
Traducido por Merchita
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com
Abraham Lincoln, o 16° presidente dos Estados Unidos, dijo cierta vez: “es imposible comprender que alguien, contemplando el cielo en una noche estrellada, pueda decir que no existe un Creador. “ Felizmente hay pensadores sensatos que no ven contradicción entre la búsqueda para entender las leyes de la naturaleza y la fe en una divinidad superior.
En 1921, Albert Einstein, fue interrogado por el rabino H. Goldstein, de New York, si creía en Dios y respondió: “Creo en Dios Spinoza, que se revela por si mismo en la harmonía de todo lo que existe, y no en el Dios que se interesa por la suerte y por las acciones de los hombres. Esa convicción, profundamente emotiva en presencia de un poder racionalmente superior, que se revela en el incomprensible universo, es la idea me hago de Dios”. (1)
Aunque se puedan disgustar los ateos, incorporaremos algunas respuestas más de grandes sabios de la ciencia humana: el genial Isaac Newton afirmo que “la maravillosa disposición y harmonía del universo solo puede haber tenido origen según el Plan de un Ser que lo sabe todo y que todo lo puede. Eso quedo siendo mi último y más elevado descubrimiento” . Voltaire habló para algunos fanáticos de su tiempo: “Yo creo en Dios, a pesar de todo lo que me dicen para que crea en El.” El filosofo de la Critica y de la Razón Pura-Emmanuel Kant clamó: “No creo en el Dios que los hombres crearon, más si en el Dios que creó a los hombres”.
Max Plank, fundador de la teoría cuántica, profirió lo siguiente: “después de mis investigaciones sobre el átomo concluyo que toda materia es originada y compuesta por una única fuerza. Tenemos que aceptar un Espíritu consciente e inteligente tras de esta fuerza. No me avergüenzo en denominar a este Creador misterioso del mismo modo, como lo fue en todos los antiguos pueblos civilizados dela tierra en las eras pasadas: DIOS. Thomas Alva Edison, inventor de la lámpara y con 2 mil y 32 patentes registradas, declaró: “tengo enorme respeto y la más elevada admiración por todos los ingenieros, especialmente por el mayor de todos ellos – DIOS”.
Wernher Von Braun, principal investigador en el desarrollo de cohetes, admitió: “cuanto más comprendiese la complejidad de la estructura atómica, la naturaleza de la vida o el camino de las galaxias, tanto más encontrará razones nuevas para asombrarse ante los esplendores de la creación divina”.
Reparemos en otros contextos interesantísimos para la comprobación de la existencia de Dios. Consideremos la obra “Seven Reasons Why a Scientist Believes in God By” (Siete razones por las cuales un científico cree en Dios) de la autoría del científico Abraham Cressy Morrison, ex presidente de la Academia de Ciencias de Nueva York, libro bastante sondado por expositores de varias religiones, inclusive oradores espiritas. En el libro, Cressy argumenta: “¿Sera que la Tierra, la Luna, el Sol, el mar son producto del acaso?” Por medio del principio matemático podemos demostrar que el mundo fue proyectado y ejecutado por una Gran Inteligencia de ingeniería. Hay una coherencia matemática para el equilibrio y manutención de la vida. La Tierra tiene inclinación de 23 grados, evento que permite las cuatro estaciones; si no fuese inclinada, masas de aire oceánicos dislocarían el norte al sur y los hielos antárticos escurrirían por la costra, llevando todo por las tormentas, transformando el planeta en continentes de hielo.” (2)
La Tierra gira en su eje a 1600 km por hora en el Ecuador; si girase 160 km hora, nuestros días y nuestras noches serian diez veces más largos y el Sol posiblemente incineraría cualquier brote que resistiese. Si por acaso la distancia de la Luna no fuese aproximadamente de trescientos ochenta mil km, en vez de tan solo ciento cincuenta mil km, la vida sería imposible en la Tierra, porque la presión magnética que el satélite ejerce sobre los mares haría levantar olas tan elevadas, bañando los picos más altos del Himalaya, los mares y pleamares destruirían enteramente la vida terrena.
“La capa atmosférica tienes un espesor de aproximadamente 80 km (3), si fuese diez km más espesa, la vida en el orbe seria impracticable, pues son arrojados sobre la Tierra diariamente cerca de cincuenta millones de aerolitos y meteoritos, que si no fuesen desintegrados en el cinturón atmosférico habrían incendios y destrucciones innominables, y la vida en la Tierra sería imposible. Bastaría que el fondo del mar fuese más profundo apenas tres metros y la vida sería imposible, porque el oxigeno del aire sería absorbido y si, por acaso, fuese más raso dos metros el gas carbónico, argón, xenón y neón sería absorbido por las aguas oceánicas, eliminando toda forma de vida.” (4)
La extensión que separa la Tierra del Sol es de casi ciento cincuenta km, posibilitándonos la apropiada sensación de calor, ni insuficiente, ni demasiada para la vida, porque el Sol tiene una temperatura superficial de seis mil seiscientos cuarenta y ocho grados centígrados. Siendo así, si la Tierra estuviese más próxima, seria destruida por el calor; si estuviese más apartada, sería destruida por falta del calor, por los rayos ultravioletas e infrarrojos, que mantienen el equilibrio metabólico en la vida orgánica.
¿La Existencia de Dios es justificada por la Ley de la exuberancia de la vida, más que es la vida? Bien, la vida es un arquitecto admirable, que crece en las profundidades submarinas de algas y corales. La vida es un formidable escultor, que construye cada hoja y tala ramificaciones y contornos jamás repetidos en cualquier otra flor u hoja encontrada en la Tierra. La vida es un químico sublime, que produce cada fruta o su sabor peculiar e inconfundible a través de raíces introducidas en los suelos consigue convertir el agua en azúcar y madeira. La vida es un perfume primoroso que transforma los humos en fragancias.
¿Sin embargo, donde está la Vida? la vida está en el aire, en la tierra, en el mar, en las montañas, en las flores, en las estrellas. La vida está en el protoplasma, en una gota gelatinosa invisible al ojo en una punta de un alfiler que comportaría un millón de gotitas. Si por acaso toda la vida _ animal, vegetal, humana – desapareciese de la faz de la Tierra y quedase un solo protoplasma y un rayo de sol, el heliotropismo (5) restablecería la vida a través de la ley de la cissiparidade y esa única goticula se multiplicaría sucesivamente y en breve estarían los campos y prados reverdecidos, los mares y ríos poblados, la Tierra poblada, en apenas una miseria de años. ¡Ah! El proceso del surgimiento de seres humanos se dio hace aproximadamente cincuenta millones de años, a pesar de eso puede ser considerado un poco corto, comparado a los seiscientos millones de años cuando surgen los primeros seres unicelulares.
Dios surge del instinto inexplicable de los animales, veamos: el pájaro carpintero, por ejemplo, cuando llega a la época del apareamiento, se sube al árbol y ahí está su nido; pero antes de colocar la puerta, se posa en la rama más alta y embica en la dirección de los vientos, para descubrir cuál es la dirección de los vientos invernales con el fin de instalar la puerta al lado opuesto al del vendaval, visando preservar su prole. Y no erra nunca la dirección de los vientos.
El salmón vive años en el mar, después retorna al propio río donde nació. Si fuera alterado el curso de el lo sabría corrigiendo la ruta para encontrar el lugar cierto. ¿Quién lo dirige? ¿Y el prodigio de las águilas (son peces en forma de serpiente)? Las águilas solo se reproducen en aguas profundas y frías. Cuando van a procrear abandonan todos los mares, el lago, los ríos del mundo y nadan en la dirección de las aguas abisal de las Bermudas. Allí procrean y mueren. Más sus descendientes saben, por instinto, de donde vinieron sus padres y hacen el viaje de regreso para habitar las aguas de donde vinieron sus antepasados. Los piscicultores y pescadores atestiguan que nunca las localizaron extraviadas “anguilas americanas” en aguas europeas y viceversa. (6)
El hombre tiene algo más que el instinto animal – el poder de la razón. Ningún otro animal alguna vez dejo un registro de su habilidad para contar diez, o hasta incluso entender el significado de diez. Donde esta´ el instinto, como en una única nota de una flauta, bonita, más limitada, el cerebro humano contiene todas las notas de todos los instrumentos en la orquesta. Gracias a la razón humana podemos contemplar la posibilidad de que nosotros somos lo que somos porque tenemos una centella de la Inteligencia Universal. Las provisiones para todos los seres son vistas como en las maravillas de los genes. Tan minúsculos son los genes (cromosomas) que, si todos los seres humanos fuesen reducidos a un cromosoma cada uno colocado juntos, cabrían en un dedal de costurera. En el dedal sería colocada todas las características individuales de 7 billones de humanos. La concepción de Dios vino de una facultad divina del hombre, única como el resto de nuestro mundo – la facultad de la imaginación. Dios es científica e imaginativamente comprobado.
El Sol tiene un volumen de un millón trescientas mil veces mayor que la Tierra; la Luna dista en torno a trescientos ochenta mil km; Marte está cerca de cincuenta y seis millones de km distante de la Tierra en la época de su mayor aproximación, Capela es cinco mil ochocientas veces mayor que nuestro planeta, Canopus tiene un brillo ochenta veces superior al Sol. Solamente es divisado por el ojo humano cinco mil estrellas. O mejor dicho, dos mil quinientas, porque las otras dos mil quinientas están al otro lado del planeta, si utilizamos un binóculo podremos ver quince mil estrellas; si utilizamos un telescopio doméstico podremos ver ciento cincuenta mil estrellas; si usamos el telescopio del Monte Palomar podremos ver30 millones de estrellas en nuestra Vía Láctea.
A través del observatorio de radio astronomía de Alemania observamos que nuestra Vía Láctea tiene más de cien billones de estrellas. Existen trillones de galaxias mayores que la nuestra. La luz del Sol, viajando a una velocidad de cerca de 300 mil Km/s, llega hasta nosotros aproximadamente siete minutos y ocho segundos después de haber partido de allá. Alpha de Hércules es una estrella ochenta mil veces mayor que el Sol. ¡Un causar llega a tener una radiación trescientos billones de veces más potente que la del Sol, su luz recorre más de quince billones de años luz para llegar hasta nosotros!
Es imposible explicar la vida sin la creencia en la existencia de un Planeador Consciente. Seria no científico e irracional conferir la vida a una procedencia aleatoria. Las características del universo y de los seres vivos son racionalmente y no por normas físicas procesadas casualmente enteramente fortuitas. La Doctrina de los Espíritus rechaza la fe ciega, defiende, con contextos, la fe racional, conduciendo a las personas a no creer, simplemente por tener una creencia cualquiera, más, si saber, porque creen en algo. Una de las básicas cuestiones espiritas, es demostrar científica y filosóficamente la existencia de Dios.
Jorge Hessen
jorgehessen.net/blog
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com
Abraham Lincoln, o 16° presidente dos Estados Unidos, dijo cierta vez: “es imposible comprender que alguien, contemplando el cielo en una noche estrellada, pueda decir que no existe un Creador. “ Felizmente hay pensadores sensatos que no ven contradicción entre la búsqueda para entender las leyes de la naturaleza y la fe en una divinidad superior.
En 1921, Albert Einstein, fue interrogado por el rabino H. Goldstein, de New York, si creía en Dios y respondió: “Creo en Dios Spinoza, que se revela por si mismo en la harmonía de todo lo que existe, y no en el Dios que se interesa por la suerte y por las acciones de los hombres. Esa convicción, profundamente emotiva en presencia de un poder racionalmente superior, que se revela en el incomprensible universo, es la idea me hago de Dios”. (1)
Aunque se puedan disgustar los ateos, incorporaremos algunas respuestas más de grandes sabios de la ciencia humana: el genial Isaac Newton afirmo que “la maravillosa disposición y harmonía del universo solo puede haber tenido origen según el Plan de un Ser que lo sabe todo y que todo lo puede. Eso quedo siendo mi último y más elevado descubrimiento” . Voltaire habló para algunos fanáticos de su tiempo: “Yo creo en Dios, a pesar de todo lo que me dicen para que crea en El.” El filosofo de la Critica y de la Razón Pura-Emmanuel Kant clamó: “No creo en el Dios que los hombres crearon, más si en el Dios que creó a los hombres”.
Max Plank, fundador de la teoría cuántica, profirió lo siguiente: “después de mis investigaciones sobre el átomo concluyo que toda materia es originada y compuesta por una única fuerza. Tenemos que aceptar un Espíritu consciente e inteligente tras de esta fuerza. No me avergüenzo en denominar a este Creador misterioso del mismo modo, como lo fue en todos los antiguos pueblos civilizados dela tierra en las eras pasadas: DIOS. Thomas Alva Edison, inventor de la lámpara y con 2 mil y 32 patentes registradas, declaró: “tengo enorme respeto y la más elevada admiración por todos los ingenieros, especialmente por el mayor de todos ellos – DIOS”.
Wernher Von Braun, principal investigador en el desarrollo de cohetes, admitió: “cuanto más comprendiese la complejidad de la estructura atómica, la naturaleza de la vida o el camino de las galaxias, tanto más encontrará razones nuevas para asombrarse ante los esplendores de la creación divina”.
Reparemos en otros contextos interesantísimos para la comprobación de la existencia de Dios. Consideremos la obra “Seven Reasons Why a Scientist Believes in God By” (Siete razones por las cuales un científico cree en Dios) de la autoría del científico Abraham Cressy Morrison, ex presidente de la Academia de Ciencias de Nueva York, libro bastante sondado por expositores de varias religiones, inclusive oradores espiritas. En el libro, Cressy argumenta: “¿Sera que la Tierra, la Luna, el Sol, el mar son producto del acaso?” Por medio del principio matemático podemos demostrar que el mundo fue proyectado y ejecutado por una Gran Inteligencia de ingeniería. Hay una coherencia matemática para el equilibrio y manutención de la vida. La Tierra tiene inclinación de 23 grados, evento que permite las cuatro estaciones; si no fuese inclinada, masas de aire oceánicos dislocarían el norte al sur y los hielos antárticos escurrirían por la costra, llevando todo por las tormentas, transformando el planeta en continentes de hielo.” (2)
La Tierra gira en su eje a 1600 km por hora en el Ecuador; si girase 160 km hora, nuestros días y nuestras noches serian diez veces más largos y el Sol posiblemente incineraría cualquier brote que resistiese. Si por acaso la distancia de la Luna no fuese aproximadamente de trescientos ochenta mil km, en vez de tan solo ciento cincuenta mil km, la vida sería imposible en la Tierra, porque la presión magnética que el satélite ejerce sobre los mares haría levantar olas tan elevadas, bañando los picos más altos del Himalaya, los mares y pleamares destruirían enteramente la vida terrena.
“La capa atmosférica tienes un espesor de aproximadamente 80 km (3), si fuese diez km más espesa, la vida en el orbe seria impracticable, pues son arrojados sobre la Tierra diariamente cerca de cincuenta millones de aerolitos y meteoritos, que si no fuesen desintegrados en el cinturón atmosférico habrían incendios y destrucciones innominables, y la vida en la Tierra sería imposible. Bastaría que el fondo del mar fuese más profundo apenas tres metros y la vida sería imposible, porque el oxigeno del aire sería absorbido y si, por acaso, fuese más raso dos metros el gas carbónico, argón, xenón y neón sería absorbido por las aguas oceánicas, eliminando toda forma de vida.” (4)
La extensión que separa la Tierra del Sol es de casi ciento cincuenta km, posibilitándonos la apropiada sensación de calor, ni insuficiente, ni demasiada para la vida, porque el Sol tiene una temperatura superficial de seis mil seiscientos cuarenta y ocho grados centígrados. Siendo así, si la Tierra estuviese más próxima, seria destruida por el calor; si estuviese más apartada, sería destruida por falta del calor, por los rayos ultravioletas e infrarrojos, que mantienen el equilibrio metabólico en la vida orgánica.
¿La Existencia de Dios es justificada por la Ley de la exuberancia de la vida, más que es la vida? Bien, la vida es un arquitecto admirable, que crece en las profundidades submarinas de algas y corales. La vida es un formidable escultor, que construye cada hoja y tala ramificaciones y contornos jamás repetidos en cualquier otra flor u hoja encontrada en la Tierra. La vida es un químico sublime, que produce cada fruta o su sabor peculiar e inconfundible a través de raíces introducidas en los suelos consigue convertir el agua en azúcar y madeira. La vida es un perfume primoroso que transforma los humos en fragancias.
¿Sin embargo, donde está la Vida? la vida está en el aire, en la tierra, en el mar, en las montañas, en las flores, en las estrellas. La vida está en el protoplasma, en una gota gelatinosa invisible al ojo en una punta de un alfiler que comportaría un millón de gotitas. Si por acaso toda la vida _ animal, vegetal, humana – desapareciese de la faz de la Tierra y quedase un solo protoplasma y un rayo de sol, el heliotropismo (5) restablecería la vida a través de la ley de la cissiparidade y esa única goticula se multiplicaría sucesivamente y en breve estarían los campos y prados reverdecidos, los mares y ríos poblados, la Tierra poblada, en apenas una miseria de años. ¡Ah! El proceso del surgimiento de seres humanos se dio hace aproximadamente cincuenta millones de años, a pesar de eso puede ser considerado un poco corto, comparado a los seiscientos millones de años cuando surgen los primeros seres unicelulares.
Dios surge del instinto inexplicable de los animales, veamos: el pájaro carpintero, por ejemplo, cuando llega a la época del apareamiento, se sube al árbol y ahí está su nido; pero antes de colocar la puerta, se posa en la rama más alta y embica en la dirección de los vientos, para descubrir cuál es la dirección de los vientos invernales con el fin de instalar la puerta al lado opuesto al del vendaval, visando preservar su prole. Y no erra nunca la dirección de los vientos.
El salmón vive años en el mar, después retorna al propio río donde nació. Si fuera alterado el curso de el lo sabría corrigiendo la ruta para encontrar el lugar cierto. ¿Quién lo dirige? ¿Y el prodigio de las águilas (son peces en forma de serpiente)? Las águilas solo se reproducen en aguas profundas y frías. Cuando van a procrear abandonan todos los mares, el lago, los ríos del mundo y nadan en la dirección de las aguas abisal de las Bermudas. Allí procrean y mueren. Más sus descendientes saben, por instinto, de donde vinieron sus padres y hacen el viaje de regreso para habitar las aguas de donde vinieron sus antepasados. Los piscicultores y pescadores atestiguan que nunca las localizaron extraviadas “anguilas americanas” en aguas europeas y viceversa. (6)
El hombre tiene algo más que el instinto animal – el poder de la razón. Ningún otro animal alguna vez dejo un registro de su habilidad para contar diez, o hasta incluso entender el significado de diez. Donde esta´ el instinto, como en una única nota de una flauta, bonita, más limitada, el cerebro humano contiene todas las notas de todos los instrumentos en la orquesta. Gracias a la razón humana podemos contemplar la posibilidad de que nosotros somos lo que somos porque tenemos una centella de la Inteligencia Universal. Las provisiones para todos los seres son vistas como en las maravillas de los genes. Tan minúsculos son los genes (cromosomas) que, si todos los seres humanos fuesen reducidos a un cromosoma cada uno colocado juntos, cabrían en un dedal de costurera. En el dedal sería colocada todas las características individuales de 7 billones de humanos. La concepción de Dios vino de una facultad divina del hombre, única como el resto de nuestro mundo – la facultad de la imaginación. Dios es científica e imaginativamente comprobado.
El Sol tiene un volumen de un millón trescientas mil veces mayor que la Tierra; la Luna dista en torno a trescientos ochenta mil km; Marte está cerca de cincuenta y seis millones de km distante de la Tierra en la época de su mayor aproximación, Capela es cinco mil ochocientas veces mayor que nuestro planeta, Canopus tiene un brillo ochenta veces superior al Sol. Solamente es divisado por el ojo humano cinco mil estrellas. O mejor dicho, dos mil quinientas, porque las otras dos mil quinientas están al otro lado del planeta, si utilizamos un binóculo podremos ver quince mil estrellas; si utilizamos un telescopio doméstico podremos ver ciento cincuenta mil estrellas; si usamos el telescopio del Monte Palomar podremos ver30 millones de estrellas en nuestra Vía Láctea.
A través del observatorio de radio astronomía de Alemania observamos que nuestra Vía Láctea tiene más de cien billones de estrellas. Existen trillones de galaxias mayores que la nuestra. La luz del Sol, viajando a una velocidad de cerca de 300 mil Km/s, llega hasta nosotros aproximadamente siete minutos y ocho segundos después de haber partido de allá. Alpha de Hércules es una estrella ochenta mil veces mayor que el Sol. ¡Un causar llega a tener una radiación trescientos billones de veces más potente que la del Sol, su luz recorre más de quince billones de años luz para llegar hasta nosotros!
Es imposible explicar la vida sin la creencia en la existencia de un Planeador Consciente. Seria no científico e irracional conferir la vida a una procedencia aleatoria. Las características del universo y de los seres vivos son racionalmente y no por normas físicas procesadas casualmente enteramente fortuitas. La Doctrina de los Espíritus rechaza la fe ciega, defiende, con contextos, la fe racional, conduciendo a las personas a no creer, simplemente por tener una creencia cualquiera, más, si saber, porque creen en algo. Una de las básicas cuestiones espiritas, es demostrar científica y filosóficamente la existencia de Dios.
Jorge Hessen
jorgehessen.net/blog
Nenhum comentário:
Postar um comentário