Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
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Según la organización Everytown for Gun Safety, que defiende el control de armas en Estados Unidos, el tiroteo ya entró a las estadísticas como la 18ª masacre en escuelas estadounidenses en 2018. Nikolas usó un rifle AR-15, y además de matar a las 17 personas, hirió a otras 14, que fueron conducidas en estado grave a Broward Health North, y otras al Centro Médico Broward.
En este año de elecciones en Brasil observamos un cuadro político moralmente corrompido, frente a los inimaginables desvíos del erario público. El país ha sido gobernado por personas ambiciosas y es croques impetuosos. Hemos seguido con cierta inquietud la creciente popularidad de un "pre-candidato" a la presidencia que, a pesar de no tener el estigma de una trayectoria política comprometedora, todavía viene anunciando desarrollar una política de armamento de la población.
No dudamos de la honestidad de tal pre candidato, pero su discurso es preocupante y sus promesas de gobierno han sido aterradoras. Si bien puede estar imbuido de buenas intenciones, creemos que su discurso "mesiánico" para transformación social bajo el látex del revide, de la animosidad y de la represalia es cabalmente contradictorio y desfavorable a la paz entre los brasileños.
La criminalidad tiene sus raíces, entre otras, en la desigualdad social, en el elevado índice de desempleo, en la urbanización desordenada y, destacadamente, en el descrédito a la clase política hipócrita, corrupta y en la difusión incontrolada del arma de fuego, sobre todo clandestina, situaciones que, contribuyen de forma decisiva al avance del caos social, del tráfico de drogas, de los asaltos, de los robos, de los secuestros y por fin de los homicidios.
Muchos viven bajo el temor de la enfermedad de las "balas perdidas". La inversión de recursos en armamentos es inútil, peligrosa e innecesaria. Las leyes y el orden impuestos a la sociedad como respuesta a la exigencia colectiva son aceptables y comprensibles, pero mucho mejor será cuando los hombres se desarman y los ciudadanos respeten sus derechos, sobre todo el más fundamental, como el derecho a la vida. En este contexto la aplicación de la enseñanza espírita en su bosquejo científico, filosófico y ético-moral será el instrumento por excelencia decisiva para la paz entre los hombres.
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