
Traducido por Merchita
E-mail: merchitacruz@gmail.com
Ante la infidelidad conyugal, varias personas presentan dos fases de reacción: protesta y desespero. En la primera, la persona se contorsiona, grita, llora, implora una nueva oportunidad. Ya en la segunda fase, la reacción será muy parecida como la de pacientes con depresión: falta de voluntad de interactuar socialmente, pérdida del apetito, insomnio y desinterés por cualquier actividad. Más el americano León Walker, de Michigan, accedió al correo electrónico de Clara, su esposa, para confirmar que ella estaba teniendo un caso extraconyugal. Walker informó que “invadió” la caja postal de la esposa visando proteger a los hijos del matrimonio. Algunas personas se sorprenden por el hecho y hacen juicios moralistas de lo que moral. Estamos en un estado social en el que el mundo virtual es el real, más el nos surge como sueño. Algunos sueñan con cuidado, otros se pierden en los sueños. En todos esos sueños, existe el peligro de convertirse en una pesadilla como le ocurrió a Walker.
Para Jesica Cooper, promotora del caso, el marido engañado actuó de “mala fe”, y como un habilidoso “hacker”, invadió la privacidad de la esposa con el fin de tomar material de prueba contra ella. Lo instigante de la foto es que, más allá de ser traicionado, León Walker aun podrá ser condenado a cinco años de cárcel, de acuerdo con las leyes norteamericanas.
En esa cibernética confusión, Clara, su esposa infiel, salió por la tangente y pidió el divorcio (1).
¿Cómo clasificar los dos temas del episodio de Michigan, bajo el sesgo metodológico kardeciano? En verdad, los delitos (invasión a la privacidad electrónica y el adulterio) son comprometedores para sus autores, con todo, imaginamos que en los recovecos de la conciencia de la pareja, los azotes en la emoción por la práctica del adulterio, tienen mayor repercusión cara a la Ley de Causa y Efecto. ¿Imaginan si el hecho ocurriese en Irak? El final de la historia tendría matices más trágicos para Clara. Por esa razón, nuestro argumento explorara doctrinariamente la cuestión de la infidelidad conyugal y, bajo el enfoque jurídico, la invasión de la privacidad, recordando que, si la intromisión electrónica es una transgresión a las leyes humanas, prevista bajo los estrabicos códigos jurídicos, el adulterio estremece más directamente la mente desprevenida, obstando sueños reales de felicidad .
"Hace más o menos dos años el principal ejecutivo de Sun Microsystems, Scott McNealy profirió su solemne – y sombría – asertiva de que la privacidad en Internet es igual a cero y que esto jamás iba a cambiar”. (2) Especialistas afirman que lo que más crece escucha en línea es la invasión de los hogares. La SpectorSoft, un fabricante de equipamientos de espionajes, comenzó vendiendo sus productos para padres y patrones. Con todo, las ventas explosionaron cuando la empresa mudo su programa para cónyuges y parejas románticas. El Spector 2. 2 una vez instalado en el computador, “fotografía” secretamente en todos los sites, grupos de chat y emails visitados o enviados y los salva en un archivo secreto que posibilita a la persona que está fisgoneando examinarlos posteriormente. Ese es el precio que la sociedad contemporánea paga por el avance de la Tecnología de la Informática. (TI)a pesar de muchos ciudadanos aun no haberse dado cuenta de que sus pasos están siendo supervisadas por instituciones públicas o privadas.
La noción del derecho a la intimidad es innata en el hombre, tenida por la mayoría de los jueces como un derecho natural, lo cual adviene de la propia naturaleza humana, independientemente de la declaración objetiva de tal derecho en la norma cristiana. De los griegos clásicos a los chinos, también como ocurre en la propia Biblia, se adoctrina la necesidad del respeto al derecho a la intimidad, justificada como la necesidad de preservarse el rincón del individuo y las consecuencias de su privacidad.
En 1948 fue proclamada la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, y en su artículo 12 prescribe: “nadie sufrirá intromisiones arbitrarias en su vida privada, en su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni ataques a su honra o reputación. Contra tales intromisiones o ataques toda persona tiene el derecho a la protección de la Ley. Para muchos abogados, hay sinonimia entre el derecho a la intimidad y el derecho a la privacidad, ya que ambos expresan el mismo significado, a saber, cual sea, representa la prerrogativa que el individuo tiene ante los demás, inclusive el Estado, el de ser mantenido en paz en su rincón. Representa, pues, el mecanismo de defensa de la personalidad humana contra injerencias o interferencias ajenas ilegitimas. Sin embargo, otros estudiosos sustentan que el derecho a la intimidad representa el ámbito exclusivo que alguien reserva para si, sin ninguna repercusión social.
En Brasil, el derecho a la privacidad es previsto por la Constitución de 1988, cuyo artículo 5º - inciso X y XII – establece que “son inviolables para la intimidad, la vida privada, la honra y la imagen de las personas, asegurando el derecho a la indemnización por el daño material o moral proveniente de su violación. Mientras, para estudiosos, toda investida sobre tal situación es ilegitima, sea por la escucha clandestina de conversaciones, a través de medios electrónicos, por la captación de imágenes o fotos de personas por medios vigilancia encubierta unilateral o por correo electrónico a otras personas. Es inviolable el sigilo de las correspondencias y de las comunicaciones telegráficas, de datos, y de las comunicaciones telefónicas, salvo en último caso, por orden judicial, en las hipótesis y en las formas que la ley establece para fines de investigación criminal o instrucción por el proceso penal.
La otra cuestión es el adulterio, y para comentar doctrinariamente el tema, importa recurramos a la sentencia de Cristo que dice: “tire la primera piedra aquel que esté exento de pecado.”.(3) Esta sentencia hace de la indulgencia un deber para nosotros porque nadie hay que no necesite, para sí mismo, de la indulgencia. “Ella nos enseña que no debemos juzgar con más severidad a los otros, de lo que nos juzgamos a nosotros mismos, ni condenar en otro aquello que nos absolvimos. Antes de reprocharle a alguien una falta, veamos si esa misma falta no nos puede ser hecha a nosotros. (4) El Espíritu Emmanuel (5) dice que es curioso notar que Jesús, refiriéndose a las faltas y caídas, en los dominios del espíritu, haya escogido aquella mujer, con faltas del sexo, para pronunciar su inolvidable sentencia. Sin embargo, de los millares y tristes episodios afectivos que atormentan en la conciencia humana, resta, aun , por herida sangrienta en el organismo de la colectividad, el adulterio que, en el futuro, será clasificado en la patología de dolencia del alma, extinguiéndose, por fin, con el remedio adecuado. Más aun el adulterio permanece en la Tierra, como instrumento de prueba y de expiación, destinado naturalmente a desaparecer, en la ecuación de los derechos del hombre y de la mujer, que se armonizaran por el mismo peso, en la balanza del progreso y de la vida. Cuando cada criatura fuera respetada en su foro intimo, para que el amor se consagre por vínculo divino, mucho más de alma para alma que de cuerpo para cuerpo, con la dignidad del trabajo y del perfeccionamiento personal luciendo en la presencia de cada una, entonces el concepto de adulterio se irá distanciando de lo cotidiano, una vez que la comprensión apaciguará el corazón humano y la llamada desventura afectiva no tendrá razón de ser. (6)
Sobre el equívoco de Clara, la esposa infiel, confesamos que no disponemos de recursos para examinar las conciencias ajenas y cada uno de nosotros, ante la Sabiduría Divina, es un caso particular, en materia de amor, reclamando comprensión. A vista de eso, según Emmanuel, “muchos de nuestros errores imaginarios en el mundo son caminos ciertos para el bien, al paso que muchos de nuestros aciertos hipotéticos son trillas para el mal de que nos desharemos un día. (7) Por esas razones, auscultemos en los rincones profundos de la conciencia la oportuna advertencia de Emmanuel que dice: “Ante toda y cualquier desarmonía del mundo afectivo, sea con quien sea y como fuera, coloquémonos, en pensamiento, en el lugar de los acusados, analizando nuestras tendencias más intimas y, después verificaremos si estamos en condiciones de censurar a alguien, escuchemos, en el interior de la conciencia, el apelo inolvidable de Cristo: “Amaos unos a los otros como yo es ame.” (8)
Jorge Hessen
Bibliografia de Referência:
(1) Para Frederick Lane, advogado especialista em privacidade eletrônica, cerca de 45% dos divórcios nos EUA envolvem incidentes com e-mail, Facebook e outras ferramentas virtuais.
(2) Gueiros, Junior, Nehemias. Insegurança na Internet: Há remédio?. Disponível na Internet: http://www.mundojuridico.adv. br. Acesso em 07 de janeiro de 2011
(3) João 8:7
(4) Kardec, Allan. Evangelho Segundo o Espiritismo, Rio de Janeiro: Ed. FEB, 1977, item 13, do Cap. X,
(5) Idem
(6) Idem
(7) Idem
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