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sexta-feira, 6 de junho de 2014

LINCHAMIENTO, EN UNA MULTITUD HOMICIDA (Jorge Hessen)


Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com

Consigna la Wikipedia que linchamiento  o linchage es el asesinato de una o más personas  cometido  por una multitud con el objetivo de punir un supuesto transgresor  o para intimidar, controlar  o manipular un sector especifico de la población. Cita aun que el Coronel Charles Lynch practicaba linchamiento en el año 1782, durante la guerra de la independencia de los Estados Unidos. Entretanto, , se acostumbra a conferir con más frecuencia el origen del término  “linchamiento” al capitán William Lynch, del condado de Pittsylvania, Virginia,  que mantuvo un comité para la manutención del orden  durante la revolución americana. (1)
La ““ley de Lynch” dio origen a la palabra linchamiento, en 1837, designando el desencadenamiento del odio racial contra los indios, principalmente  en la Nueva Inglaterra, a pesar de las leyes que los protegían, bien contra los negros perseguidos por los “comités  de vigilancia” que dieron origen al Ku Klux Klan. a pesar de esa paternidad reconocida  a Charles o William Lynch,  la práctica del asesinato por una multitud ya ocurría  en la Edad Media en Europa.
Antes, sin embargo, en la Antigüedad, son innumerables  los relatos de linchamientos promovidos bajo los auspicios de la ley. Entre los judíos, lapidación – apedreamiento por la multitud – era una penalidad aplicada en diversos casos, tales como el adulterio femenino y la homosexualidad masculina, entre otros. Dos casos celebres de lapidación son narrados en el Nuevo Testamento – el de la mujer adultera, evitado por Jesucristo, y el de Esteban.
El hecho que causo fuerte conmoción  nacional, considerada  la 20ª (vigésima) muerte por linchamiento en Brasil apenas en el año 2014 (2), fue el asesinato de Fabienne  María de Jesús, linchada  por moradores del barrio de Morrinhos  IV en la periferia del municipio de Guaraja, en el litoral  del estado de San Paulo, el 3 de mayo de 2014. Fabienne  tenía 33 años, era un ama de casa casada, madre de dos criaturas y moraba en el barrio. Ella fue confundida con una secuestradora  de niños para sacrificios y rituales de magia negra; fue golpeada y muerta por la multitud.
La violencia del hombre “civilizado”  tiene sus raíces profundas  y vigorosas en la selva. Los hombres brutales tienen sus leyes: subyugar, humillar, torturar, linchar  y matar. El pragmatismo de las sociedades contemporáneas robotizo al hombre, lo que equivale a decir que lo petrifico en el plano moral. El mismo individuo que se postra ante las imágenes frías de los altares, en los templos suntuosos, vuelve a su puesto  para ordenar torturas  y linchamientos. El hombre contemporáneo vive atormentado por el miedo, ese enemigo atroz que lo asombra, una vez sometido a las contingencias de la vida actual, de inseguridad y de incertezas, resultando grave deterioración  de la ética. Será preciso reformular conceptos, repensar valores, reformar la intimidad  y adoptar el Evangelio como directriz de seguridad para el futuro de la sociedad.
En pleno siglo XXI, en una sociedad civilizada, lo que se espera es que las personas se movilicen para mejorar las instituciones, y no para hacer justicia con las propias manos de una forma salvaje, sin dar a los sospechosos el derecho a la defensa. Con eso, en el afán de intentar hacer una supuesta justicia, se cometen grandes injusticias. Aun mismo que la victima sea criminal, eso no ablanda el aspecto bestial de un linchamiento. En el pasado, los linchadores  tenían la premisa  para devolver el cambio con la misma moneda a causa del Código de Hamurabi, creado en 1780 a. C., uno de los primeros códigos de las leyes de Cristo en la Historia, tambien conocido  como la Ley de Talión, que predicaba el principio  de proporcionalidad de la punición, en el “ojo por ojo, y diente por diente”.
Habitualmente el linchamiento germina en las sociedades que no creen en sus dispositivos de seguridad, en sus procesos penales.  Un policía negativamente avalado, un sentimiento de impunidad generalizada,  un poder judicial percibido como lento e inútil, una resolución de un conflicto difícil, un estado del sistema omiso. Quiebras diarias desconfianza y legitimidad que llevan al linchador a buscar y justificar su estúpida justicia  con las propias manos.
El comportamiento libre y “justificado” de los linchadores refleja un poco los conceptos de “Estado Natural”  de Hobbes (1588-1679) e Locke (1632 - 1704). Para Thomas Hobbes, los hombres son malos por naturaleza, o sea, “el hombre es el lobo del propio hombre”, decía, y la organización social civil surge no por la “Buena Voluntad de unos para con los otros, más si por el miedo reciproco”; por tanto urge la presencia del Estado para, con autoridad absoluta, establecer el orden. El filosofo John Locke profería  que si hubiera de romper la confianza en el Estado, o si este no cumple con sus obligaciones, el pueblo puede resbalarse. En esa línea, los linchamientos  serian formas  de resbalarse  contra un estado en el que no se confía más. Más tarde, el teórico escocés David Garland, que estudió los linchamientos en varias de sus obras, definió tal práctica como formas colectivas de realizar la justicia retributiva, restablecer la honra perdida y reafirmar el poder del grupo.
La ola  creciente de delincuencia que se esparce por toda la Tierra asume proporciones  catastróficas e imprevisibles, exigiendo del hombre  honesto y lucido profunda reflexión. “Según recientes datos de la ONU, Brasil (un país supuestamente pacato) ocupa el indigno 15º(decimo quinto) lugar en la  lista de los países más violentos del mundo(lo que hizo el Le Monde bautizar la copa de FIFA  de "La Copa del miedo").  Y de las cincuenta  ciudades  más peligrosas  del planeta, 16 dieciséis)  son brasileñas.” (3)
“Los sanos no tienen necesidad de médicos, más si los enfermos”. (4) Reflexionamos, a la luz de la Doctrina Espirita, sobre el crimen, la violencia  y sobre la ley. El mandamiento mayor de la ley divina  incluye la caridad para  con los criminales, por más difícil que pueda parecer tener este sentimiento ante la barbarie. Ante la Ley de Dios, todos somos hermanos, por más repugnante que sea para los linchadores tal idea. El criminal es alguien que desconoce la Ley Divina, que no reconoce la paternidad divina, y por tanto no ve en el otro un hermano. Nosotros, que ya tenemos esos valores, sabemos que el es tambien un hijo de Dios, aunque apartado del bien, que necesita nuestro amor fraterno.
¿Más de qué forma amar a un criminal, a un enemigo de la sociedad? Kardec nos instruye “que amar a los enemigos no es tenerles una afecto  que no está en la naturaleza, visto que el contacto de un enemigo  nos hace latir el corazón de modo muy diferente de su latir  al contacto con un amigo. Amar a tales enemigos  es no guardarles odio, ni rencor, ni deseos de venganza; es perdonarles  sin pensamiento oculto y sin condiciones, el mal que causen; es desearles el bien y no el mal; es socorrerlos, presentándose la ocasión; es abstenerse, sea por palabras, sea por actos, de todo lo que los pueda inutilizar; es finalmente, retribuirles siempre el mal con el bien, sin la intención de degradarlos. (5)
El Maestro nazareno enseño: “habéis aprendido lo que fue dicho a los Antiguos: Vosotros no matareis, y todo aquel que matara merecerá ser condenado  por el juzgamiento. Más yo os digo  que todo aquel que s encoleriza contra su hermano merecerá ser condenado  por el juzgamiento; que aquel que dijese a su hermano Racca, merecerá ser condenado por el consejo; y que aquel que le dijera: Vos sois un loco, merecerá ser condenado al fuego del infierno”. (6)
Allan Kardec amonesta que “por esas máximas, Jesús hizo de la dulzura, de la moderación, de la mansedumbre, de la afabilidad y de la paciencia una ley: condena, por consiguiente la violencia, la cólera y aun mismo toda expresión descortés con respecto al semejante. (7) Por tanto, el Espiritismo enseña amar  a los enemigos es una de las mayores  conquistas sobre el egoísmo y el orgullo, es desearles el bien en vez del mal, y no tenerles odio, o deseo de venganza.

​Referencias bibliográficas:
(1)           Disponível em http://pt.wikipedia.org/wiki/Linchamento acesso  em 2 de junho de 2014
(2)           Jornal Correio Braziliense/junho de 2014.
(3)           Disponível em http://www.brasilpost.com.br/patricia-melo/genocidio-autorizado_b_5291725.html acesso em 1 de junho de 2014
(4)           Mateus, IX:10-12
(5)           Kardec, Allan. Evangelho Segundo o Espiritismo, Rio de Janeiro: Ed FEB, 2001, cap. IX.
(6)           Mateus, 21 e 22.
(7)           idem​​


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