El consumo de
alcohol por el ser humano no es un hábito reciente: es tan antiguo como el
propio hombre de las cavernas. Sea cual sea el periodo histórico y en el que la
sociedad con la cual se relaciono o la
cultura que recibió, el hombre ha
bebido. Hace 3700 años el “Código de
Hamurabi” ya traía normativas sobre las situaciones, lugares y personas que
podían o no hacer la ingestión de bebidas alcohólicas: la práctica era
punida con la decapitación. Siendo, así,
es una costumbre extremadamente antigua
y que viene persistiendo por millares de años.
Pablo escribió
a los cristianos de Efesio: “y no os embriaguéis con vino, en el cual hay
disipación, más si henchíos del Espíritu.” (1)
El alcohol es la droga “licita”
más consumida en el mundo contemporáneo, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS). Siempre según la OMS, la
bebida alcohólica es la droga legalizada
de elección entre los niños y adolescentes y se estima que el uso de sustancias
tóxicas comienza (a los) entre 10 (u) 12 años. Los males generados por el
alcoholismo son la tercera causa de
muerte en el mundo.
Estudios
encontrados en la literatura científica muestran que los hombres bebían más que
las mujeres en todas las fajas etarias y que los jóvenes consumían más alcohol
que los ancianos. Sin embargo, otras pesquisas apuntan el aumento anual en
Brasil y en el mundo, del porcentaje de mujeres dependientes. En el pasado,
puntúan los especialistas, para cada cinco usuarios problemáticos de alcohol
existía una mujer en la misma condición.
Actualmente, demuestra el estudio, la razón comparativa es de 1 para 1. Ellas
ya beben tanto como ellos, más concentradas en fases distintas. Es más reciente la aceptación social del uso del alcohol por
las mujeres. Realmente antes, ellas no bebían tanto. Con eso, el foco de las
campañas preventivas quedó muy centrado en los hombres. Las mujeres quedaron
descuidadas de este abordaje, raros son
los ginecologistas, por ejemplo, que cuestionan
si sus pacientes beben. Las grandes víctimas son los hijos, envueltos en
una rutina de restricciones y constreñimientos. Los hijos de mujeres que consumen alcohol en exceso durante el
embarazo están sujetos al síndrome alcohólico fetal, que puede provocar secuelas físicas y mentales en el recién nacido.
Las grandes
víctimas son los hijos, envueltos en una rutina
de restricciones y constreñimientos. Hijos de mujeres que consumen
alcohol en exceso durante el embarazo están sujetos al síndrome alcohólico fetal, que puede
provocar secuelas físicas y mentales en
recién nacidos. Criaturas y adolescentes
hijos de padres con el vicio están más sujetos
a desequilibrios emocionales y psiquiátricos. Normalmente, el primer problema identificado es un prejuicio severo en la autoestima, con
repercusiones negativas sobre el rendimiento escolar y en las demás áreas del funcionamiento
mental. Esos adolescentes y niños
tienden a subestimar sus propias
capacidades y cualidades.
Los datos
actuales sobre el alcoholismo son desbastadores. Según pesquisa realizada por
el Instituto de Psiquiatría del Hospital de las Clínicas (HC)de San Paulo,
ligado a la Secretaria del Estado de la Salud, más del )90% de los ancianos
paulistanos consumen bebidas alcohólicas en exceso. El levantamiento hecho con 1563 personas con 60 años o más anoto que el) ,1% de esa población
abusa del alcohol, el equivalente a 88 mil anciano de la capital paulista.
Demostrado
científicamente que el alcohol es pernicioso en cualquier faja etaria, sus
daños entre los adolescentes son manifestados, sobre todo, durante la fase
escolar, una vez que el uso sucesivo de la sustancia impide el rendimiento, más
allá de provocar desorden mental, falta
de coordinación, problemas de memoria y de aprendizaje. Consecuentemente, ese
proceso resulta también en dolores de cabeza, alteración del ciclo natural del
sueño y del equilibrio.
La dependencia
al alcohol puede ser hereditaria, habiendo una predisposición orgánica del
sujeto para su desdoblamiento, en el cual el espíritu inmortal trae en su DNA
periespiritual las marcas y consecuencias del vicio en otras experiencias
reencarnatorios, siendo comprensible, entonces, el alcoholismo transmisible de
padres para los hijos. Las matrices de
esas disfunciones están en el pasado, quiera sea hereditariamente, quiera sea
espiritualmente, en el transcurso de
experiencias infelices, provenientes de progresivas existencias.
Según André
Luiz “al reencarnar traemos con nosotros las secuelas de nuestras faltas como
raíces congénitas de los males que nosotros mismos plantamos, como ejemplo, el
Síndrome de Down, de la hidrocefalia, de la parálisis, de la ceguera, de la
epilepsia secundaria, del idiotismo, el
cojo de nacimiento.”(2) “El cuerpo periespiritual que da forma a los elementos
celulares, está fuertemente radicado en la sangre. La sangre es el alimento
básico de equilibrio del cuerpo periespiritual”.(3) En “Evolución en dos
Mundos”, el mismo autor espiritual nos revela que “los neuronios guardan
relación intima con el periespiritu.”(4) Por tanto, la acción del alcohol en el
periespiritu es letal, creando hollín
venenoso que saturan el periespiritu, dañando tanto las células
periespirituales como las células físicas.
Las
substancias de los alcoholes ingeridos caen en la corriente sanguínea y de ahí,
llegan al cerebro, atacan a las células neuronales, estas reflejaran en las provincias
correlativas del cuerpo periespiritual en configuración de daños y deformaciones apreciables que, en algunos
casos, pueden llegar hasta a desfigurar
la propia fisonomía humana del periespiritu.
Infelizmente
la liberalidad de muchas familias con el alcohol es uno de los mayores
problemas para la prevención:- Es un mito considerar que marihuana lleva a los jóvenes
a otras drogas. Son las bebidas alcohólicas las que hacen ese papel.
Nefastamente es la azada familia que estimula la ingestión de los “inofensivos
destilados o fermentados”. No son pocos
los que comenzaron a beber cuando el patriarca (padre), orgulloso del
hijo que se hacia un hombre, los atraen para las bebidas de “machos”.
El vicio
de beber crea rutinas que envuelven a los cómplices encarnados y desencarnados que comparten los mismos
hábitos y manías. Bares, restaurantes, cafeterías, clubs sociales, las avenidas
están repletas de jóvenes que, indisciplinadamente, hacen uso, en larga
escala y abiertamente, de las tragedias
embotellados o enlatados. La instalación del alcoholismo envuelve tres características: la base genética, el
medio y el individuo. Hijos de Padres alcohólicos pueden ser genéticamente
diferentes, sin embargo, solo desenvolverán la dolencia si estuvieran en un
ambiente propicio o de características psicológicas favorables.
Los
desafortunados "tazas carnales" no sólo afean el cuerpo como agreden y violentan el carácter y deterioran el psicosoma a través de las obsesiones, incentivadas por los bebedores de licores que
comparten con el borracho los mismos vicios y se alimentan a través de los
vapores del alcohol expelidos por los
poros y la boca en una simbiosis
mortificadora. Es precisamente ese vampirismo incorpóreo el que ilustra el motivo d eque el alcoholismo valorado como
molestia progresiva y de
cierto modo incurable. Es ¡Verdad! Parar de beber
dicen miembros de la AA, s (Alcohólico anónimos), es la victoria mayor para
el dependiente, más la dolencia no acaba. Si el volviera a dar unos
tragos, en poco tiempo recuperaría el
ritmo igual al de antes o incluso
mayor al mantenido antes de la pausa. “No existe ex
alcohólico en esa historia”, sustentan los frecuentadores de los AA´s.
Esas son razones suficientes
para que en las celebraciones y festejos con amigos en los bares de la vida,
huir del compromiso de la vana tradición
de la embriaguez con el fin de divertirse. El océano está constituido de pequeñas moléculas de H20, y las playas se
forman con incontables gránulos de
arena. Es indispensable, por tanto, deshacerse del cliché de “es solo hoy” y cuando
somos arrastrados a
comportamientos para “distraernos” no se debe aceptar la peligrosísima salida
del “es solo un trago” hasta incluso porque no se debe olvidar que una
picadora de venenosa
cobra, aunque el pequeña porción, puede producir la muerte inmediata,
por tanto en vez de distraer va a destruir.
Sin duda que es más fácil evitar la instalación que el luchar después por la supresión del
vicio (como ellos dicen los miembros de AA: no hay un ex-alcohólico). La
cuestión sienta densas raíces en la sociedad, provocando medidas curadoras y profilácticas en los círculos religiosos,
médicos, psicológicos y psiquiátricos, necesitando de imperiosa asistencia de
todos los segmentos sociales para (quien sabe) minimizar sus efectos
flagelantes. Mientras, se hace urgente
sentar la cuestión de la alcohofilia en
el foco de los debates públicos. Hasta porque el problema del consumo alcohólico precisa ser atacado
sin tregua, a fin de que sean encontradas soluciones para la compleja epidemia
del “toxico legal”.
Para todos los dominados por
los vicios recomendamos a Jesús. ¡Sí! El Mesías que prometió: “Venid a mi todos
los que estáis cansados y oprimidos, y yo os aliviare. Llevad mi yugo sobre
vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontrareis
descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi fardo es leve.” (5)
Jorge
Hessen
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