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segunda-feira, 28 de setembro de 2009

LAS MUCHAS CARAS DE LA OBSESIÓN (01.08.06)


Traducido por: Merchita
E-mail: merchita926@telefonica.net


De entre las muchas psicopatológicas de origen obsesivas, que afectan a la infancia, la más constreñidora se presenta, principalmente, cuando los adversarios reencarnados acompañan a la criatura y, por el sueño, se presentan espiritualmente, en el instante del parcial desprendimientos, haciéndole recordar los deslices morales de entonces, razón por la cual retrocede para el cuerpo, bajo pesadillas atroces los gritos y temores que con las persecuciones futuras, las fijaciones enfermizas se van instalando, transformándose en lastimables subyugaciones.

La criatura obsesaza presenta un comportamiento diferente, incontrolable, mostrándose una veces agresiva, otras depresivas y, muchas veces, intentando la autodestrucción. En esos casos, el mecanismo terapéutico es muy complejo, cara a que hay una enorme ausencia de cooperación consciente del enfermo infantil. El pase magnético es recomendable, por envolver al enfermo en vibraciones de bienestar, armonía y, aun, neutraliza las descargas magnéticas negativas capaces de alcanzarlo.

Otras persecuciones espirituales complicadas envuelven Espíritus vengadores, conscientes de la condición de desencarnados, que saben bien lo que hacen y se complacen en eso. El apartamento de esas criaturas no es nada fácil. Dominados por el odio, se muestran intransigentes, irreductibles, cristalizados de sentimientos inferiores y son refractarios a todo tipo de tentativa de esclarecimiento.

Muchos obsesores son hábiles e inteligentes, perfectos estratégicos que planean cada paso y acompañan a las "victimas" por algún tiempo, observando sus tendencias, sus relacionamientos, sus ideales. Identifican sus puntos vulnerables (normalmente en el área ligada al comportamiento sexual) y las exploran impiadosos.

Los problemas de salud física también son campos fértiles para siembras obsesivas. Como maquina, nuestro cuerpo se encuentra sujeto a desgastes naturales, hasta porque muchos obsesados no saben usarlo de forma correcta. En ese sentido, los perseguidores del Más Allá saben explorar, hasta que el enfermo llegue a la patología de difícil diagnostico.

El estado obsesivo procede de la intimidad del hombre, exteriorizándose en forma de tormentos físicos, mentales y emocionales. Sus ingredientes de causa remontan de vidas pasadas, de deslices y caídas morales. Pasiones, odios, fanatismo, avaricia y muchos otros factores son las fuentes generadoras de obsesión, que actualmente se constituye en uno de los más terribles flagelos de la humanidad. Visitado por los obsesados, Cristo penetraba psíquicamente en las causas de sus inquietudes, y, usando de autoridad moral, libertaba, tanto a los obsesores, como a los obsesados, permitiéndoles el despertar para la Vida, animados para la recuperación y a la pacificación de la propia conciencia.

Cristo no liberó a los obsesados, sin importarles la intransferible necesidad de renovación intima, ni expulsó, a los perseguidores inconscientes, sin proporcionarles la dirección de Dios. En cualquier proceso de orden obsesivo, la parte más importante del tratamiento está reservada al paciente. Su fijación en permanecer en desequilibrio constituye impedimento de difícil transferencia en la terapia de reparación. La terapia espirita es la de la invitación al enfermo para la responsabilidad, convocándolo a un auto análisis honesto, de manera que el pueda destrozar, en definitiva, sus `prevaricaciones.

Ante la trama de las persecuciones espirituales, la propuesta terapéutica del evangelio es la única portadora de los elementos de legítima liberación; por tanto, Cristo es el gran libertador a Quien todos debemos recurrir, auxiliando a los enfermos del alma que transitan, descontrolados, fuera de la masa corporal.

En su permanente energía amorosa, consciente de Su misión, Jesús enseño que el más poderoso antídoto contra la obsesión es el amor, por la experiencia de la caridad de la abnegación y del acrisolamiento de los ideales.

En cuanto a las luces de las antorchas culturales parecen apagadas por los desvaríos sexuales; por las substancias psicoativas; por la sed de la posesión material, la Doctrina Espirita llega al mundo, aportando nuevos métodos de paz para los que sufren resabios amargos de la obsesión.

Esforcémonos por la vigilia constante, para que nos liberemos de los flagelos de las obsesiones, con el firme propósito de la modificación de los vahitos y actitudes negativas, ingresando en el seno de los valores ennoblecedores de la vida efectiva de renovación intima.

Jorge Hessen
E-Mail: jorgehessen@gmail.com

Site: http://jorgehessen.net


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