Traducido por: Merchita
E-mail: merchita926@ya.com
Podemos conceptuar el pensamiento como un flujo de ideas, símbolos y asociaciones, cuyos elementos consisten en agrupar y coordinar imágenes, en prenderles las conexiones constituidas, con el fin de retocarlas y agruparlas en nuevas correlaciones más o menos originales y completas según la mayor o menor potencia intelectual del individuo, junto con la capacidad de percepción y comparación, para promover la asociación de ideas.
El proceso por el cual se opera el fenómeno del pensamiento es problema que la ciencia oficial no puede, hasta hoy, desbandar. Podemos interpretar el "pensamiento" como algo que se tiene "en mente", cuando se refleja con el propósito de conocerse algo y entender alguna cosa. En cuanto a la mente, es algo abstracto, equivalente al espíritu, a la inteligencia, y por la cual entendemos el que dentro de ella se encuentra bajo la forma de idea, de concepto y de representación.
El pensamiento tiene como objeto: las cosas, o mejor, las ideas de las cosas y es, sin duda, fuerza creadora de nuestra propia alma y, por esto mismo, es la continuación de nosotros mismos. A través de él, actuamos en el medio en que vivimos y procedemos, estableciendo el padrón de nuestra influencia, en el bien o en el mal.
Filosóficamente, observamos que hay la realidad que depende de la existencia de un observador y la realidad que es independiente del observador. Elementos como átomos, fuerza, gravedad, fotosíntesis, son ejemplos de que existe independientemente del observador- es la realidad natural. En contrapartida, dinero, propiedad y gobierno son ejemplos que dependen de nosotros para existir - es la realidad social, cultural, existencial. El peso que las ideas o palabras ejercen sobre nuestras acciones, sobre nuestros estados emocionales, sobre la construcción de nuestras vidas, casi siempre es inmenso.
El pensamiento actua a la manera de onda, con una velocidad muy superior a la de la luz, y la mente es la dinamo generadora de la fuerza creativa. Siendo materia, la onda mental es formada por corpúsculos, los cuales André Luiz denominó de "partículas mentales, que se expresan como ONDAS Y FORMAS MENTALES." (1) En situaciones extraordinarias de la mente, excitación de los micros "núcleos atómicos mentales", cuáles sean, las emociones profundas, los dolores indivisibles, las laboriosas y aturadas concentraciones de fuerza mental o las suplicas aflictivas, el dominio de los pensamientos emite rayos muy cortos, teóricamente semejantes a los que se aproximan a los rayos gama.
Decididamente, muchas de nuestras acciones solo acontecen porque pensamos algo, deseamos algo, acreditamos en algo, tememos algo, o sea, hay un estado subjetivo que provoca un tipo de movimiento en el concreto mundo. Si eso es hecho - y es difícil, empíricamente, dudar de ese hecho - entonces, la interferencia de lo que pensamos sobre lo que vivimos es mucho mayor de lo que, habitualmente, imaginamos. De esta forma, el dicho popular, "cuidado con lo que usted piensa", posee un sentido mucho más amplio. A rigor, nuestros pensamientos interfieren y determinan nuestras acciones, nuestros posicionamientos, y el mundo en que vivimos se constituye a partir de la interferencia de esas acciones nuestras sobre él.
Tenemos, entonces, pensamientos que generan acciones, que generan pensamientos, que generan acciones. Acciones que generan el mundo, que genera acciones. El pensamiento del otro que constituye mi pensamiento, que constituye el pensamiento del otro. ¿Cuáles son los límites, las líneas divisorias entre esos elementos? Creo no es posible, establecer esos límites, o sea, cuando un elemento termina y el otro comienza. No hay fronteras, territorios específicos del pensar, del actuar, de yo, del otro. La constatación de la fluidez de nuestro pensar y, consecuentemente, de nuestras acciones, en fin, de aquello que somos, tal vez permita una mejor comprensión de cómo vivir en un mundo, donde no haya una única posibilidad, más todas las posibilidades, o sea, donde todo sea posible.
Bajo el punto de vista espirita, "nuestro pensamiento residirá donde proyectemos nuestros pensamientos, cimientos vivos del bien o del mal". (2) Los pensamientos negativos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen el aire respirable, o sea, el optimismo es expansión de la luz y el pesimismo es condensación de la sombra. Los infelices imaginan que el viento gime; los alegres y llenos de optimismo confirman que el canta, hasta porque la vida tiene el colorido que le damos, pues el mundo es como un espejo: devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos.
Los fluidos que envuelven a los Espíritus obsesores, lo que estos proyectan, son viciados, variando de acuerdo con el grado de imperfección de cada uno, al paso que los que envuelven los Benefactores espirituales, o que ellos emiten, son puros, tanto como comporta el grado de perfección moral que hayan conquistado. "El pensamiento es el generador de los infra corpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador de: corrientes del bien o del mal, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que exterioriza y dirige." (3)
Otro aspecto a considerar es que tanto los buenos pensamientos como los malos, emitidos por un ser encarnado, afectan, considerablemente. Las mentes de hermanos, también encarnados, en fajas mentales equivalentes. Es imprescindible comprender que, después de la muerte del cuerpo físico, proseguimos desenvolviendo los pensamientos que cultivamos en la experiencia carnal. Nuestros pensamientos generan nuestras acciones y nuestras acciones generan los pensamientos de los otros. Toda carga que el pensamiento exterioriza y proyecta, alcanza a aquel a quien va dirigido. Cuando es benigno y edificante, se ajusta a las Leyes que nos rigen, creando armonía y felicidad. En cambio, cuando es desequilibrado y deprimente, establece aflicción y ruina. En otras palabras: el pensamiento actúa y re actúa, propiciando para el emisor todo lo que sustenta, como, también, todo lo que carga a quien pretende dirigir. Determina para cada criatura los estados psíquicos que varían según los tipos de emociones y conducta a que se aficiona. "Esa corriente de partículas mentales se exterioriza de cada espíritu con calidad de inducción mental, tanto mayor cuanto más amplios se evidencia, las facultades de concentración y el tenor de persistencia rumbo a los objetos que demande." (4)
El sentimiento de amor cristiano puede impulsar el correcto pensamiento, sin los cuales adolecemos por la insuficiencia de equilibrio intimo, imprimiendo en el cuerpo físico las distonía y las variadas patologías que le son consecuentes. Para términos de salud, es importante saber como estamos pensando. Los pensamientos negativos operan en nuestro estado interior determinada perturbación, instaurando desarmonías de grandes proporciones en los centros del alma y provocando lesiones funcionales variadas. "De este modo establecen fulcros mórbidos de naturaleza singular en el organismo físico, imponiendo a las células la desarmonía por lo cual la vulnerabilidad de los recursos de defensa, sedimentan un campo fértil para la proliferación de bacterias patogénicas en los tejidos menos propensos a la defensa. Cualquier enfermedad surge como efecto, residiendo a causa del desequilibrio de los reflejos de la vida interior, una vez que los síntomas mentales depresivos influencia a la células fisiológicas." (5)
Es obvio que, no lejos de la nutrición, el cuerpo paga pesados tributos de sufrimiento, puesto que posibilita la implantación de gran cantidad de microorganismos patogénicos que, instalándose en las células orgánicas, pueden inducir a molestias infecciosas de caracteres múltiples. Sin embargo, no es solamente de esa forma que se originan los procesos patológicos multiformes. Nuestras emociones más profundas, cualquiera que sean, también, generan, agudas enfermedades.
Los reflejos de los sentimientos y pensamientos menos dignos que alimentamos se vuelven contra nosotros mismos, después de transformados en ondas mentales, tumultuando nuestras funciones neurológicas, y esos reflejos inconsecuentes, derramándose sobre el tejido cortical, generan alucinaciones que pueden variar del miedo manifiesto al estado neurótico, situación en que los obsesores nos atienden con sugestiones destructoras, directa o indirectas, conduciéndonos a deplorables fenómenos de descontrol psicoemocional. Lo más importante es no olvidarnos, en ningún momento, de que solamente el amor cristiano puede impulsar el correcto pensamiento y nos hace libres. Sin el amor pleno, adolecemos, espiritualmente, por la insuficiencia del equilibrio intimo, imprimiendo en el cuerpo físico las distonía y las variadas patologías que le son consecuentes.
Por eso debemos tener mucho cuidado con lo que pensamos.
Jorge Hessen
E-Mail: jorgehessen@gmail.com
Site: http://jorgehessen.net
FONTES:
(1) Xavier, Francisco Cândido/Vieira Waldo. Mecanismo de la Mediunidade, Ditadopelo Espirito André Luiz, Río de aneiro: Ed FEB 2000
(2) Xavier, Francisco Cândido. Pan Nuestro, Dictado por el Espirito Emmanuel, Río de Janeiro: Ed FEB 1999,
(3) Xavier, Francisco Cândido. Guión, Dictado por el Espirito Emmanuel, Río de Janeiro: Ed FEB 1972
(4)Xavier, Francisco Cândido/Vieira Waldo. Mecanismo de la Mediunidade, Ditadopelo Espirito André Luiz, Río de Janeiro: Ed FEB 2000
(5)Disponible en la web www.scribd.com/doc/6545214/Revista-Reform-Ad-Or-2005-11 - 229k
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