A LUZ NA MENTE

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sexta-feira, 25 de maio de 2012

PENSAR




Traducido por Merchita
Madri/Espanha
merchitacruz@gmail.com

El diccionario define el término “pensamiento” como el acto de reflejar el proceso mental que se  concentra en ideas, formulaciones de conceptos y de juicios. El mecanismo por el cual se opera el fenómeno del pensamiento es enigma que los ilustres académicos no consiguieron, aun, desvendar.
Se dice que el Universo es la proyección de la Mente Divina y la Tierra, cual la edificamos en su aspecto político, económico y social, es el reflejo de la Mente Humana aun delirante bajo el talón del egoísmo y de la ambición. La mente, a pesar de la presentación de la incertidumbre científica limitada, es el lugar geométrico de toda manifestación vital en el planeta. Como un espejo de luz, según los Benefactores espirituales, emitiendo rayos y asimilándolos, la mente es la matriz  de tinieblas o de luz, alegría o desdicha, paz o guerra, donde quiera que se manifieste.
Para fines elucidativas, señalemos la estructura mental estratificada en tres niveles, a saber: “consciente” (personalidad) como un sistema de acceso, grabación  y reproducción; “subconsciente”, material adquirido en la actual experiencia física  (individualidad), contenido inmemorable, de vidas pasadas que puede ser reconstruido por determinados artificios psicológicos, a ejemplo del sueño y de la “regresión” hipnótica.
Categóricamente, muchos de nuestros actos solo advienen porque pensamos alguna cosa, deseamos algo, creemos o descreemos en algo, recelamos algo, o sea, hay una condición individual que genera un tipo de circulación en el mundo palpable. De este modo, es difícil, en la práctica, vacilar sobre ese hecho, luego, la influencia de lo que pensamos  sobre lo que vivimos es bien mayor de lo que, comúnmente,  concebimos.
“El pensamiento es el generador de los infra corpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo sub atómico, creador de: corrientes de bien o de mal, grandeza o decadencia, via o muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige.”(1) Energía viva, el pensamiento se mueve, en torno a nosotros, como fuerzas sutiles, construyendo paisajes o formas y creando centros magnéticos u ondas, con las cuales emitimos nuestra  actuación o recibimos la actuación de los otros.
La gravedad en el campo mental es tan contundente, como en el dominio de la experiencia física. Estaremos siempre bajo el influjo de nuestras propias  creaciones, sea donde sea. Pensamos, y producimos vida al componente imaginado. Tenemos, entonces, pensamientos que generan acciones,  que generan pensamientos, que generan acciones. Acciones que generan el mundo, que genera acciones. El pensamiento del otro  que constituye  mi pensamiento, que constituye el pensamiento del otro.
En esa dinámica aprendemos que existen personas desgraciadas infestando todos los puntos de la Tierra, en vista del carácter evolutivo inferior en el que aun se deparan los grupos humanos y, muchas veces, multitud de espíritus fornicadores ejercitan vampirismo junto a los encarnados incautos, puramente en el intento de continuar adheridos a las sensaciones del campo físico de las cuales no se despojaron  (Subyugación)  Quien mentalice intrigas  con el cofre público, violencia de todo orden, erotismo, infidelidad conyugal, crímenes, desventuras y excitación, solo podrá actuar y reaccionar bajo el impacto de la desarmonía y del disgusto personal.
Cada mente es un verdadero mundo de emisión y recepción de ondas magnéticas y cada cual atrae los seres que se le asemejan. Los adúlteros se procuran, los tristes agradan a los tristes, los violentos se reúnen, los buenos establecen lazos recíprocos de trabajo y realización. Bajo el punto de vista espirita “nuestro espíritu residirá donde  proyectemos nuestros pensamientos, alicientes vivos del bien o del mal”. (2)
Atraemos personas y recursos, de conformidad con la naturaleza de nuestras ideas, aspiraciones, invocaciones y apelos. Quien se arroja al subterráneo   de la deshonra, de la mala conducta, del adulterio, será influenciado por espíritus perversos y depravados  que los buscaran, seducidos por el tipo de sus tendencias recriminable y absorberán los contenidos mentales lanzados, lanzando sobre los deshonestos e infieles las exhalaciones  deterioradas.
Es el fundamento de la idea tangible que contrarrestan las alas de los ángeles y los grilletes de los condenados. Vigilemos los pensamientos, depurándolo en el trabajo incesante del bien,  a fin de conseguir de nosotros el árgema capaz de sujetarnos a los indigestos artificios de vida promiscua. Por el pensamiento malsano nos esclavizamos a genealogías de cruel agonía, sentenciándonos, muchas veces, a siglos  de ambulación por los caminos  de dolor y de auto exterminio. Nuestros pensamientos componen, en el fondo, cargas de fuerza electromagnética, con las cuales golpeamos o calentamos, protegemos o damnificamos, vitalizamos  o aniquilamos, y que regresan, firmemente, a nosotros mismos, saturados de los recursos dichosos o deprimentes con los que les señalamos la ruta.
Es absolutamente inútil proclamarnos el título de “cristianos” sin ningún empeño de sublimación del pensamiento, más allá, es tan arriesgado para alguien  como detener una cualificación honorifica entre los hombres  con menosprecio por la responsabilidad que ella inflige.  Según los Benévolos seres del más allá, los títulos de fe  nos e fundan en meras palabras, descubriéndonos  deficiencias y desvíos morales.  Anuncian obligaciones de mejoría  a los que no nos será licito esquivar, sin agravio de constreñimientos.
El pensamiento es un núcleo de fuerzas inteligentes produciendo plasma sutil que, al exteriorizarse sin interrupción de nosotros, armoniza recursos de concreción de las figuras de nuestra imaginación, bajo el gobierno  de nuestros propios designios. Escalemos el plano superior, instalando pensamientos de sublimación en aquellos que nos rodean. ¡Procuremos la conciencia de Jesús para que  nuestra conciencia le retrate la perfección y belleza!...
Para Emmanuel “la mente es el espejo de la vida en todas partes. Se Yergue en la tierra para Dios, bajo la egida de Cristo, la apariencia del diamante en bruto, arrancado de las entrañas de la tierra oscura, avanza, bajo la dirección de la piedra, para la gloria de la luz. En los seres primitivos, aparece bajo la ganga del instinto, en las almas humanas surge entre las ilusiones que asaltan la inteligencia, y se revela en los Espíritus Perfeccionados como brillante  precioso  que retrata la Gloria Divina.” (3)
Jorge Hessen

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