otro error.
Es además sabido que la punición por si sola no cambia el comportamiento transgresor del ser humano socialmente oprimido, es preciso reeducarlo para que pueda comprender la importancia de la libertad. La ausencia de políticas públicas con objetivo de reintegrar al preso a la sociedad inviabiliza cualquier posibilidad de rehabilitación cuando este se torna egreso del sistema penitencial.
La `propia condición de ex presidiario impregna en si el peso de la sociabilidad carcelaria y, por consiguiente, afecta a la reconstrucción de datos basicos de la vida cotidiana, tales como inclusiones formales de trabajo, de ocio, de familia. Las dificultades de resocialización es un problema enfrentado por todo ex detenido. Independientemente del crimen cometido, al tener la libertad garantizada, el ex presidiario choca con el preconcepto de una sociedad que no está preparada para recibirlo. En Brasil la salida del sistema penitenciario es un eterno condenado, carga un rotulo estigmatizado de ex presidiario, sufriendo la aversión de la sociedad y porta cedulas de identidad con la deshonra del ex detenido.
Todos los seres humanos que erraron deben tener la oportunidad de recuperarse. Por tanto, la sociedad y el gobierno les deben dar condiciones dignas para ello. Aun incluso los presos tenidos por “irrecuperables” fueron y son víctimas del sistema. La sociedad precisa ser transformada. Ese conjunto de factores dificulta una necesaria, providencial y humanitaria reinserción del detenido en el mercado de trabajo, y consecuentemente la convivencia social.
Otra cosa que se contempla es que el prejuicio contra ex detenido precipita su venganza en el crimen – el rechazo entre los suyos inviabiliza cualquier prueba para la reintegración o intento de transformación, pudiendo tornarlos aun más violentos. Ese procedimiento es un espejo del propio impulso de defensa humana. por eso, es preciso apoyo familiar, activación de los buenos valores y un poco de tolerancia para que el ex encarcelado pueda sobrepujar los traumas del drama penitenciario. Se estima que el (21%) de los brasileños no les gustaría encontrar o ver a los ex presidiarios. Los ex detenidos despiertan repulsa u odio en el (5%) de los entrevistado. El levantamiento fue realizado en el 2014 domicilios, de 150 municipios de pequeño, medio y gran porte, en todas las regiones del País con personas mayores de 16 años.(1)
Sin oportunidad en el mercado de trabajo, el ex presidiario pierde las opciones de subsistencia y ve en el crimen una de las pocas alternativas para continuar manteniéndose. El preconcepto de la sociedad contra las personas que cometen delitos acaba estimulando la criminalidad.
Los Benefactores Espirituales nos instruyen que debemos “amar a los criminales como criaturas que son , de Dios , las cuales el perdón y la misericordia serán concedidos, si se arrepintieran, como también a nosotros, por las faltas que cometemos contra Su Ley. “ (2) Muchas veces somos “más reprensibles, más culpables que aquellos a quienes negamos el perdón y conmiseración, pues, las más de las veces, ellos no conocen a Dios como Lo conocemos nosotros, y mucho menos le será pedido que lo que a nosotros se nos pedirá.(3)
Por variadas razones, no podemos juzgar a ninguna persona, por cuanto, el juicio que proferimos aun más severamente nos será aplicado y precisamos de indulgencia para las iniquidades en las que sin cesar incurrimos. No podemos ignorar que hay muchas acciones que son crímenes ante los dictámenes de la Ley de Dios y que el mundo ni siquiera como faltas leves considera.” (4)
En suma, ante los criminales debemos “observar nuestro modelo: Jesús. ¿Qué diría El, si viese junto a si a uno de esos desgraciados? Le daría pena, lo consideraría un enfermo digno de piedad; le extendería la mano. En realidad, si no podemos hacer lo mismo, podemos por lo menos orar por los criminales. Si oramos con fe, ellos pueden ser tocados por el arrepentimiento.”(5)
Jorge Hessen
http://jorgehessen.net
Referências bibliográficas:
(1) Disponível em http://www.fpabramo.org.br/search/node/INDIFEREN%C3%87A%20EM%2056 acesso em 06/02/13
(2) Kardec, Allan . O Evangelho Segundo O Espiritismo. Cap. XI “Amar o próximo como a si mesmo - Caridade para com os criminosos”, RJ: Ed FEB, 1990
(3) idem
(4) idem
(5) idem
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