Los perros pueden olfatear situaciones injustas y presentar una emoción simple similar a la envidia o a los celos, afirman investigadores. “Estudio publicado en la revista Proceedings of te Nacional Academia of Sciences mostro que los cachorros se lamen o se huelen y actúan de modo estresado cuando se ven sin los premios a otros cachorros.”(1) El científico austriaco Friederike Range, de la Universidad de Viena, lideró el estudio sobre emociones caninas y atesta que ciertos animales poseen un sentimiento o emoción más compleja de lo que normalmente atribuiríamos a ellos.
Muchas pesquisas demuestran que los animales son más inteligentes de lo que imaginamos. Algunos dan hasta señales de conciencia. “El imaginario construido en torno de la idea del filosofó francés René Descartes, desprovisto de emoción y pensamiento], persistió hasta el siglo XX. Más fue sepultado por estudios recientes, a ejemplo de lo publicado en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia. Los investigadores de esa Universidad confirmaron que los animales no están tan distantes de nosotros en una habilidad considerada exclusivamente humana: el lenguaje. Tesis corroborada por Irene Pepperberg, investigadora de la Universidad Brandéis, en los Estados Unidos, una de las pioneras en el estudio de la inteligencia animal.(2)
Bajo la lupa Kardeciana, según los Espíritus, considerando la inteligencia humana comparándose a algunos hombres y ciertos animales, se perciben muchas veces que es notoria la inteligencia superior de los animales, por eso es difícil establecerse línea de demarcación en algunos casos. Sin embargo, aun así, el hombre es un ser aparte, que desciende, algunas veces, muy bajo [irracionalidad] o que puede elevarse muy alto. “Es bien verdad que el instinto domina a la mayoría de los animales; más hay los que actúan por una voluntad determinada, o sea percibimos que hay una cierta inteligencia animal, aunque limitada.” (3)
La Doctrina Espirita defiende la tesis de que los animales tienen lenguaje propio. No un lenguaje formado de palabras y de silabas, más si un medio de comunicarse entre si. Ellos “dicen” muchas más cosas de las que suponemos, recuerda Kardec, más “su lenguaje obviamente es obviamente limitado, como las propias ideas, sus necesidades.”(4)
Los animales, siendo dotados de la vida de relación, tienen medios de prevenirse y de expresar las sensaciones que experimentan. Aunque “el hombre no tiene el privilegio exclusivo del lenguaje, pues el de los animales es instintivo y limitado por el circulo exclusivo de sus necesidades y de sus ideas, en cuanto al hombre es perfectible y se presta a todas las concepciones de su inteligencia.” (5)
Sobre la cuestión del “libre albedrio” de los animales, recordemos que ellos no son simples maquinas, sin embargo su libertad de acción está limitada por sus necesidades, y lógicamente no puede ser comparado al humano. Siendo más inferiores que el hombre, no tiene los mismos deberes. ¡Más ellos si tienen libertad! aunque restricta a los actos de la vida material.” (6) en ese tópico, considerando que “los animales tienen una inteligencia que les da una relativa libertad de acción, en ellos hay una especie de alma” (infinitamente inferior a la del hombre) (7) Y sobre eso el Espiritismo explica afirmativamente esa realidad y expone que “ese principio sobrevive al cuerpo fisico después de la muerte.” (8) O sea, “conserva después de la desencarnación su individualidad, sin embargo no la conciencia de si misma, apenas la vida inteligente permanece en estado latente.” (9) Queda una especie de “erraticidad, pues no está unida a un cuerpo. Más no puede ser considerado un Espíritu errante. Puesto que el Espíritu errante es un ser que piensa y actúa por su libre voluntad; el espíritu de los animales no tiene la misma facultad. Se resalta que es la conciencia de sí mismo que constituye el atributo principal del Espíritu humano. El Espíritu del animal es clasificado, después de la muerte, por los “Espíritus incumbidos de eso y utilizado casi inmediatamente; no dispone de tiempo para relacionarse con otras criaturas en el más Allá.” (10)
En verdad la inteligencia es, así, una propiedad común, un punto de encuentro entre el alma de los animales y la del hombre, todavía, los animales no tienen sino la inteligencia de la vida material; en nosotros los hombres, “la inteligencia produce la vida moral esa es sin duda una diferencia fundamental. “(12) Y la del hombre también de la misma fuente, “más en el hombre ella paso por una elaboración que la eleva sobre la de los brutos.”(13)
Podemos deducir que el pensamiento no es una característica apenas humana. Animales piensan, más no razonan. Los animales tienen memoria y recurren a ella, aprenden con acierto y el error y no con el raciocinio. Evidentemente que no consiguen teorizar, abstraer, prever eventos, solucionar problemas; más son de hecho más inteligentes de lo que imaginamos. Están en proceso de evolución y en ese sentido debemos considerar que ellos [los animales] poseen delante del tiempo, un porvenir de fecundas realizaciones, a través de numerosas experiencias llegaran, un día, al llamado reino hominal, como, por nuestra vez, alcanzaremos, en el paso de los milenios, la situación de angelitud. La escala del progreso es sublime e infinita. En el cuadro exiguo de nuestros conocimientos, busquemos una figura que nos convoque al sentimiento de solidaridad y de amor que debe imperar en todos los departamentos de la naturaleza visible e invisible. El mineral es atracción. El vegetal es sensación. El animal es instinto. En el hombre es razón. El ángel es divinidad. Busquemos reconocer la infinidad de lazos que nos unen en los valores graduales de la evolución e irgamos en nuestro interior el santuario eterno de la fraternidad universal.”(14)
Jorge Hessen
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