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segunda-feira, 31 de julho de 2017

"Bruna Andressa" - un suicidio "en vivo", sus padres y muchas agonías Jorge Hessen



Traducido por: Mercedes Cruz Reyes 
Madri/Espanha

La joven Bruna Andrés Borges, de 19 años, se suicidó y transmitió en vivo el acto la tarde del 26 de julio de 2017 en la casa de sus padres, en la Villa Militar del barrio Bosque, en Río Branco, Acre. El vídeo fue transmitido a través del Instagram a 286 seguidores. Bruna era estudiante de Ciencias Sociales en la Universidad Federal de Acre (Ufac). Antes de ahorcarse también publicó mensajes en Facebook. "Ya fui abandonada y juzgada por la persona que pensé que sería mi mejor amiga, la persona que amé me humilló y se rio de mi cara, me llamó ridícula. Tal vez yo sea, pero no pretendo continuar preguntando para saber ", escribió.

Los padres de Bruna fueron encontrados muertos dos días después en casa. Los cuerpos del subteniente Marció Augusto de Brito Borges, de 45 años, y de la esposa, el ex sargento Claudina da Silva Borges, de 39, estaban en la casa donde vivían, en la Villa Militar. La información de la pericia da cuenta de que la pareja fue encontrada en el mismo lugar en que su hija Bruna cometió suicidio dos días antes.

Hace 7 años una joven de 15 años se suicidó con un tiro de revólver, dentro de una escuela, en Curitiba. No hubo grito ni petición de socorro. En silencio, entró en el baño y se encerró en una de las cinco cabinas. Sentada sobre el inodoro, disparó contra la boca. Tres meses antes de la tragedia, la joven buscó a los padres y le pidió que la llevar a un psicólogo. Se decía sentirse triste y desmotivada. El padre pasó a recogerla en la clase de pintura y llevarla semanalmente a un psiquiatra. En la investigación policial sobre el suicidio, se comprobó que ella tomaba benzodiacepinas (somníferos) para dormir, y otros medicamentos para controlar la ansiedad que sentía.

Ante los dilemas arriba indagamos: ¿Cómo los padres pueden proteger a los hijos de los desequilibrios emocionales que asolan la juventud de hoy? Obviamente, hay que estar atentos. Interpretar cualquier intento o preanuncio de potencial suicidio como señal de alerta. Lo ideal es buscar ayuda especializada de un psicólogo y, para los padres espíritas, los recursos terapéuticos de los centros espíritas. Aproximarse con más ahínco del hijo que presenta signos fuertes de introspección o depresión. El aislamiento y el desamparo pueden terminar con aguda depresión y odio de la vida.

Es evidente que sugerir que los padres son los únicos responsables del autodidismo de un hijo es algo muy delicado y preocupante, pues se trata de un acto personal de extremo desequilibrio de la personalidad, generado por circunstancias actuales o por reminiscencias de existencias pasadas. Si hay culpa de los padres, se atribuye a la negligencia, a la desatención, a no percibir los cambios en el comportamiento del hijo y todo lo que le rodea. Al respecto, estamos convencidos de que la sociedad como un todo es igualmente culpable. Antes de poner la carga de la culpa en los padres en primer lugar, reflexionamos: ¿quién puede controlar la presión psicológica que una montaña de llamados vacíos hace en la cabeza de los jóvenes diariamente?

El suicidio es un acto exclusivamente humano y está presente en todas las culturas. Sus matrices causales son numerosas y complejas. Los determinantes del suicidio patológico están en los trastornos mentales, depresiones graves, melancolías, desequilibrios emocionales, delirios crónicos, etc. Algunas personas nacen con ciertos desórdenes psíquicos, como la esquizofrenia y el alcoholismo, lo que aumenta el riesgo de suicidio. Hay los procesos depresivos, en los que hay pérdidas de energía vital en el organismo, desvitalizándolo, y, consecuentemente, interfiriendo en todo el mecanismo inmunológico de la persona.

La religión, la moral y todas las filosofías condenan el suicidio como contrario a las leyes de la naturaleza. Todas aseveran que nadie tiene el derecho de abreviar voluntariamente la vida. Sin embargo, ¿por qué no se tiene ese derecho? ¿Por qué no es libre el hombre de por fin a sus sufrimientos? Al Espiritismo estaba reservado demostrar, por el ejemplo de los que sucumbieron, que el suicidio no es una falta sólo por constituir infracción de una ley moral -considerada esta de poco peso para ciertos individuos-, sino también un acto estúpido, pues que nada gana quien la práctica. Antes, lo contrario, es lo que se da con ellos en la existencia espiritual después de ese acto tan insano.

A rigor, no hay persona "débil", hasta el punto de no soportar un problema, por juzgarlo superior a sus fuerzas. Lo que de hecho ocurre es que esa criatura no sabe cómo movilizar su voluntad propia y afrontar los desafíos. En la Tierra, hay que tener tranquilidad para vivir, porque no hay tormentos y problemas que dure una eternidad. Recordemos que Jesús nos aseguró que "El Padre no da cargas más pesadas que nuestros hombros" y "el que persevere hasta el fin, será salvo". [1]

Referencia bibliográfica:

[1] Mt. 24,13

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