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terça-feira, 9 de agosto de 2016

¿EVOCAR A LOS “MUERTOS “PARA QUÉ? EL ESPIRITISMO SUPERA TODOS LOS FENÓMENOS Jorge Hessen


Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha

Es evidente que en la expresión “el teléfono solo toca de allá para acá” no está explicita la opinión de alguna interdicción a la de evocarse a los “muerto”. Con todo, será que actualmente se debe provocar, como ocurrió en la época de Kardec, la evocación a los espíritus para una conversación “agradable” y ”amigable”, “franca” y “directa” con los Espíritus, visando obtener noticias, revelaciones y otras informaciones banales de los mismos? ¿Innumerables neófitos y curiosos procuran grupos espiritas almacenando noticias de los entes que partieron? ¿Más, será que la finalidad de un centro espirita es esa?
Vigilancia y prudencia no hacen mal a nadie. Soy de los que no recomienda la provocación de la evocación a los desencarnados, sobretodo si el médium estuviera volcado para la recepción de noticias póstumas de Espíritus sufridores (normalmente recién-desligados de lo físico), pues en todos los casos de intercambio con el más allá la espontaneidad es esencial para la credibilidad de los mensajes.

Hasta mismo en los mensajes instructivos de alto valor doctrinario no hay la necesidad de hacer una evocación directa, pues se puede recibir espontáneamente mensajes instructivos de cualquier espíritu evolucionado. Lo más importante en este caso es el examen racional y lógico del mensaje recibido, conforme recomienda el buen sentido, para evitar el desvarío de la mistificación.

El Espírito Emmanuel, tras ser indagado si era aconsejable la evocación directa de determinados espíritus, esclarece: “No somos de los que aconsejan la evocación directa y personal, en caso alguno. Si esa evocación es pasible de éxito, su asequibilidad solamente puede ser examinada en el plano espiritual. De ahí la necesidad de ser espontáneos, pues, en el complejo de los fenómenos espirituales. La solución de muchas incógnitas [sobre tal tema] espera el avance moral de los aprendices sinceros de la Doctrina.”[1]

Insatisfechos con esas criteriosas orientaciones de Emmanuel, surgen algunos causídicos “espíritas” sucesivamente atormentados (casi fascinados) por el fenómeno del intercambio con los “muertos”, haciendo referencia al interés del maestro lionés por la evocación directa para justificar sus interacciones con los “finados”. Entretanto, “precisamos ponderar, en su esfuerzo, a tarea excepcional del Codificador, aliada a la necesidad y méritos aun distantes de la esfera de actividad de los aprendices comunes” [2] tales como somos.

Para los entusiastas (casi fascinados)  por los  fenómenos mediúmnicos , normalmente los que desean noticias de los parientes muertos,  corroboramos enteramente las advertencias del Espíritu Emmanuel  cuando explana: “Cualquier comunicado con lo invisible debe ser espontáneo, y el espiritista cristiano debe encontrar en su fe el más alto recurso de cesación  del egoísmo humano, ponderando en cuanto a la necesidad del reposo de aquellos a quien amo, y esperando  su palabra directa, cuando y como juzguen conveniente y oportuno los mentores espirituales.”[3]

Para Kardec, “frecuentemente, las evocaciones ofrecen más dificultades a los médiums que los dictados espontáneos, sobretodo cuando se objetiva obtener de los Espíritus respuestas precisas a cuestiones circunstanciadas. ”[4] Libro de los médiums – respuesta a Kardec – “son generalmente más procurados para evocaciones de carácter particular que para comunicaciones de interés general. Ellos no deberían, sin embargo, acceder a tales pedidos, sino con mucha reserva, cuando hechos por personas de cuya sinceridad estén seguros. Además de eso, es preciso evitar su participación en las evocaciones movidas por simples curiosidad o intereses, sin intención sería por parte del evocador, apartándose de todo lo que pueda transformarlos en agentes de consultas, en leedores de la buena dicha.” [5]

Evocar un “muerto” es una cuestión que precisa, por tanto, ser bien evaluada, teniendo siempre en mente la finalidad a que ella se presta. En el libro Conducta Espírita, cap. 25, André Luiz reafirmó la propuesta hecha por Emmanuel, recomendándonos sea “abolida, en nuestro medio, la práctica de la evocación nominal de los espíritus.”[6]

No habiendo habido informaciones nuevas, provenidas de fuentes robustas, fiables y consagradas, no concibo porque la recomendación de Emmanuel, reafirmada por André Luiz, deba ser ignorada.  La comunicación con los Espíritus se efectúa por iniciativa de ellos. La frase "el telefonema viene del lado de allá", dicha por Chico Xavier, dice bien como el asunto debe ser encarado con más seriedad en cualquier contexto del debate sobre el tema, hasta porque el asunto es grave y no tiene nada que ver con las mitologías evocadas por algunos “letrados” en Espiritismo.

Referências  bibliográficas:

[1]            Xavier, Francisco Cândido. O consolador , ditado pelo espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed FEB, 2001, Questão 369

[2]           Idem questão 380

[3]           Idem

[4]           Disponível em acessado em 08 de agosto  de 2016

[5]           idem

[6]           Xavier, Francisco Cândido e Vieira, Waldo. Conduta Espírita , ditado pelo espírito André Luiz, Rio de Janeiro: Ed FEB, 2001

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