
Traducido por: Merchita
E-mail: merchitacruz@gmail.com
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La convicción religiosa es importante, más, si elegimos la Doctrina Espirita, como base de práctica mediúmnica, por ejemplo, “no podemos negarle fidelidad. (1) Por eso es importante preservar la confiabilidad a Kardec en las funciones educativas de la mediúmnidad. Creemos que solo la Doctrina Espirita nos permite el libre examen, con el sentimiento libre de compresiones dogmaticas, para que la fe contemple la razón, cara a cara”. (2)
Considerando otros credos religiosos, sabemos que, si las religiones “preparan” a las almas para puniciones y recompensas en el más allá del túmulo, solo los conceptos espiritas elucidan que todos recogeremos conforme la plantación que hayamos lanzado en la vida, sin cualquier privilegio en la Justicia Mayor. La Doctrina de los Espíritus, codificada por el maestro de Lyon, nos ofrece la llave precisa para la verdadera interpretación del Evangelio y de la mediúmnidad, por representar en si mismo la libertad y el entendimiento.
Extrañamente conocemos cofrades que afirman estar el Espiritismo obligado a mezclarse con todas las fantasías aventureras de otros credos y con todos los exotismos religiosos, bajo pena de huir a los impositivos de la fraternidad que vincula. ¡Eso es falacia! Es menester acautelarnos sobre ese seductor eclecticismo, “buscando dignificar la Doctrina que nos consuela y libera, vigilándoles la pureza y la simplicidad para que no colaboremos, subrepticiamente, en la ignorancia de los vicios y los crímenes de pensamiento ". (3)
El legado de la tolerancia cristiana no nos exime de la necesaria advertencia verbal antes los injertos conceptuales y practicas anómalas que algunos cofrades intentan imponer en las huestes Kardecianos. No obstante repeler sus actitudes extremas, no podemos prescindir de la vigilancia exigida por la belleza de los postulados espiritas y no hesitemos, cuando la situación se impone, en alertar sobre la fidelidad que debemos a Kardec y a Jesús.
Importa no olvidarnos que en las minimas concesiones des caracterizamos el proyecto de la Espiritualidad. Es obvio que el esfuerzo por la fidelidad doctrinaria si vivirla es consolidar focos de confusión, imponiendo normas para los otros, despreocupados de la propia vigilia. De esta forma, para evitar determinadas prácticas perfectamente dispensables en nombre del Espiritismo, entendamos que la práctica de fidelidad a los preceptos espiritas es proceso de aprendizaje con responsabilidad en las bases de la dignidad cristiana, sin cualquier resquicio de fanatismo, tendente a imposibilitar discusión sana en torno de cuestiones polémicas. No olvidemos, entretanto, que médium espirita cristiano debe ser nuestro carácter, aun mismo que nos sintamos en reajuste, después de la caída. Médium espirita cristiano debe ser nuestra conducta, aun mismo que estemos en duras experiencias. Médium espirita cristiano debe ser la marca de nuestro ser, aun mismo que respiremos en aflictivos combates con nosotros mismos.
Asumir compromisos, en cualquier área de acción de los campamentos espiritas, constituye la posibilidad de engrandecimiento espiritual, si comprendiéramos el carácter divino del Consolador Prometido. Lamentablemente, con todo, en el movimiento espirita aun existe enorme porcentaje de cofrades des informados, relativamente la grandeza de la Doctrina Espirita. Gran numero de Mediums procura placeres envenenados ante los apelos seductores de la vida terrena en ese particular.los que se identifican, con todo, en la persecución a la ilusión arrasadora viven aun distantes de las legitimas nociones de responsabilidad y deben ser colocados al margen de cualquier apreciación. Hasta porque los conceptos doctrinarios no hablan a los espíritus (infantilizados), embriones de la espiritualidad, más si a las inteligencias y corazones que ya se muestran susceptibles para recibirles la lección.
Los médiums, admitidos en los grupos espiritas, precisan comprender la complejidad y excelsitud del trabajo que les asiste. Es comprensible que se interesen por el mundo, por los acontecimientos del día a día, todavía, es imprescindible no perder de vista que el compromiso en el hogar y junto al centro espirita que frecuenta es de grave responsabilidad, donde se debe atender a los designios divinos, en lo tocante a los servicios más importantes que les fueron conferidos.
Recibir encargos en la mediúmnidad es alcanzar nobles títulos de confianza. Por eso, educar y ejercitar los atributos psíquicos y perfeccionarlos no es servicio del menor esfuerzo. Muchos médiums desviados, a través de varios modos, sea en los comportamientos místicos o en la demasiada exigencia fenoménica. Todavía, a la luz del enseñamiento de Cristo, caminaran todo rumbo a la era del espíritu, comprendiendo que, para ser médium son necesarios profundos ejercicios de disciplina, frente a esas cualidades debe brillar el necesario esfuerzo del equilibrio.
“La Doctrina de Cristo es la doctrina del perfeccionamiento moral en todos los mundos. Guardémosla, pues, en la existencia, como siendo nuestra la responsabilidad más alta,, porque día vendrá en que seremos naturalmente convidados a prestarle cuentas.” (4)
Considerando otros credos religiosos, sabemos que, si las religiones “preparan” a las almas para puniciones y recompensas en el más allá del túmulo, solo los conceptos espiritas elucidan que todos recogeremos conforme la plantación que hayamos lanzado en la vida, sin cualquier privilegio en la Justicia Mayor. La Doctrina de los Espíritus, codificada por el maestro de Lyon, nos ofrece la llave precisa para la verdadera interpretación del Evangelio y de la mediúmnidad, por representar en si mismo la libertad y el entendimiento.
Extrañamente conocemos cofrades que afirman estar el Espiritismo obligado a mezclarse con todas las fantasías aventureras de otros credos y con todos los exotismos religiosos, bajo pena de huir a los impositivos de la fraternidad que vincula. ¡Eso es falacia! Es menester acautelarnos sobre ese seductor eclecticismo, “buscando dignificar la Doctrina que nos consuela y libera, vigilándoles la pureza y la simplicidad para que no colaboremos, subrepticiamente, en la ignorancia de los vicios y los crímenes de pensamiento ". (3)
El legado de la tolerancia cristiana no nos exime de la necesaria advertencia verbal antes los injertos conceptuales y practicas anómalas que algunos cofrades intentan imponer en las huestes Kardecianos. No obstante repeler sus actitudes extremas, no podemos prescindir de la vigilancia exigida por la belleza de los postulados espiritas y no hesitemos, cuando la situación se impone, en alertar sobre la fidelidad que debemos a Kardec y a Jesús.
Importa no olvidarnos que en las minimas concesiones des caracterizamos el proyecto de la Espiritualidad. Es obvio que el esfuerzo por la fidelidad doctrinaria si vivirla es consolidar focos de confusión, imponiendo normas para los otros, despreocupados de la propia vigilia. De esta forma, para evitar determinadas prácticas perfectamente dispensables en nombre del Espiritismo, entendamos que la práctica de fidelidad a los preceptos espiritas es proceso de aprendizaje con responsabilidad en las bases de la dignidad cristiana, sin cualquier resquicio de fanatismo, tendente a imposibilitar discusión sana en torno de cuestiones polémicas. No olvidemos, entretanto, que médium espirita cristiano debe ser nuestro carácter, aun mismo que nos sintamos en reajuste, después de la caída. Médium espirita cristiano debe ser nuestra conducta, aun mismo que estemos en duras experiencias. Médium espirita cristiano debe ser la marca de nuestro ser, aun mismo que respiremos en aflictivos combates con nosotros mismos.
Asumir compromisos, en cualquier área de acción de los campamentos espiritas, constituye la posibilidad de engrandecimiento espiritual, si comprendiéramos el carácter divino del Consolador Prometido. Lamentablemente, con todo, en el movimiento espirita aun existe enorme porcentaje de cofrades des informados, relativamente la grandeza de la Doctrina Espirita. Gran numero de Mediums procura placeres envenenados ante los apelos seductores de la vida terrena en ese particular.los que se identifican, con todo, en la persecución a la ilusión arrasadora viven aun distantes de las legitimas nociones de responsabilidad y deben ser colocados al margen de cualquier apreciación. Hasta porque los conceptos doctrinarios no hablan a los espíritus (infantilizados), embriones de la espiritualidad, más si a las inteligencias y corazones que ya se muestran susceptibles para recibirles la lección.
Los médiums, admitidos en los grupos espiritas, precisan comprender la complejidad y excelsitud del trabajo que les asiste. Es comprensible que se interesen por el mundo, por los acontecimientos del día a día, todavía, es imprescindible no perder de vista que el compromiso en el hogar y junto al centro espirita que frecuenta es de grave responsabilidad, donde se debe atender a los designios divinos, en lo tocante a los servicios más importantes que les fueron conferidos.
Recibir encargos en la mediúmnidad es alcanzar nobles títulos de confianza. Por eso, educar y ejercitar los atributos psíquicos y perfeccionarlos no es servicio del menor esfuerzo. Muchos médiums desviados, a través de varios modos, sea en los comportamientos místicos o en la demasiada exigencia fenoménica. Todavía, a la luz del enseñamiento de Cristo, caminaran todo rumbo a la era del espíritu, comprendiendo que, para ser médium son necesarios profundos ejercicios de disciplina, frente a esas cualidades debe brillar el necesario esfuerzo del equilibrio.
“La Doctrina de Cristo es la doctrina del perfeccionamiento moral en todos los mundos. Guardémosla, pues, en la existencia, como siendo nuestra la responsabilidad más alta,, porque día vendrá en que seremos naturalmente convidados a prestarle cuentas.” (4)
Jorge Hessen
http://jorgehessen.net
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FONTES:
(1) Xavier, Francisco Candido. Religiao dos Espiritos, ditado pelo Espirito Emmanuel, RJ:Ed. FEB, 2003
(2) idem
(3) idem
(4) idem
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