Traducido por: Merchita
E-mail: merchita926@ya.com
Recientemente, fuimos a un velatorio y nos vimos obligados a escuchar a un "pastor", predicando la insostenible tesis de la unicidad de las existencias. Asunto inoportuno para la ocasión. El religioso, siempre con la biblia de hojas desgastadas debajo del brazo, humedecido de sudor, ciertamente, fue invitado a hablar del tema por solicitud de la familia del desencarnado. Detalle: tales parientes "creyentes", del "muerto", sabían que los espiritas estarían presentes en el local. Al revés, podrían haber aprovechado la oportunidad en la sepultura del cadáver para orar o discurrir, sin afectación, sobre la inmortalidad del alma (como enseño Jesús) y sobre el valor de la existencia humana. Sin embargo, infelizmente, para esos cristianos, narcotizados por la idea de "salvación" y que pensaban poder comprar la "felicidad eterna" a través de los diez por ciento "donados" para la iglesia, "la muerte aun expresa realidad casi totalmente incomprendida en la Tierra" (1)
En otra ocasión, fui informado, por una gran amiga, líder espirita en DF, de quien un hermano, también espirita conocido en la ciudad, le solicitó un espacio en el salón de conferencias, para velar un cuerpo ( el desencarnado era adinerado). ¿El velatorio (2), en el centro espirita? Nos reímos, ella y yo, muy sin embargo, lamentando el triste episodio. Es obvio que la solicitud del inmaduro compañero le fue negada.
¡Velatorio! Ese es nuestro tema. Esa celebración se desvió, y mucho, del sentido religioso, pues, por encima de las emociones justificables, por parte de los parientes y amigos, se celebra un funeral las dispensas excesivas con flores, santos, escapularios, velas [el uso de velas no tiene valor para el espirita, pues solo imprime un aspecto más lúgubre a la muerte], etc., etc. La eventual preocupación con la conservación de los túmulos, que, normalmente, solo son recodados en el día consagrado a los muertos, en el mes de Noviembre, responden por un protocolo social, también, extravagante. No debemos convertir las necrópolis bacías en "salas de visita al más allá", como nos recuerda el escritor Richard Simonetti, (3) hasta porque, hay locales más indicados para expresar nuestro sentimiento a los que ya desencarnaron. No aprobamos, ni reprobamos, intransigentemente, los homenajes fúnebres, en la memoria de alguien, pues, "son justas y de buen ejemplo". (4) Todavía, la Doctrina Espirita revela que el deseo de perpetuar el recuerdo que las personas dejan de si, en los imponentes mausoleos, viene del del duro acto de orgullo. "La suntuosidad de los monumentos fúnebres, determinada por los parientes que desean honrar la memoria del fallecido, y no por este, aun forma parte del orgullo de los parientes, que quieren honrarse a sí mismos. No siempre es por el muerto por quien se hacen esas demostraciones, más si por el amor propio, por consideración al mundo y para exhibición de la riqueza." (5)
Debemos siempre dispensar, en los funerales, las honras materiales exageradas y las escenas, pues, considerando que, "no siempre el Espíritu se desliga enseguida del cuerpo" (6), urge que le enviemos cargas mentales favorables de bendiciones y de paz, a través de la oración sincera, principalmente, en los últimos momentos que anteceden al entierro o a la cremación. La ofrenda de coronas y flores debe transformarse "en donativos para las instituciones asistenciales, sin espíritu sectario". (7)
¡Pásmense! Ya, hasta, inventaron el velatorio virtual (visualizado a distancia) en las ceremonias fúnebres de seres queridos y el encaminamiento de las condolencias vía email. Las salas del velatorio fueron equipadas con cámaras que permiten, en tiempo real, una visión general del público y de personas por las que está siendo velada. En esos casos, los parientes y amigos pueden enviar mensajes de condolencia para la familia por medio de un link en el site que ofrece técnicas de preparación de los cuerpos como es el tanatorio, (8) y el quematorio, además de productos como, las urnas, mantos, vestuario etc. Sobre eso, sabemos que, cuando comparecemos a un velatorio, cumplimos un sagrado deber de solidaridad, ofreciendo consuelo a la familia. "Infelizmente, tendemos a hacerlo por el medio, de la presencia física, ignorando lo que podríamos definir por una compostura espiritual. Analicemos el hecho reciente de la desencarnación del cantante y actor, Michael Jackson. Más de medio millón de admiradores, de todo el mundo, ya solicitaron entradas para el servicio fúnebre de su cuerpo, realizado en próximos días. Nuestro hermano "rey del Pop", ciertamente, está en la más atroz penuria en una dimensión póstuma, debido a las locas emanaciones de energías mentales desfavorables de los "fans". En razón de eso, admitimos que, en ese caso, son felices los oscuros indigentes, porque son velados en las cámaras de los institutos médico-legales, puesto que el velatorio y la sepultura son, casi siempre, más un motivo de sufrimiento para el desencarnado. Es obvio que las oraciones, por los Espíritus que acaban de dejar la Tierra, tienen por fin, no apenas, proporcionarles una prueba de simpatía, más, sobretodo, el ayudarles a liberarse de las ligaciones terrenas, abreviando la perturbación que, normalmente, ocurre después de la separación del cuerpo, y tornando más tranquilo a su despertar. (10) En el caso en discusión, los idolatras transmiten emociones angustiantes cara a su pesar, razón por la cual sus suplicas desligadas tienen un alcance limitado.
Imaginemos la situación desagradable del Espíritu, aun ligado al cuerpo, sumergido en un océano de vibraciones heterogéneas emitidas por personas, en parte por la admiración, , más actúan como indisciplinados espectadores para dificultar la tarea del diligente equipo de socorro, en el esfuerzo por retirar a un herido de los escombros de una casa que se hundió. ¡"Contribución" lamentable, esa! ¡"Preso a la residencia temporal, transformada en ruina por la muerte, el desencarnado, en estado de inconsciencia, recibe el impacto de esas vibraciones desaliñadas que lo envuelven penosamente, particularmente las de carácter personal. Como si viviese terrible pesadilla él quiere despertar, lucha por readquirir el dominio del cuerpo, quedando angustiado y afligido". (11)
Son muchos los que, a titulo de despedirse del "difunto", hacen del camino al cementerio una extensión discutiendo asuntos triviales como política, negocios y futbol - cuando no, cosas peores. Eso, obviamente, tornará más penosa la travesía entre los dos mundos. Más que nunca, el desencarnado precisa de vibraciones de armonía, que solo se forman a través de la oración sincera y de ondas mentales positivas. En el libro Conducta Espirita, el Espíritu André Luiz advierte: "proceder correctamente en los velatorios, callando anécdotas y jocosidad en torno a la persona desencarnada, tanto como cuchicheos impropios al pie del cuerpo inerte. El compañero recién desencarnado pide, sin palabras, la caridad de la oración o del silencio que le ayuden a rehacerse." (12) Es importante expulsar de nosotros "cualquier conversación ociosa, tratos comerciales o comentarios impropios en los entierros a los que comparecemos". (13) Hasta porque, la "solemnidad mortuoria es un acto de respeto y dignidad humana". (14)
Lamentablemente, "pocos se dan al trabajo siquiera de reducir el volumen de la voz, en un estrepito increíble, principalmente al aproximarse el horario del entierro, cuando el recinto acoge mayor número de personas". (15) Tenemos motivos de sobra para el comedimiento. Por eso, cultivemos el silencio, conversando, si es necesario, en voz baja, de forma edificante. Hablemos del muerto con discreción, evitando presionarlo con recuerdos y emociones que permitan el perturbarlo, principalmente, si fueran trágicas las circunstancias de su fallecimiento. Oremos mucho en su beneficio, porque, se muere como se vive. Si no conseguimos mantener semejante comportamiento, será mejor que nos retiremos del ambiente, evitando engrosar el barullo de voces y vibraciones irrespetuosas, que tanto atormentan al desencarnado, como a los que comparecen con objetivos nobles de captar energías de los planos superiores, de foco casual, a favor del prójimo que parte para otra dimensión.
Es oportuno también explicar al amigo lector que la perturbación que sigue a la muerte nada tiene de, insoportable, dolorosa para el justo, aquel que estuvo en la Tierra, sintonizado con el bien. En cambio, los que vivieron presos al egoísmo, esclavos de los vicios y ambiciones mundanas, la muerte es una noche, llena de horrores, ansiedades y angustias, a pesar de esa perturbación ser considerada el estado normal en el instante de la muerte y perdurar por tiempo indeterminado, variando de alguna horas a algunos años. En alguna personas, ella es de cortísima duración, casi imperceptible, y nada tiene de dolorosa - podría ser comparada como un leve despertar. No en tanto, para otras, el estado de perturbación puede durar muchos años, hasta siglos, y puede configurar un cuadro de sufrimiento severo, con angustias y acerbos temores. Algunos Espíritus se sumergen en un sueño profundo y, en ese estado, quedan durante un tiempo, y durante un tiempo muy variable. "El conocimiento que nos ha sido posible adquirir de las condiciones de la vida futura ejerce gran influencia en nuestros últimos momentos; nos da más seguridad; abrevia la separación del alma. " (16)
El equilibrio mental de los familiares, ante el desencarnado, será de fundamental importancia en la recuperación del Espíritu. Pensamientos de reveldia y desesperación lo golpean como dardos mentales de dolor y de angustia, dificultando su recuperación. La actitud inconformista de la familia puede crear "telas de retención", prendiendo al Espíritu a su cuerpo. Es natural que muchos lloren en la hora de la muerte, sin embargo, conteniendo la desesperación. Es menester que nos resignemos ante ese fenómeno natural de la vida, aun que, algunas veces, inesperado, viendo, en eso, la la manifestación de la Sabia Voluntad que nos dirige los destinos. En verdad, las lágrimas pueden, hasta, aliviarnos el corazón, entre tanto, la actitud del espirita debe ser de comprensión y oración. El día que tengamos la certeza de que el que enterramos no es este o aquel ser, más si un cuerpo que sirvió para la valorización existencial de alguien que amamos, y que ese alguien estará siempre presente en nuestra memoria, pues lo que, experimentamos, apenas, es un inérvalo momentáneo, si es comparado con la eternidad, nuestro comportamiento será otro, mucho más armonioso con ese fenómeno biológico, al que denominamos "muerte".
Jorge Hessen
E-Mail: jorgehessen@gmail.com
Site: http://jorgehessen.net
FONTES:
(1) Vieira, Waldo. Conducta Espírita, RJ: Ed FEB, 1999
(2) Según Aulete : "Vigilia la defunto". Acto de velar con otros un muerto; de pasar la noche en claro donde se encuentra expuesto un muerto.
(3) Disponible en http://comunidadeespirita.con.br/Inmortalidad/quemtemmedo/extraño%20culto.htm
(4) Kardec, Allan. El Libro de los Espíritus, Río de Janeiro: Ed. FEB, 2001, Perg. 824.)
(5) ídem, Pergs. 823 y 823a.
(6) Vieira, Waldo. Conducta Espírita, RJ: Ed FEB, 1999
(7) ídem
(8) Los días de hoy esa denominação representa la práctica de una técnica, ya desarrollada hay muchos años en otros países, utilizando medios modernos para la preparación de cuerpos humanos, vitimados de las más variadas formas de óbitos. Corresponde la aplicación correcta de productos químicos en cuerpos fallecidos, visando a la desinfecção y el retardamento del proceso biológico de decomposição, permitiendo la presentación de los mismos en condiciones sorprendentemente mejores para el velório.
(9) Simonetti Richard. Quién tiene miedo de la muerte?, 22ª edición, São Paulo: Gráfica Son João, 1995
(10) ESE-cap XXVIII it 59]
(11)______Richard. Quién tiene miedo de la muerte?, 22ª edición, São Paulo: Gráfica Son João,1995
(12) Vieira, Waldo. Conducta Espírita, RJ: Ed FEB, 1999
(13) ídem
(14) ídem
(15)______ Richard. Quién tiene miedo de la muerte?, 22ª edición, São Paulo: Gráfica Son João, 1995
(16) Denis, Léon. El Problema del Ser, del Destino y del Dolor, RJ: Ed FEB, 1993
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