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quinta-feira, 5 de novembro de 2009

EL ENIGMA DEL PRIMER SORBO




Traducido por: Merchita



La escuela es la gran compañera de la familia en la tarea educativa, en la que pese respetar la ciudadanía ni dictar reglas rígidas a los hogares ajenos. En Distrito Federal, una escuela tomo una medida drástica que ha sido blanco de polémica y dividió la opinión de padres e irritó a alumnos al entregar un documento que sugiere a los padres y responsables que prohíban a los menores de 21 años (¡eso mismo! 21 años) de ingerir bebidas alcohólicas en las "inofensivas" fiestas y eventos sociales promovidos por los adolescentes en sus propias residencias.
Para muchos tal vez suene como una iniciativa un poco exagerada, visto que hablar actualmente en prohibir es radicalmente prohibido en el seno de esa juventud moderna. Sin profundizar, aunque sutilmente, en el merito de la discusión, creemos que la cuestión merece ser analizada, hasta porque las estadísticas apuntan preocupantes números, y demuestran que los jóvenes están bebiendo cada vez más temprano (en la fase etaria de los 13 años) Es bien verdad que la dirección de la escuela debe estar restricta a los problemas extraescolares, y que no es suficiente apenas advertir a los padres que sus hijos están bebiendo. Hasta porque acaban empurrando el problema de vuelta para la familia. Las escuelas importantes en los foros para discusiones de variados asuntos, es el punto privilegiado para que se debata de una forma exhaustiva el problema de la nefasta droga legalizada.
Los que se inclinaron en la pesquisa sobre el drama del alcoholismo entre los estudiantes del Distrito Federal, informan que ocho de cada diez estudiantes ya tomaron alcohol. A propósito atendamos el trecho publicado en la revista "Esto Es" de 17/11/99, que estampa bien una situación límite sobre el consumo de alcohólicos en la Capital del País. "Una sobredosis de fiestas volcadas para jóvenes de clase media garantiza el alto consumo de bebidas. En el feriado de Finados, el panfleto de una fiesta llevó cuatro amigos [tres de ellos menores de edad] a un club nocturno en Lago Sul, area noble de Brasilia. La R$20,00 por persona, consiguieron pasaporte para el paraíso adolescente: Mujer hermosa, techno de sonido y borracho libre. Tres de ellos dejaron el club nocturno en mal estado. El cuarto precisó salir cargado. Desfallecido, fue colocado por el amigo en el asiento de atrás del coche y llevado a prisas para el hospital. En el camino, se cruzaron con otros jóvenes desmayados en la calzada a la espera de que, al llegar, el padre los identificase."
Lamentablemente en Brasil se consume cerca de dos billones de litros de Ron y más de cinco billones de litros de cerveza por años. Según el Dr. Josimar França, miembro de la facultad de la Ciencia y Saude de la Universidad de Brasil, en el Distrito Federal hay centenas de millares de alcohólicos y buen porcentaje de ese contingente es constituido por jóvenes menores de 15 años de edad. Josimar atesta que el alcohol es el más importante problema de salud pública en Brasil. Infelizmente la sociedad convive aparentemente bien con la sutileza de la invasión del alcohol, monstruo que tiene invadido y destrozado familias y destruidos muchos hogares.
El acto de beber es potencializado, principalmente a través de las propagandas apelativas, hipnotizadora, que cuentan billones de dólares, intoxicando la estructura mental del adolescente incauto. De esa forma. El joven actúa sin padrones definidos de comportamiento racional, se proyecta en una perspectiva cada vez más próxima a la destrucción en la búsqueda del entorpecimiento de la conciencia y de la razón, justificado por el placer alucinado en el mundo de la bebida. Sumergido, en ese estado de ánimo espectacular, presente el algo para los escapes infames de la realidad.
A la manera de un incendio que comienza en una chispa y causa una gran destrucción, para muchos adolescentes, de un simple sorbo, "inofensivo" vienen a precipitarse en los escombros de la miseria moral, transformándose en una persona vacía de ideas. Por eso, los padres cristianos no pueden ofrecer bebidas alcohólicas a sus hijos bajo para sus hijos bajo cualquier pretexto, al contrario de eso, deben dedicar todos los esfuerzos para apartarlos de las fiestas regadas con alcohol, esa si es actitud sensata!!!! No deben olvidar que la desgracia real puede tener inicio en el primer sorbo de bebida (algunas veces ofrecida en un momento de distracción en el propio hogar)
Creo que hay suficientes razones para que no guardemos en casa las seductoras, encantadoras y lujosas garrafas de bebidas alcohólicas dichas "importantes" e importadas, pues ahí está acondicionado el veneno letal. Garrafas relucientes que normalmente son mantenidas en las instalaciones de un "simpático" barcino, local que puede ser el punto inicial de una historia repleta de inimaginables tragedias personales, sobre todo para aquellos que nos son tan queridos en el corazón, nuestros hijos.

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