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segunda-feira, 1 de agosto de 2011

CONCISA EXPLICACIÓN A PROPÓSITO DE LA FELICIDAD

Traducido por: Merchita

merchitacruz@gmail.com

El investigador inglés Richard Layard (1) escribe sobre la dificultad que la ciencia actual encuentra para pronunciarse a respecto de la felicidad y de cómo obtenerla. Para el “ la “ciencia académica” es muy eficiente en lidiar con las cosas físicas y con el control de la naturaleza. Más si lo que se relaciona con el “alma Humana”, o con “espíritu humano”, es muy diverso, pues para la ciencia cartesiana, las personas son el resultado de procesos aun no completamente entendidos del cerebro, con cuerpos y comportamientos dictados por sus disposiciones genéticas, y todo lo que son, o expresan, resulta de sus interacciones con el ambiente y de sus propios arreglos o trastornos biológicos. "(2)

Desde la década de los 80 del siglo XX hay una llamada “ciencia de la felicidad”, y algunos investigadores, aun en el universo del paradigma oficial utilitarista, están intentando crear un índice econométrico, a tal “Felicidad Interna Bruta”, capaz de medir el nivel de felicidad de los ciudadanos de un país. Los estudios apuntan, por ejemplo, que la riqueza no consolida la felicidad de las personas en el mundo desenvuelto. “Defender un crecimiento económico continuo no es lo mismo que tener como objetivo una sociedad más feliz. “(3)

Algunos académicos “descubrieron” que la felicidad es una obra colectiva y, como tal, ella se fundamenta mucho más en las relaciones que tenemos con las otras personas de que en las relaciones que tenemos con los bienes y utensilios que utilizamos en nuestro día- a – día. Para Layard: “Hay un lado profundamente egoísta en nuestra naturaleza, más es el trabajo de cultura apoyar nuestro altruismo natural contra nuestro egoísmo natural.” Uno de los conceptos básicos de la Revolución Francesa, marcó de la moderna sociedad occidental, es que el objetivo de la sociedad debería ser la felicidad general. En la Constitución americana, ya en la segunda línea está escrito que todo hombre tiene el derecho inalienable a la vida, a la liberad y a la búsqueda de la felicidad.

Históricamente, la felicidad, expresión por excelencia del espíritu humano, fue el objeto de discusión de las propuestas filosóficas. En Grecia, por ejemplo, Epicuro procuró demostrar que la sabiduría era la llave de la felicidad. Antes de el, Diógenes, “El Cínico”, establecía que el hombre debería desdeñar todas las leyes, excepto las de la Naturaleza, viviendo de acuerdo con la propia conciencia y con total desprecio por las convenciones humanas y sociales. Hace 2.400 años, Sócrates, considerado el padre de la ciencia moral, en su dialéctica para expresarse, no raro de forma inronica, combatía los males que los hombres fomentan para gozar de beneficios inmediatos, objetivando, con esa actitud de recta conducta, el bien general, hace la felicidad comunitaria. La edad socrática expone un debate que permanece hasta hoy: ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo conseguirla? Hasta entonces, los griegos acreditaban que dependían básicamente de los designios de los dioses.

Otro problema en el estudio de la felicidad es que el término no comparta definiciones precisas. ¿Es bienestar? ¿Es satisfacción? ¿Es éxtasis? ¿Es la serenidad de la contemplación? El concepto de la felicidad es incierto. Se modifica de acuerdo con la ocasión y la concepción social, económica y espiritual de cada uno. Puede expresarse, momentáneamente en un viaje, en la salud, en una fiesta de aniversario, en la compañía de un amigo, y en otras situaciones. ¿Más, será que “el hombre puede gozar de la completa felicidad en la Tierra? (5) No podemos olvidar que la Tierra que la Tierra es un mundo atrasado bajo el punto de vista moral. Por eso, la felicidad total no se encuentra aquí en el orbe, como en los mundos más evolucionados. En nuestro planeta la felicidad es relativa, conforme consta en el ítem 20 del capítulo V de “El evangelio según el espiritismo”. (6)

Confundir la felicidad con codicia y el placer es una distorsión propuesta inicialmente por el epicureísmo, el cinismo, por el estoicismo. (7) Aun hoy, se acredita que la felicidad está en la satisfacción de la vanidad y de los deseos. Por eso, son tan valorizados e idolatrados el de silicona, botox, ropa de diseño, coche de lujo y el restablecimiento plástica estética. El mundo exige que las personas estén permanentemente “bonitas” “alegres” y, por eso, el se torno el paraíso de las drogas y del Prozac. Muchas mujeres hacen análisis justamente porque son muy bonitas y tienen dificultad en lidiar con la belleza.

En una sociedad feliz, donde el hombre fuese consciente de la voluntad de Dios, esto es, de la práctica del bien, no habrá violencia, drogas, secuestros, prostitución, poligamia, traición, envidia, racismo, enemistad, tristeza, hambre, ganancia y guerras; y más, no encontraríamos personas deambulando por las calles, embriagadas, sucias, con los cabellos desarreglados, ropas sucias, recogiendo cosas en la basura o pidiendo limosnas, a causa de las caídas morales. las teorías actuales sobre el bienestar en Psicología y Economía están, aun, a desear. Urge que nuevas propuestas teóricas interpreten la felicidad en términos de valores más duraderos. Astrólogos, lectores, místicos y embusteros de toda suerte, también enriquecen a costa de la ingenuidad ajena, fomentando la ilusión de una fórmula mágica para la prosperidad. La felicidad no es resultado de privilegios biogenéticos (cerebrales) y de personalidad, ni aun mismo puede ser adquirida por la obtención de una mercancía.

Creemos que la felicidad depende, exclusivamente, de cada criatura. Brota de su intimidad, depende de su interior, como instruyó el Maestro de los Maestros “el reino de los cielos, está dentro de vosotros.” (8) La legítima felicidad reside en la conquista de los tesoros imperecibles del alma. Estableciendo conforme el Eclesiastés, que la verdadera “felicidad no es de este mundo” (9) Jesús preconizó que el hombre debe vivir en el mundo sin pertenecer al mundo, facultándole el autodescubrimiento para superar el instinto y sublimarlo con las conquistas de la razón, a fin de planear con las alas de la Angelitud.

La felicidad se expresa en el bien que se hace al prójimo. Cuando el “yo” egoísta de cada ser haya cedido lugar al amor por su semejante, iremos a presenciar una comunidad equilibrada, armónica y feliz. El Espiritismo nos da soporte moral y otras diversas motivaciones, revelándonos la inmortalidad, la reencarnación y la ley de causa y efecto. Nos explica que la felicidad es posible y que se construye en el día a día por el esfuerzo continuado, fortaleciéndonos para la lucha contra nuestras tendencias inferiores.

Aprendamos a notar el mundo por el prisma del espíritu y seremos felices, comprendiendo la vida como un don de Dios.

Jorge Hessen

http://jorgehessen.net

Referências:
(1) Richard Layard, renomado economista britânico e que integra a Câmara dos Lordes é diretor do Centre of Economic Performance da London School of Economics..
(2) Disponível em <
http://www.diariodasaude.com.br/news.php?article=como-ser-feliz-ciencia--propoe-receita-felicidade&id=6405.>acesso em 25/07/11
(3) idem
(4) idem
(5) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 2000, perg 920
(6) Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo, RJ: Ed FEB, 2003, item 20, Cap. V
(7) Primeiras escolas de filosofia gregas a pensar a moral de forma individual
(8) [6] (Lucas 17:20-21).
(9) (Eclesiastes 6:1-5)

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