Traducido por: Merchita
E-mail: merchitacruz@gmail.com
La
tecnología está tan presente en la vida cotidiana que no imaginamos el mundo
sin su contribución. Ya sea en la tecnología de la información (ordenadores),
las telecomunicaciones ((Teléfonos celulares), la genética (investigación con
células madre), la biotecnología (OMG) en la conquista del espacio. La Ciencia,
propiamente dicha, es una conquista reciente; no ultrapasa más de tres siglos,
aunque sus primeras pruebas han comenzado en Grecia de la edad de oro VI, V a.
C. Lo hemos representado por Arquímedes, cuya investigación dio base para la
mecánica, por Pitágoras de Samos, por Thales de Mileto, Euclides de Alejandría
en el desarrollo de las matemáticas y la estructura numérica. Hemos
encontrado en los investigadores Jónico escolares, como Leucipo, Demócrito y
Empédocles, quien explicó los fenómenos naturales enraizados en la reducción de
los elementos físico-atómicas, expresando el materialismo más avanzados (1).
Destacamos al filosofo Sócrates que supero en
inteligencia a su profesor Anaxagora, legando para la humanidad discípulos de
la envergadura intelectual de Antistenes, Xenofonte y Platón. En su contexto,
Aristóteles vio obligado a explicar los fenómenos astronómicos en el sesgo de la
Eudoxo cosmológico geocéntrico Eudoxo (antiguo alumno de Platón), a diferencia
de Aristarco que caminaba por instigar la teoría heliocéntrica.
Un
milenio después de esas apoteóticas realizaciones griegas, ocurrió, en Europa,
la desagregación del Imperio romano, en el siglo V, y el liderazgo cristiano
surgió como los "bárbaros invasores agregación de enlaces" y se
convirtió en una iglesia soberana de destino absoluto "espiritual" en
Occidente.
En sus
anfitriones destacaban pensadores a quién Clemente, Orígenes, Tertuliano, San
Agustín, ambos regresaron a la filosofía platónica y contribuyó al apoyo de una
ética rígida bajo los auspicios de la trascendencia mística. En el
siglo IX, el emperador Carlomagno incrementó las bases culturales, la fundación
de escuelas y templos, y desde el siglo XI, se han generalizado en Europa,
universidades que se tornaron núcleos de reflexiones filosóficas. En el siglo
XIII, Tomás de Aquino se destacó proponiendo la síntesis del cristianismo
vigente con la visión aristotélica del mundo.
En sus
dos Súmame (2), sistematizó el conocimiento teológico y filosófico de entonces.
En el siglo XIV, la Iglesia romana, bajo los guantes tomasistas, entronizó una
teología (fundada en la revelación) y una filosofía (basada en el ejercicio de
la razón humana) que se fundieron en una tesis definitiva: fe y razón, unidas
en su orientación común rumbo al Creador. La tesis de Aquino afirmaba que no
podía haber contradicción entre fe y razón y estableció el pensamiento
filosófico- teológico manifestado en la truculenta filosofía de “Roma locuta
causa finita ".
Durante
los siglos XV y XVI, se intensificó en Europa, la producción literaria y
artística. Este período se conoció como el Renacimiento o Renacentista.
Mientras que en siglos pasados la vida humana debía estar centrada en Dios
(teocentrismo), a partir de los siglos XV y XVI, el hombre se convierte en el
personaje principal (antropocentrismo). Los pensadores criticaron y
cuestionaron la autoridad de esa autoritaria Iglesia romana. En esa coyuntura la
apropiación del conocimiento partia de la realidad observada por la
experimentación, por la constatación, y, por fin, por la teoría, dando lugar a
una ligación entre ciencia y técnica.
En el siglo XVII, la primera gran teoría que
se tiene noticia en la moderna ciencia versó sobre la gravitación universal
elaborada por Newton, separada de las leyes de los movimientos planetarios de
Kepler y en la Ley de Galileo sobre la caída de los cuerpos.
En el
siglo XX, Albert Einstein propuso la teoría de la relatividad y otros
presupuestos de las tesis newtonianas sobre la gravitación universal, llegando
a conclusiones inusitadas en el abordaje sobre las realidades del micro o del
macrocosmos, sobre todo en lo que reporta a tiempo y espacio en la dimensión
material. Hasta entonces, la física tradicional era considerada la llave de las
respuestas de la vida en el mundo palpable, estribado en el determinismo
mecanicista.
Todavía,
en la década de 1920, las investigaciones de Brooglie, Bohr, Plank, en el
universo de la física quántica, re direccionaran el pensamiento científico en
la formulación heisenberguiana el "principio de indeterminación o
incertidumbre “y con él se irrumpió un “irracionalismo” en la ciencia
redimensionando la distancia del hombre de las realidades naturales de la vida.
El
investigador no podía afirmar más que nada existía en la vida que la ciencia no
explicase y que todas las cosas, fenómenos y ocurrencias podrían ser
esclarecidos a través de causas materiales. Em medioa de esas trayectorias
históricas, surge, en el escenario terrestre, en el siglo XIX, la personalidad
luminosa de Allan Kardec, que, inspirado por los Benefactores del Más Allá,
sentencio: “Fe verdadera es la que frente a frente enfrenta la razón en
cualquier época de la humanidad”, esclareciendo los enigmas que desafiaban a
las inteligencias de aquellos mismos que confiaban en los determinismos del nec
plus ultra académico.
¿Quién
somos? ¿Por qué nacemos? ¿De dónde venimos y para donde vamos después de la
desencarnación? Eran cuestiones que el racionalismo académico no respondía en
la época.
El
Espiritismo surgió en un momento de descubrimientos científicos y
desequilibrios morales, trajo luz a la propia razón que estaba nublada
momentáneamente por los excesos de sus anuncios.
Los
principios de la investigación científica se inició con la rebelión contra la
intolerancia y el dogmatismo religioso, más la arrogancia del racionalismo la
hizo camisa de fuerza del conocimiento, arrojándola en los misma mala dirección
trillada por el agresivo y alienante dogma de la Iglesia. El
maestro de Lyon afirmo en otras palabras que “el Espiritismo independe de
cualquier creencia científica o religiosa y no propone fuera del Espiritismo no
hay salvación; tanto como no pretende explicar toda la verdad, razón por la
cual nos propone fuera de la verdad no hay salvación”(3).
Los
preceptos Kardecianos se consustancian en el manantial más expresivo de las
verdades eternas. La misión de la Doctrina Espirita se mueve a través del
proceso de levantar el edificio desmoronado de la creencia cristiana.
Distante
de los conflictos ideológicos, resultantes de batallas estériles en el campo
intelectual con el objetivo de endosar el racionalismo para justificar
“certezas” de las llamadas ciencias “exactas”, la lección espirita, como
ciencia del alma, representa el asilo de los afligidos que escuchan aquella
misericordiosa exhortación del Maestro: “Venid a mí, todos los que estáis
cansados y sobrecargados, y yo os aliviare”. Sin embargo, para que seamos
consolados, urge estar dispuestos acompañar a Cristo tomando-Le la cruz
siguiendo Sus pasos.
Jorge
Hessen
FUENTES:
(1) El
materialismo tuvo su inicio en la escuela de Charvacas, India.
(2) Estas son las Summa Theologiae y Summa
Contra Gentiles
(3) Allan Kardec. El
Evangelio según el Espiritismo, Río de Janeiro: Ed FEB, 2000, capítulo 15 el
tema 9
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