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terça-feira, 8 de fevereiro de 2011

No hay como tolerar militancia política dentro de las huestes espíritas







Traducido por Merchita
E-mail: merchitacruz@gmail.com

El portal de G1 realizó una encuesta en la Cámara de los Diputados con el fin de saber cuál es la religión de los parlamentarios. De los 414 diputados consultados, 309 se declararon católicos y 43 evangélicos. Los parlamentarios que se declaran “espíritas” (¿?) fueron 8. Otros 13 dijeron ser cristianos, más no especificaron si siguen una religión. Ocho se dijeron agnósticos. Para nosotros, los espiritas, ese cuadro estadístico no significa nada. Por una cuestión muy elemental: “no hay representantes oficiales del espiritismo en sector alguno de la política humana”, según André Luiz. (1) La Doctrina Espirita no estimula el encajamiento en ideas y políticas partidarias. No coloca su tribuna a servicio de la propaganda política de candidatos, de partidos o de movimientos políticos.

En que pese la idea de que “el problema no es de cómo el espirita entra en la política, más si de cómo sale”, el espirita, si estuviera vinculado a algún agremiación partidaria, si desea concurrir como candidato a un cargo electivo, tiene total libertad de acción, más si debe actuar lo más lejos posible de los ambientes espiritas, para que todo lo que hiciera o dijera, dentro de la Institución Espirita, no vaya a tener una connotación de actitud de intención disfrazada, visando conquistar los votos de sus compañeros.

Es inadmisible traer para dentro de los Centros o Instituciones Espirita la política partidaria, sin embargo, como ciudadano, cada espirita tiene la libertad de militar en el universo fragmentado de los ideales políticos. Más el Espiritismo no es fragmento de la política partidaria, y ni tampoco se envuelve con grupos políticos sectarios, que utilizan medios incoherentes con los fines del poder.

La política del legitimo espirita es a favor del ser humano y de su crecimiento espiritual. No se somete y no se omite ante el poder político, y ni tampoco asume lugar de oposición o de situación. Elucida Emmanuel que “el discípulo sincero del Evangelio no necesita respirar el clima de la política administrativa del mundo para cumplir el ministerio que le es cometido. El Gobernador de la Tierra, entre nosotros, para atender a los objetivos de la política del amor, representó, ante todo, los intereses de Dios junto al corazón humano, sin necesidad de reglamentos y decretos, respetable, sin embargo”. (2)

Estrictamente hablando, “iniciados en la luz de la Nueva Revelación, los espiritistas cristianos poseen patrimonios de entendimiento muy por encima de la comprensión normal de los hombres encarnados.” (3) Por eso mismo saben a la saciedad que “la misión de la doctrina es consolar e instruir, en Jesús, para que todos movilicen sus posibilidades divinas en el camino de la vida. Reemplazarla por un lugar en el banquete de los Estados es invertir el valor de las enseñanzas, porque todas las organizaciones humanas son pasajeras cara a la necesidad de renovación de todas las formulas del hombre en la ley de progreso universal.” (4)

Si el mundo gira en función de políticas económicas, administrativas sociales, no hay como tolerar militancia política dentro de las huestes espiritas. Los Benefactores espirituales nos advierten que no sustentan las tesis simplistas de que solo con nuestra participación efectiva en los procesos políticos a nuestro alcance ayudaremos a mejorar el mundo. Recordemos que Jesús reflexiona mucho de la mejora de la criatura en sí. No nos consta que Él hubiese abierto cualquier proceso político partidario contra el poder constituido en aquella época. Nuestra conducta apolítica no debe ser encarada como conformismo. Por el contrario, esa actitud es sinonimia de paciencia operosa, que trabaja siempre para mejorar las situaciones y cooperar con aquellos que reciben la responsabilidad de la administración de nuestros intereses públicos.

Es importante recordemos que, en las pequeñas concesiones, vamos descaracterizando el proyecto de la Tercera Revelación. Por eso mismo urge que hagamos una profunda distinción entre Espiritismo y Política. Somos políticos desde que nacemos y vivimos en sociedad. Eso es real, sin embargo la Doctrina espirita no podrá, jamás, ser vehículo de especulación de las ambiciones personales, en ese campo.

Por la transformación del comportamiento individual, luchando por el ideal del bien, en nombre del Evangelio, los espiritas no están ajenos a la Politica; se engañan quien piensa lo contrario. Los espiritas honestos, fieles a la familia, a los compromisos morales, son integralmente ciudadanos activos, que ejercen el derecho y obligación (depende del punto de vista) de votar, sin embargo sin vínculos con las querellas y disputas partidistas. 

El Espiritismo no pacta con irrelevantes y transitorios intereses terrenos. Estamos investidos de compromisos más inmediatos, en vez de sumergirnos en el mundo de la política saturada de equívocos lamentables.


Referência bibliográficas:

(1) VIEIRA, Valdo. Conduta Espírita, Ditado pelo Espírito André Luiz, Rio de janeiro: FEB, 2001, Cap. 10

(2) Xavier, Francisco Cândido. Vinha de Luz, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1999, cap. 59

(3) Xavier, Francisco Cândido. Vinha de Luz, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1999, cap. 60

(4) Xavier, Francisco Cândido. O Consolador, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1984, pergunta 60

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