Sigmund Freud defendía la tesis de que todo hombre es instigado por la búsqueda de la felicidad, con todo esa procura suena como ilusoria en el mundo real, porque la persona tiene experiencias de fracasos y desencantos y lo máximo que puede alcanzar es una “felicidad” ilusoria. Contrastando, sin embargo, con la tesis freudiana, un grupo de consultores de la Spectrem Group entrevistó a 1200 personas, interrogándolas sobre el nivel de la felicidad en relación al trabajo, casamiento, hobbies, dinero entre otros temas. (1) ¿Sin embargo, será que el dinero compra la felicidad? En la antigüedad se examinaba la felicidad bajo el punto de vista filosófico. Aristoteles afirmaba que la felicidad estaba relacionada con el equilibrio y harmonía advenidos de la práctica del altruismo. Por otro lado, Epicuro afianzaba que felicidad seria el reflejo de satisfacción de los deseos carnales. Lao Tsé decía que la felicidad podría ser alcanzada teniendo como fuente la naturaleza. Sin embargo, Confucio acreditaba en la felicidad como resultado de la harmonía entre las personas. Para Sócrates era impracticable ser feliz para alguien que actuase contra sus propias convicciones.
“Conócete a ti mismo”, pronunciaba Sócrates, certificando que quien controla los instintos extingue las cosas superfluas, le basta a sí mismo, dependiendo exclusivamente de su razón para que alcance la felicidad. De esta percepción de conciencia intima, el maestro Platón y Xenofonte profundizaba su concepción de felicidad, que no podía venir de los bienes exteriores (dinero, por ejemplo) y del cuerpo carnal, más si solamente del alma, porque esta es la esencia del hombre.
Es absolutamente lógico que necesitemos del dinero para vivir. Nuestra vida material está sujeta al dinero, por tanto necesitamos de recursos financieros para dignificar nuestra vida. en verdad, el dinero es neutro – ni es bueno, ni es malo en sí. Utilizado para la caridad, el dinero es instrumento sublime. Sin embargo, codiciado, o si de el hiciéramos mal uso, es instrumento para la INFELICIDAD. Sin altruismo de desprendimiento, “la fe se resume a la adoración sin provecho, la esperanza no pasa de flor incapaz de fructificación y la propia caridad se circunscribe a un juego de palabras brillantes, en torno de la cual, los desnudos y los hambrientos, los necesitados y los enfermos acostumbran parecer, pronunciando maldiciones.” (2)
En la parábola de los talentos, Jesús expone que el lucro, lejos de ser malo, es el trabajo objetivo e inversión. Al mismo tiempo, nos enseña que lo que se gana debe ser usado para los propósitos del bien. En la metáfora, la condenación cae sobre el hombre que no aprovecha su oportunidad – el dinero es para usarlo, no para esconder o guardar. Es como la sangre que precisa circular en el organismo social. Si queda estancado, provoca la “trombosis” en la sociedad.
El espíritu Emmanuel explica que el dinero “se hace dinamo del trabajo y de la beneficencia. En la base del dinero es donde se hacen los aviones y los rascacielos, no en tanto, es igualmente con el que se consigue la receta para el enfermo desamparado o la taza de leche para el niño indefenso. "(3) Ahora, el intercambio de dinero para comprar alimentos para nutrir a las víctimas de la escasez o “permutándolo por el frasco del remedio para aliviar al enfermo tumbado en las cunas de nadie, reconoceremos que el dinero también es de Dios.“(4)
Aunque no sea fundamentalmente la matriz de la alegría o de la felicidad, reconocemos que el dinero puede ser medicamento para el enfermo, comida para los desamparados, el techo para los desabrigados relegados al frio de la noche, el socorro silencioso para el peregrino sin hogar. “No nos olvidemos de que Jesús bendijo el dinero de la viuda, el tesoro público del templo y, empleando el dinero para el bien, convirtámoslo en colaborador del Cielo en todas las situaciones y dificultades de la Tierra. “(5)
Jamás pronunciemos que el dinero es instrumento del mal, muy por el contrario, el dinero es sudor convertido en dólar. Es urgente que le apliquemos en empleos nobles, recordando que la moneda en el bien hace prodigios de amor. Sin embargo, vale reflexionar en el precepto de Pablo: “teniendo sustento y con lo que cubrirnos, estemos, con eso, contentos”. (6) Esa lección debe ser siempre ponderada cuando nos faltan recursos financieros. La circulación de dinero es una condición importante para que la prosperidad aparezca. Sin embargo, raros son los individuos que mantienen una relación equilibrada con el dinero, sin traumas, sin culpas, sin excesos de cualquier naturaleza.
El dinero y la avaricia no se deberían mezclar, pues los avarientos no les gustan “meter la mano en el bolso” y casi siempre, dejan de colaborar, financieramente, con las obras sociales. Hay muchos compañeros espiritas, activos participantes en los trabajos de las innumerables Instituciones doctrinarias, esparcidas por Brasil, que cambian de asunto, después del apelo, que les son dirigidos, cuando este sea en la emisión de un cheque o en la entrega de algunas cédulas para socorrer a los necesitados.
Tales cofrades se esclavizan en la vocación de la mezquindad impenitente, recogen el oro del mundo para erigir con él el túmulo suntuoso en el que se les sepulta l esperanza y reciben la bendición del amor para transformarla en esposas que los encarcelan, algunas veces, en el purgatorio del sufrimiento.
El dinero “en las garras de la mezquindad es metal oxidado, suscitando la penuria, más invertido en el servicio de Jesús puede convertirse en promisora sementera de paz y felicidad.”(7) Entretanto, infelizmente hay cristianos presentando claras señales de una vida confortable, comportándose como si no tuviesen la mínima condición de ayudar al prójimo a través de la donación de lo superfluo de monedas que abarrotan sus cuentas bancarias. En este caso, el dinero establece vínculos profundos con la propia INFELICIDAD.
Jorge Hessen
http://aluznamente.com.br
Referências bibliográficas:
(1) http://economia.terra.com.br/noticias/noticia.aspx?idNoticia=201302281308_TRR_82043663
(2) Xavier, Francisco Cândido. Dinheiro, ditado pelo Espírito Emanuel, SP: IDE, 1990
(3) Idem
(4) Idem
(5) Idem
(6) ITimóteo 6:8
(7) Xavier, Francisco Cândido. Dinheiro, ditado pelo Espírito Emanuel, SP: IDE, 1990
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