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quarta-feira, 8 de abril de 2015

“CAUSA Y EFECTO” – UN LEY, MUCHAS HISTORIAS Y DOLOROSOS LLANTOS (Jorge Hessen)


Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha

El Airbus A320, de la compañía aérea Germanwings, que cayó  en el sudeste de los Alpes franceses, durante un vuelo entre Barcelona, de  España, y Düsseldorf, de Alemania, con 144 pasajeros y seis tripulantes a bordo, provoco un sobresalto psíquico de la comunidad internacional. Según el  The Weather Channel francés, las condiciones meteorológicas eran buenas en el  momento del accidente. Todavía, el copiloto Andreas Lubitz, de 27 años, que sufría de trastornos de ansiedad generalizada (TAG), según informo el jornal francés "Le Parisien”, derrumbó  el avión  deliberadamente.

Todos los actos dantescos precisan tener  una explicación lógica y  coherente, hasta porque en los  Estatutos del Creador no hay  espacios para injusticas y categóricamente el acaso es mera ficción, aun mismo cuando los hechos desnorteantes  se nos figuren incomprensibles. No obstante, la insana actitud suicida de Andreas Lubitz,  obviamente estamos ante un evidente acontecimiento de rescate colectivo. De esta forma, el resarcimiento de los débitos pretéritos, el rescate de nuestras acciones  opuestas al bien y al amor puede y debe acontecer de diversas formas, hasta aun mismo colectivamente.

A rigor, las transgresiones colectivas a las Leyes de Dios deben ser expiadas colectivamente por los mismos personajes que juntos las violaron, y los mentores están siempre trabajando, ayudando a todos nosotros, reuniéndonos en grupos de forma a favorecer la corrección  del rumbo, amparándonos y  fortaleciéndonos para que nos demos cuenta de aquello  a que nos proponemos, además de equilibrarnos para poder auxiliar al otro con nuestros pensamientos positivos.

Dolores que burilan a las almas
El objetivo de los diversos dolores es “hacernos avanzar más deprisa” [1]. Los desastres colectivos, si observamos bajo el punto de vista espiritual, fundamentando nuestra reflexión en los principios de la Doctrina Espírita , tiene  finalidades sanadoras que extraen densas sobrecargas de las mentes culpables y significan la concretización de la justicia integral, pues la Justicia Divina, para el reequilibrio del hombre , recurre a procesos depuradores e liberativos, de que no nos podemos escapar. Pues la función del  dolor es ampliar horizontes para realmente que  vislumbremos los sólidos caminos amorosos del equilibrio.

Muchos de esos “ajustes de cuentas” son demostrados por los Espíritus, en diversas obras de la literatura espírita. André Luiz narra un desastre aéreo, en el que el piloto, confuso por la  densa niebla, no consiguió evitar el choque de la gran aeronave, topándose contra la montaña. En este caso, un instructor espiritual comenta que "las víctimas ciertamente cometieran faltas en otras épocas, arrojando a hermanos indefensos desde la parte superior de torres altísimas para que sus cuerpos se aplastasen en el suelo;  suicidas que se lanzaron de altos picos o edificios, que por no encontrar recursos de otra forma en tan  angustiante episodio para transformar la propia situación". (2)

¿Como entender la magnanimidad de la Bondad de Dios y la enseñanza de Cristo, ante las muertes colectivas, ocurridas en l961, en aquel siniestro incendio del "Gran Circos Norte-Americano", en Niterói? ¿Como comprender los óbitos registrados en el  terremoto que afectó a la ciudad histórica de Bam, en  Irá, a finales de 2003?

¿Cómo explicar el accidente con el Boeing da Flash Airlines, que ocurrió no Egipto, provocando la muerte de 148 personas que estaban a bordo de aquella aeronave, el 3 de enero de 2004? ¿Cuál es el  significado de los que fueron tragados por las aguas del Tsunami, tragedia, cuyas dimensiones dejaron al mundo entero consternado?  ¿Qué pensar, aun, sobre el naufragio del Titanic, transatlántico que transportaba cerca de 2.200 personas? ¿Qué decir de las casi 3.000 víctimas provenientes del ataque en las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nova York, el 11 de septiembre de 2001? ¿Cómo interpretar tales episodios y ante los destinos humanos?

En la  consternación el hombre adquiere experiencia.

Para las tragedias colectivas, solamente el Espiritismo tiene las respuestas lógicas, profundas y claras, que explican, esclarecen y, por vía de consecuencia, consuelan a los corazones humanos, ante los resabios amargos de esas situaciones. El hecho  es que nosotros creamos la culpa, y nosotros  mismos formateamos los procesos para extinguir los efectos. Ante las situaciones trágicas de la Tierra, el ser humano adquiere más experiencia y más energías iluminativas en el  cerebro y en el corazón,  para defenderse y valorizar cada instante de su vida. Con las verdades reveladas por el Espiritismo, se comprende, hoy, la justicia de las pruebas, entendiéndolas como siendo una amortización de débitos de vidas anteriores.

Autores espirituales explican, a respecto de ese asunto, que individuos envueltos en crímenes violentos, en el  pasado y, también, en el presente, la ley los trae de regreso, por haberse descuidado de la ética evangélica. Retornan y se agrupan en determinado tiempo y local, sufriendo muertes accidentales de variada naturalezas, inclusive en las calamidades naturales. Siendo así, antes de reencarnar, bajo el peso de débitos colectivos, somos informados, en el más allá del túmulo,  de los riesgos a que estamos sujetos, de las formas por las cuales podemos saldar la deuda, sin embargo, el hecho, por sí solo, no es determinístico, hasta, porque, dependen de varias  circunstancias en nuestras vidas para  su consumación , una vez que la ley del carma admite flexibilidad, cuando el amor rige la vida y "el amor cubre una multitud de pecados." (3)

Nuestros  registros históricos por las vías reencarnatórias, muchas veces acusan nuestro envolvimiento en tristes episodios, en los cuales causamos dolor y sufrimiento a nuestro prójimo. Muchas veces, en nombre de Cristo, lanzamos fuego a las personas, en los campos, en las embarcaciones y en las ciudades, en un proceso ciego de persecución  a los "infieles". Con el tiempo, ante los azotes de la consciencia, deparándonos con el remordimiento, rogamos el retorno a la  Tierra por el  renacimiento físico, con previa programación, para la des encarnación colectiva, en dolorosas experiencias de incendios, ahogamientos y otras tantas situaciones traumáticas para aliviar el tormento que nos comprime la mente.

Al reencarnar, atraídos por una fuerza magnética (sintonía vibratoria), consecuente de los crímenes practicados colectivamente, nos reunimos  circunstancialmente y, por medio de situaciones drásticas, sufrimos el mismo mal que perpetramos contra nuestras víctimas indefensas de antaño. Por tanto, las faltas colectivamente cometidas por las personas (que retornan a la vida física) son expiadas solidariamente, en razón de los vínculos espirituales entre ellas existentes. Además, explica Emmanuel: "en la prueba colectiva se verifica la convocación de los Espíritus encarnados, participantes del mismo débito, con referencia al pasado delictuoso y oscuro. El mecanismo de la justicia, en la ley de las compensaciones, funciona entonces espontáneamente, a través de las propuestas de Cristo, que convocan las comparsas en la  deuda del pretérito para los rescates en común, razón por lo que, muchas veces, llamáis– doloroso acaso – a las circunstancias que reúnen a las criaturas más dispares en el  mismo accidente, que ocasiona la muerte del cuerpo físico o las más variadas mutilaciones, en el  cuadro de sus compromisos individuales." (4)

¿Fatalidad o evento del destino?

¿Aunque muchos accidentes nos conmuevan profundamente, serian las tragedias suficientes para el rescate de crueles crímenes practicados en el  pretérito remoto? Estamos convencidos de que no, aunque en condiciones- como esa  del 24 de marzo de 2015 (la caída del Airbus A320)– nos llevan a cuestionar, como, por ejemplo: ¿Por qué esos acontecimientos funestos despiertan tanta compasión? ¿Sería una Fatalidad? Cosa del destino? ¿Qué conceptos están en los diseños semánticos de esas palabras?

Para el espírita "fatal, en el verdadero sentido de la palabra, solo el instante de la muerte" (5), pues, como dijeron los Espíritus a Kardec: "cuando es llegado el momento de retorno para el Plano Espiritual, nada "te librará" y frecuentemente el Espíritu también sabe el género de muerte por el que partirá de la tierra", "pues eso le fue revelado cuando hizo  la  elección de esta o de aquella existencia". (6) Mas, aun: "Gracias a la  Ley de Acción y Reacción y del  Libre-Albedrio, el hombre puede evitar acontecimientos que deberían realizarse, como también permitir otros que no estaban previstos". (7) La fatalidad solo existe como algo temporario, frente a nuestra condición de inmortales, con la finalidad de "retomada de rumbo". Fatalidad y destino inflexible no son coherentes con los preceptos kardecianos. Quien cree ser "víctima de la fatalidad", culpa solamente al mundo exterior por sus errores y se recusa a admitir la conexión que existe entre eles.

Pruebas elegidas.

El  hombre común, en sus intereses mezquinos, no considera el dolor como rescate y pagamento, desconociendo el gozo de padecer por cooperar, sinceramente, en la  edificación del Reino de Cristo. Aquel que se complace en el caminar por los atajos del mal,  la propia Ley se incumbirá de traerlo de retorno a las vías del bien. El  pasado, muchas veces, determina el presente que, por su vez, determina el futuro. "Quien con hierro hiere, con hierro será herido" (8), dice  el Maestro. Sin embargo, cabe una exaltación, no todo sufrimiento es  expiación. En el  ítem 9, cap. V, de El Evangelio Según el Espiritismo, Allan Kardec señala: "No se debe creer, entretanto, que todo sufrimiento por el que se pasa en este mundo sea, necesariamente, el indicio de una determinada falta: se trata, frecuentemente, de simples pruebas escogidas por él Espíritu para su purificación, para acelerar  su adelantamiento".(9). Son claras las palabras del Codificador.

No son correctos aquellos que generalizan y afirman que todo sufrimiento es el resultado de errores practicados en el  pasado. El  desenvolvimiento de las potencialidades, la elevación evolutiva, requiere trabajo, esfuerzo, superar desafíos. En este caso es la prueba, y no, la expiación, o sea, son  las tareas a las  que el Espíritu se somete,  su propio pedido, con vistas a su progreso, para la  conquista de un futuro mejor.

La finalidad de la Suprema Ley

Dentro del principio de Causa y Efecto, quien, en conjunto con otras personas, agredió al prójimo no tendría que resarcir el débito en conjunto? Es  ese el  llamado "carma colectivo". (10) Toda acción que practicamos, buena o mala, la recibimos de vuelta. Nuestro  pasado determina nuestro presente no existiendo, pues, favoritismos, predestinados o arbitrios divinos. La  doctrina espírita no predica el  fatalismo y ni el  conformismo ciego ante las tragedias de la vida, aun mismo de las llamadas tragedias colectivas. Lo que el Espiritismo enseña es  que la ley es  una sola: para cada acción que practicamos, recogeremos la a reacción.

Lo importante a los  que quedan por aquí, en la Tierra, para que tengan el avance espiritual debido, es no fallar  por la lamentación, por la rebelión pues  "las grandes pruebas son casi siempre   un indicio de un fin de sufrimiento y de perfeccionamiento del Espíritu, desde que sean aceptadas por amor a Dios".(11)

Ante lo expuesto, aseguramos que la función del dolor es expandir horizontes, para verdaderamente divisar los reales logros harmónicos del equilibrio. Por esto, ante los compromisos “cármicos”, en expiaciones colectivas o individuales, recordemos siempre de que la finalidad de la Ley de Dios es la  perfección  del Espíritu, y que estamos, cada día, caminando en este destino, donde nuestro esfuerzo personal y  a búsqueda  de la paz estará actuando a nuestro favor, minimizando al máximo el peso de la as deudas del pasado.

Referências bibliográficas:

[1]Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 1979, questão 737
[2]Xavier, Francisco Cândido. Ação e Reação, Cap. XVIII, RJ: Ed FEB, 2005
[3]I Pedro 4:8
[4]Xavier, Francisco Cândido. O Consolado, RJ: Ed FEB, 2002, questão 250
[5]Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 1979, questão 851 a 867
[6]Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 1979, questão 851 a 867
[7]Idem
[8]JOÃO. 18:11
[9]Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo. Rio de Janeiro: Ed FEB, 2001, item 9, cap. V
[10]A palavra karma é oriunda da raiz sânscrita "kri", cujo significado é ação. Karma é portanto, Lei de Causa e Efeito, ou ainda, de acordo com a terceira lei de Newton, conhecida como o "princípio da ação-e-reação", que diz: "a toda ação corresponde uma reação, com mesma intensidade, mesma direção, mas de sentido contrário". E o Cristo, ao recolocar a orelha do centurião romano, decepada pela espada de Pedro, sentenciou: "Pedro, embainha tua espada, pois quem com ferro fere, com ferro será ferido". Podemos notar, aí, dois enunciados da mesma Lei de Ação e Reação: um, de maneira científica e, outro, de modo místico. O vulgo diz : "Quem semeia vento, colhe tempestade".

[11]Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo, RJ: Ed FEB, 1989, Cap.14,.

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