Traducido por Merchita
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com
¿Al realizar la vasectomía en común acuerdo con la esposa, teniendo dos hijos y sin proyecto para otros y considerando que el consorte, por recomendaciones médicas, no puede tomar píldoras anticonceptivas, nos preguntó cierto lector, si el lesionaría el periespiritu? Dijimos que la situación es compleja y debe ser analizada conforme cada caso. Le explicamos que no se puede tener una visión simplista del asunto, hasta porque, las situaciones y casos deben ser abordados en particular e individualmente, por personas preparadas y con el conocimiento de esos tópicos para mejor orientar a los envueltos en el caso.
Todavía, cara a la insistencia del noble lector para que opinásemos, le afirmamos que tenemos el derecho de hacer nuestro planeamiento familiar y esa decisión está vinculada al libre albedrio de la pareja. Sin chocar con la coherencia doctrinaria, explicamos que la prole es programada en el mundo de los Espíritus, considerándolas determinaciones de crédito y de debito, oriundas de las vidas progresivas, antes de la incursión en el cuerpo físico. Por tanto, “planificamos la formación de la familia, antes de, renacimiento terrestre, con el amparo y supervisión de beneméritos instructores.”(1)
Hay elecciones que antecedieron al planeamiento reencarnatorio, bien como aquellas durante la encarnación – son conocidas como momentos de decisión. ¿Será entonces que “podemos proceder a la elección de nuestras pruebas, para cuando estemos encarnados? Si, es posible. Aun mismo en la vida material, hay siempre momentos en el que nos tornamos independientes de la materia que nos sirve de habitación.” (2)
Los hijos derivan de pactos aislados antes del proceso reencarnatorio por los futuros padres, visando erguir a la familia de que carecen para la inevitable evolución. Más, es bueno recordar, no dejar las cosas por cuenta de la Naturaleza, ya que puede ser insensatez e imprudencia. El Creador nos dio el uso del raciocinio en el buen empleo de las leyes naturales. Si no fuese así, y pese a los previos compromisos pactados en el “Más Allá” tendríamos que procrear indefinidamente, durante toda la existencia física, lo que no sería una actitud racional.
En la literatura básica del Espiritismo no hay herencia específica sobre los métodos contraceptivos de la vasectomía y de la ligadura de trompas. No obstante, analizando el Libro de los Espíritus, en el capítulo sobre la “Ley de la Reproducción”, encontramos algunos subsidios importantes para discutir el tema. Aprendemos con los Espíritus que se puede controlar la natalidad, sin abusos. Sin embargo, nos advierten los Benefactores que si el objetivo fuera la sensualidad, donde la predominancia del lado animal apague las ansias del espíritu, acarreará gravísimas consecuencias morales. Y, cuanto más nos sentimos culpables por alguna cosa, igualmente esto nos afecta en el campo emocional.
Hay los que se hacen la vasectomía o la ligadura de trompas para evitar las complicaciones oriundas de un embarazo no deseado, todavía, permanecen abusando de la sensualidad. Estos, naturalmente, tendrán en la mente culpable los reflejos perversos, acicateando la conciencia. La culpabilidad es de continuo una nesga de sombra eclipsándonos la visión. El sentimiento de Culpa es siempre un colapso de la conciencia y, a través de el, las sombrias fuerzas del mal se insinúan.
El control de la natalidad precisa ser verificado a la luz de la finalidad de quien lo practique. Si la intención fuera llevar a cabo un planteamiento familiar que se ajuste a las realidades de la pareja, sobretodo de orden financiero, no encontramos nada en las orientaciones kardecianas que lo desapruebe. Si, con todo, la finalidad es puramente física, de nutrir la sensualidad, de tener una actividad sexual volcada principalmente para el placer, ahí las circunstancias cambia de silueta. En este caso, estará siendo contrariada la Ley Natural y la implicación será la obligatoria rectificación en una reencarnación sub consecuente, de forma bastante dolorosa.
Existiendo un motivo genuinamente justo, podemos limitar nuestra prole, principalmente si ya poseemos hijos y no deseamos tener otros. Percibimos, en esa posición, correctamente admisible que podemos evitar la concepción. Si alguien decide hacer la vasectomía o la ligadura de trompas apenas como forma preventiva de librarse de hijos y despreocuparse y poder tener una vida sexual intensa e inconsecuente, la connotación y la implicación será una. Si, al contrario, en razón de una patología grave por la cual sería arriesgado generar hijos bajo la pena de la madre desencarnar, la consecuencia será otra. A titulo de rigor lo que va a definir si habrá o no transgresión a las Leyes Naturales será la intención que motivó la decisión de hacer cirugía.
Chico Xavier, que no era contrario a los anticonceptivos, dijo: "Creemos que la píldora es una característica que nos fue dado en la Tierra por la Divina Providencia para que la delincuencia del aborto sea aminorada, una vez que la criatura humana, por necesidad de revitalización de sus propias fuerzas orgánicas, naturalmente precisa del relacionamiento sexual, entre en los socios que están comprometidos en el asunto, más usaran ese agente anti concepción para que el crimen del aborto sea debidamente evitado en cualquier parte del mundo.” (3) El “Minero del Siglo” afirmó que “los anticonceptivos no estarán invadiendo la Tierra sin una finalidad justa. Personalmente, creemos que la pareja tiene derecho de pedir a Dios inspiración para no caer en compromisos a través de los cuales los cónyuges puedan permanecen frustrados.” (4)
Sabemos que hay métodos y métodos anticonceptivos. Sobre la vasectomía o la ligadura de trompas, creemos que la actual tecnología tiene otras maneras menos traumáticas para evitar la procreación, que no precisan de procedimientos invasivos (quirúrgicos) no ocasionan lesiones físicas. Tales métodos de contra concepción, por ser menos hostiles, pueden ser utilizados. Los procedimientos quirúrgicos precisan ser meditados, rechazados, o impedidos por ser medidas extremas, definitivas y con altos índices de irreversibilidad.
La orientación espirita nos permite contemplar la gestación como una serie de episodios que van mucho más allá de lo físico. De esta forma, la elección de métodos contra conceptivos abarca encargos morales superiores a los que podamos imaginar. Y nada más prudente que la información para auxiliarnos en nuestras deliberaciones. La posibilidad de recurrir a métodos eficaces para planear adecuadamente el nacimiento de los hijos es una de las mejores contribuciones de la ciencia. Por esa razón, los métodos contraconceptivos precisan tener la restricción y la recomendación apropiada por la medicina terrenal a fin de evitarse la esterilidad irreversible.
En razón de la procreación definitiva de una reencarnación pre-programada, ocurrirá sin acicates conciénciales, hiriendo al periespiritu. Es importante considerar el grado de conciencia del acto deliberado y de su intención, pues son esos vectores importantes que pueden amenizar o ampliar patologías emocionales, neurosis, psicosis, infertilidad, dolencias sexuales diversas, compresión mental a través de persecución espiritual producidas por los “hijos” rechazados de “allá”
Por esos motivos, se puede recurrir a diversos otros métodos menos traumáticos para el cuerpo psicosomático. Creemos que lo ideal es el empleo de métodos anti convencionales capaces de apenas impedir la fecundación. O sea, controle el efecto a través de métodos naturales como la el método del ritmo, la ovulación, el moco cervical, apareamiento discontinua y la temperatura, o métodos como preservativo de látex artificial.
En suma, sobre el asunto, cada caso es un caso, todavía, desaconsejamos la utilización rutinaria e indiscriminada de medidas anticonceptivas, excepto que haya un pretexto licito y doctrinariamente aceptable, recordando, en ese contexto, que los dictámenes de la ley de Dios se encuentran en el fondo de la conciencia de cada uno.
Todavía, cara a la insistencia del noble lector para que opinásemos, le afirmamos que tenemos el derecho de hacer nuestro planeamiento familiar y esa decisión está vinculada al libre albedrio de la pareja. Sin chocar con la coherencia doctrinaria, explicamos que la prole es programada en el mundo de los Espíritus, considerándolas determinaciones de crédito y de debito, oriundas de las vidas progresivas, antes de la incursión en el cuerpo físico. Por tanto, “planificamos la formación de la familia, antes de, renacimiento terrestre, con el amparo y supervisión de beneméritos instructores.”(1)
Hay elecciones que antecedieron al planeamiento reencarnatorio, bien como aquellas durante la encarnación – son conocidas como momentos de decisión. ¿Será entonces que “podemos proceder a la elección de nuestras pruebas, para cuando estemos encarnados? Si, es posible. Aun mismo en la vida material, hay siempre momentos en el que nos tornamos independientes de la materia que nos sirve de habitación.” (2)
Los hijos derivan de pactos aislados antes del proceso reencarnatorio por los futuros padres, visando erguir a la familia de que carecen para la inevitable evolución. Más, es bueno recordar, no dejar las cosas por cuenta de la Naturaleza, ya que puede ser insensatez e imprudencia. El Creador nos dio el uso del raciocinio en el buen empleo de las leyes naturales. Si no fuese así, y pese a los previos compromisos pactados en el “Más Allá” tendríamos que procrear indefinidamente, durante toda la existencia física, lo que no sería una actitud racional.
En la literatura básica del Espiritismo no hay herencia específica sobre los métodos contraceptivos de la vasectomía y de la ligadura de trompas. No obstante, analizando el Libro de los Espíritus, en el capítulo sobre la “Ley de la Reproducción”, encontramos algunos subsidios importantes para discutir el tema. Aprendemos con los Espíritus que se puede controlar la natalidad, sin abusos. Sin embargo, nos advierten los Benefactores que si el objetivo fuera la sensualidad, donde la predominancia del lado animal apague las ansias del espíritu, acarreará gravísimas consecuencias morales. Y, cuanto más nos sentimos culpables por alguna cosa, igualmente esto nos afecta en el campo emocional.
Hay los que se hacen la vasectomía o la ligadura de trompas para evitar las complicaciones oriundas de un embarazo no deseado, todavía, permanecen abusando de la sensualidad. Estos, naturalmente, tendrán en la mente culpable los reflejos perversos, acicateando la conciencia. La culpabilidad es de continuo una nesga de sombra eclipsándonos la visión. El sentimiento de Culpa es siempre un colapso de la conciencia y, a través de el, las sombrias fuerzas del mal se insinúan.
El control de la natalidad precisa ser verificado a la luz de la finalidad de quien lo practique. Si la intención fuera llevar a cabo un planteamiento familiar que se ajuste a las realidades de la pareja, sobretodo de orden financiero, no encontramos nada en las orientaciones kardecianas que lo desapruebe. Si, con todo, la finalidad es puramente física, de nutrir la sensualidad, de tener una actividad sexual volcada principalmente para el placer, ahí las circunstancias cambia de silueta. En este caso, estará siendo contrariada la Ley Natural y la implicación será la obligatoria rectificación en una reencarnación sub consecuente, de forma bastante dolorosa.
Existiendo un motivo genuinamente justo, podemos limitar nuestra prole, principalmente si ya poseemos hijos y no deseamos tener otros. Percibimos, en esa posición, correctamente admisible que podemos evitar la concepción. Si alguien decide hacer la vasectomía o la ligadura de trompas apenas como forma preventiva de librarse de hijos y despreocuparse y poder tener una vida sexual intensa e inconsecuente, la connotación y la implicación será una. Si, al contrario, en razón de una patología grave por la cual sería arriesgado generar hijos bajo la pena de la madre desencarnar, la consecuencia será otra. A titulo de rigor lo que va a definir si habrá o no transgresión a las Leyes Naturales será la intención que motivó la decisión de hacer cirugía.
Chico Xavier, que no era contrario a los anticonceptivos, dijo: "Creemos que la píldora es una característica que nos fue dado en la Tierra por la Divina Providencia para que la delincuencia del aborto sea aminorada, una vez que la criatura humana, por necesidad de revitalización de sus propias fuerzas orgánicas, naturalmente precisa del relacionamiento sexual, entre en los socios que están comprometidos en el asunto, más usaran ese agente anti concepción para que el crimen del aborto sea debidamente evitado en cualquier parte del mundo.” (3) El “Minero del Siglo” afirmó que “los anticonceptivos no estarán invadiendo la Tierra sin una finalidad justa. Personalmente, creemos que la pareja tiene derecho de pedir a Dios inspiración para no caer en compromisos a través de los cuales los cónyuges puedan permanecen frustrados.” (4)
Sabemos que hay métodos y métodos anticonceptivos. Sobre la vasectomía o la ligadura de trompas, creemos que la actual tecnología tiene otras maneras menos traumáticas para evitar la procreación, que no precisan de procedimientos invasivos (quirúrgicos) no ocasionan lesiones físicas. Tales métodos de contra concepción, por ser menos hostiles, pueden ser utilizados. Los procedimientos quirúrgicos precisan ser meditados, rechazados, o impedidos por ser medidas extremas, definitivas y con altos índices de irreversibilidad.
La orientación espirita nos permite contemplar la gestación como una serie de episodios que van mucho más allá de lo físico. De esta forma, la elección de métodos contra conceptivos abarca encargos morales superiores a los que podamos imaginar. Y nada más prudente que la información para auxiliarnos en nuestras deliberaciones. La posibilidad de recurrir a métodos eficaces para planear adecuadamente el nacimiento de los hijos es una de las mejores contribuciones de la ciencia. Por esa razón, los métodos contraconceptivos precisan tener la restricción y la recomendación apropiada por la medicina terrenal a fin de evitarse la esterilidad irreversible.
En razón de la procreación definitiva de una reencarnación pre-programada, ocurrirá sin acicates conciénciales, hiriendo al periespiritu. Es importante considerar el grado de conciencia del acto deliberado y de su intención, pues son esos vectores importantes que pueden amenizar o ampliar patologías emocionales, neurosis, psicosis, infertilidad, dolencias sexuales diversas, compresión mental a través de persecución espiritual producidas por los “hijos” rechazados de “allá”
Por esos motivos, se puede recurrir a diversos otros métodos menos traumáticos para el cuerpo psicosomático. Creemos que lo ideal es el empleo de métodos anti convencionales capaces de apenas impedir la fecundación. O sea, controle el efecto a través de métodos naturales como la el método del ritmo, la ovulación, el moco cervical, apareamiento discontinua y la temperatura, o métodos como preservativo de látex artificial.
En suma, sobre el asunto, cada caso es un caso, todavía, desaconsejamos la utilización rutinaria e indiscriminada de medidas anticonceptivas, excepto que haya un pretexto licito y doctrinariamente aceptable, recordando, en ese contexto, que los dictámenes de la ley de Dios se encuentran en el fondo de la conciencia de cada uno.
Jorge Hessen
http://jorgehessen.net
http://jorgehessen.net
Referência Bibliográficas:
(1) Xavier, Francisco Cândido. Vida e Sexo , ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed FEB, 1999, cap 17
(2) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, Rio de Janeiro: Ed FEB, 2000, questão 267
(3) Disponível no portal http://www.editoraideal.com.
(4) Chico Xavier em Goiânia, págs. 49, 64, 65 e 66)
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