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sexta-feira, 7 de agosto de 2020

CUIDEMOS NUESTRO HÁBITAT PLANETARIO Jorge Hessen


Traducido por: Mercedes Cruz Reyes 
Madri/Espanha


  Sin embargo, esta no es la primera vez en la historia, ciertamente no será la última, en la que la vida de la población se ve amenazada por una pandemia devastadora. Existe una estrecha analogía entre la acción humana en el orbe y el advenimiento de las patologías pandémicas, considerando la indiferencia irrespetuosa hacia el hábitat (ambiente).

El formato de perseguir la riqueza y el poder independientemente de las consecuencias, llevó al planeta "al borde del abismo". Urge revitalizar el orbe en el campo de la responsabilidad individual, frenando el consumismo bestial, donde se ha priorizado el tener (transitorio) sobre el ser (permanente). Hay que juzgar que el planeta es compartido y cada uno tiene que hacer su parte para mantenerlo en buenas condiciones de habitabilidad.

Cada gobernante debe adoptar políticas para el bien común. Los empresarios pueden apoyar la búsqueda natural de ganancias con justicia social. Pueden pensar en distribuir esas ganancias entre aquellos que mueven la organización, que son las personas. Es necesario buscar un acuerdo, una buena convivencia planetaria. Un conglomerado de líderes y gobernadores nacionales que se unan por el bien del planeta, sin priorizar solo el lucro y el poder para el reinado del materialismo.

El planeta está gravemente enfermo, se encuentra en una etapa avanzada y deprimida de inmoralidades, por lo que es necesaria la intervención de la Divina Providencia para que la ruina moral no domine más intensamente la armonía de todo el reino ante la belleza natural.

El ecosistema, en su conjunto, ha estado trabajando con un esfuerzo hercúleo para liberarse de las aguas nocivas de quienes abusan de los recursos naturales. Los laboratorios donde deberían haber nacido los recursos para el bienestar y la salud de la población han sido núcleos calamitosos de gestión técnica para el desarrollo de sustancias biológicas mortales en nombre de la guerra.

Allan Kardec, nos trajo reflexiones oportunas, a través de los espíritus, sobre la relación entre los seres vivos y el hábitat y cuánto uno depende del otro. Hoy en día, el hombre comienza a darse cuenta, frente a la exageración sobre el progreso de la degradación del planeta, que no hay forma de tener una producción ilimitada de ellos en la biosfera, que es finita y limitada.

En una sociedad de consumo como la nuestra, ninguno de nosotros está contento con lo que es necesario. Cada uno de nosotros es responsable de todo lo que hay allí. El medio ambiente somos nosotros , el entorno que nos rodea y las relaciones que establecemos con él. La buena convivencia planetaria trasciende el gueto de la fauna, flora y conservación. Es mucho más que eso.

De hecho, cuando el planeta se enferma, nuestro proyecto evolutivo se ve comprometido. No es posible esperar la llegada del mundo de regeneración indiferente a tanta degradación. Por los mecanismos de la reencarnación, si todavía queremos encontrar reservas razonables de agua potable, aire limpio, tierra fértil, menos residuos y un clima estable aquí, sin los flagelos que predice la creciente quema de petróleo, gas y carbón que agravan el efecto invernadero, debemos actuar. Ahora, sin perder el tiempo.

Creemos que tras la actual pandemia surgirán otros paradigmas de comportamiento de la humanidad, considerando que las nuevas generaciones que están llegando tienen un firme compromiso de estabilizar el equilibrio en la dinámica de la vida planetaria, considerando el momento de la regeneración.

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