Taducido por Merchita
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Una noticia relata que la Justicia de Inglaterra absolvió a Bridget Kathleen Gilderdale, por el delito de intento de asesinato por haber inducido, al suicidio, a la hija Lynn Gilderdale, portadora de esclerosis múltiple que se comunicaba, apenas, a través de señales, y estaba, hacia diecisiete a los, aprisionada en una cama. (1) La corte fue informada de que Lynn ya había intentado matarse antes y registrado un pedido para que no fuese resucitada más. Gilderdale confesó haber auxiliado a la hija a suicidarse después de haber intentado, sin éxito, convencerla a permanecer viva.
La decisión del Tribunal de Lewis, en el condado de East Sussex, ocupó las paginas de los principales periódicos ingleses porque, días antes, la misma justicia británica condenó a Francés Inglis a la prisión perpetua por haber inducido a la muerte, con inyecciones de heroína, al hijo que había sufrido lesión cerebral y estaba bajo tratamiento intensivo, desde el 2007, generando el debate sobre cambio en las leyes que tratan del suicidio asistido, eutanasia y homicidio. Mientras el juez del caso Gilderdale declaró apoyo a la reo, el juez Brian Barker del caso Inglis dijo que, “no hay en la ley ningún concepto sobre asesinato misericordioso – eso continua siendo asesinato”.
sin entrar en el merito jurídico, el titulo nos induce a comentar, doctrinariamente, sobre la eutanasia y el suicidio. La eutanasia, como sabemos, es una práctica que no tiene apoyo de la Doctrina espirita. Kardec y otros autores, como Joanna de Angelis, ya se posicionaron sobre ese tema.
Muchos médicos revelan que la eutanasia es práctica habitual en UTIS de Brasil, y que apresurar, sin dolor el sufrimiento, la muerte de un enfermo incurable es un acto frecuente y, muchas veces, poco discutido en las UTIs de los hospitales brasileños. A pesar de la Asociación de Medicina Intensiva Brasileña negar que la eutanasia sea frecuente en las UTIs, existen aquellos que admiten razones más practicas, como, por ejemplo, la necesidad de vaga en la UTI, para alguien con caminos de sobrevivencias, o la presión, en la privada, para disminuir costos.
En los Consejos Regionales de Medicina, la tendencia es de aceptación de la eutanasia, excepto en los casos desacuerdos dispersos entre los familiares sobre la hora de suprimir los tratamientos. Médicos y especialistas en bioética defienden, en verdad, un tipo especifico de eutanasia, la ortotanasia, que sería el acto de retirar equipamientos o medicaciones, de que se sirven, para prolongar la vida de un enfermo terminal. Al retirar esos soportes de vida, manteniendo, apenas la analgesia y tranquilizantes se espera que la naturaleza se encargue de la muerte.
La eutanasia viene suscitando controversias en los medios jurídicos, recordando, no en tanto, que nuestra Constitución y el Derecho Penal Brasileño son bien claros: constituye asesinato común. En las huestes médicas, bajo el punto de vista de la ética de la medicina, la vida es considerada un don sagrado y, por tanto, es vedado, al médico, la pretensión de ser juez de la vida o de la muerte de alguien. A propósito, es importante dejar consignado que la Asociación Mundial de Medicina desde 1987, en la Declaración de Madrid, considera la eutanasia como siendo un procedimiento, éticamente, inadecuado.
En el aspecto moral o religioso, sobretodo espirita, recordemos que no son pocos los casos de las personas desengañadas por la medicina, oficial y tradicional, que procuran otras alternativas y logran curas espectaculares, sea a través de la imposición de las manos, de la fe, del magnetismo, de la homeopatía o aun mismo como resultado de cambios en el comportamiento. Otras criaturas, con cuadros clínicos de enfermedad incurable, una vez puesto el magnetismo en actividad, también consiguen revertir las perspectivas de una fatalidad, con efectivas mejoría, propiciando horizontes de optimismo para sus almas.
No cabe al hombre, en circunstancia alguna, o bajo cualquier pretexto, el derecho de escoger y deliberar sobre la vida o la muerte de su prójimo, y la ortotanasia, esa falsa piedad, interrumpe el proceso terapéutico divino en los procesos redentores en la rehabilitación. Nosotros, espiritas, sabemos que la agonía prolongada puede tener finalidad preciosa para el alma y la molestia incurable puede ser, en verdad, un bien.
No siempre conocemos las reflexiones que el espíritu puede hacer en las convulsiones del dolor físico y los tormentos que pueden ser salvadas gracias a un destello de arrepentimiento. De esa forma, entendamos y respetemos el dolor, como instructor de las almas y, sin vacilaciones o indagaciones irrazonables, amparemos a cuantos experimentan la presencia, constreñida y educativa, recordando siempre que nos compete, solamente , el deber de servir, por cuanto la Justicia, en última instancia, pertenece a Dios, que distribuye con nosotros el alivio y la aflicción, la enfermedad, la vida y la muerte, en el momento oportuno.
Sobre el suicidio, el Espiritismo advierte que el suicida, más allá de sufrir en el mundo espiritual las dolorosas consecuencias de su gesto impensado, de la rebeldía ante las leyes de la vida, aun renacerá con todas las secuelas físicas de ahí resultantes, y tendrá que arrastrar, nuevamente, la misma situación de probaciones que su flácida fe y distanciamiento de Dios no le permitieron el éxito existencial.
Es verdad que, después de la desencarnación, no hay tribunal ni Jueces para condenar al Espíritu, aunque sea el más culpable. Queda el, simplemente, ante la propia conciencia, en un ante si mismo y todos los demás, pues nada puede ser escondido en el mundo espiritual, teniendo el individuo que afrontar sus propias creaciones mentales.
El suicidio es la más desastrosa manera de huir de las pruebas o expiaciones por las cuales debemos pasar. Es una puerta falsa en la que el individuo, juzgando librarse de sus males, se precipita a una situación mucho peor. Arrojado, violentamente, para el Más Allá del Túmulo, en plena vitalidad física, revive, intermitentemente, por mucho tiempo, los acicates de conciencia y sensaciones de los terribles instantes, más allá de quedar sumergido en regiones de penumbra, donde sus tormentos serán importantes para el sacrosanto aprendizaje, flexibilizándolo y enseñándolo a respetar la vida con más empeño.
André Luiz cita, en sus obras, que “los estados de la mente son proyectados sobre el cuerpo a través de los biofore de las cuales son unidades de fuerza psicosomáticas que se localizan en las mitocondrias. La mente transmite sus estados felices o infelices a todas las células de nuestro organismo, a través de los biofore. Ella funciona ora como un sol, irradiando calor y luz, equilibrando y armonizando todas las células de nuestro organismo, y ora como tempestades, generando rayos y chispas destructoras que desequilibran al ser, principalmente para llegar a las células nerviosas "(2)
La cuestión 920, de el Libro de los Espíritus, registra que la vida en la Tierra fue dada como prueba y expiación, y depende del propio hombre luchar, con todas las fuerzas, para ser feliz en lo posible, aliviar su dolor. (3)
Recordemos que Jesús nos aseguró que “El Padre no da fardos más pesados que nuestros hombros” y “aquel que persevera hasta el fin, será salvado”. (4)
El verdadero cristiano soporta siempre, a favor de la manutención de la vida y con respeto los designios de Dios, buscando no solo aminorar los sufrimientos del prójimo – ¡sin eutanasias/ortotanasia, claro! – más también, confiara en la justicia en la bondad divina, hasta porque, en los estatutos de Dios no hay espacio para la injusticia. Somos responsables por la situación en la que el mundo se encuentra.”Todos los suicidas, sin excepción, lamentan el error practicado y son acordes en la información de que solo la oración alivia los sufrimientos en que se encuentran y que les parecían eternos.”(5)
Jorge Hessen
E-Mail: jorgehessen@gmail.com
Site: http://jorgehessen.net
Blog: http://jorgehessenestudandoespiritismo.blogspot.com
FONTES:
(1) Lynn sofria desde os 14 anos de encefalomielite miálgica. A doença que afeta o sistema nervoso e lhe privou dos movimentos da cintura para baixo e da capacidade de engolir alimentos.
(2) Xavier, Francisco Cândido, Missionário da Luz, Ditado pelo Espírito André Luiz, RJ: Ed. FEB 2003,
(3) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 2002, pergunta 920
(4) MT 24:13
(5) INNOCÊNCIO, J. D. Suicídio. REFORMADOR, Rio de Janeiro, v. 112, n.
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