El hombre moderno es modelado dentro de una cultura racista,
patriarcal, misógina e homofóbica. El Evangelio es un convite perenne a la
práctica de la fraternidad, del amor, de la no-violencia, especialmente ante
los semejantes que componen el universo minoritario de una sociedad densamente
machista. No obstante, sea un aviso a las ideas de grupos de
"minorías" o "mayorías" sociales, entretanto, reconozco que
los términos ya están consagrados por el uso y además es inaceptable cualquier
tipo de discriminación ante los “desiguales”.
La hercúlea lucha contra el preconcepto y la homofobia posee
aspectos sádicos. Diversas veces esa lucha descomunal principia donde el ser
humano debería sentirse más acogido y resguardado o sea, el grupo familiar.
Actualmente, en los EUA, por ejemplo, hay una nueva clase de moradores de calle
(¡eso mismo! Moradores de calle) que está creciendo con deplorable rapidez,
formada por adolescentes homosexuales expulsados de la familia. Según cálculo
del Centro de Progreso Americano, más de 300 mil jóvenes hubieron de recurrir a
abrigos públicos tras ser echados fuera de casa (prohibidos) por los propios
padres cara a su orientación sexual.
Estudios realizados en los EUA indican que la gran mayoría
de esos jóvenes excluidos se apartan de familias conservadoras y profundamente
religiosas. En esos contextos, comprender la homosexualidad como algo natural
es intensamente más difícil. Casi la mitad de los homosexuales norteamericanos
se apartan de casa poco tiempo después de admitir sus orientaciones sexuales
para la familia – la mayoría contra la propia voluntad. [1] Ahora, la
homosexualidad es una orientación sexual, así como la heterosexualidad y
bisexualidad (assexualidade puede ser considerada una orientación también). Son
orientaciones naturales, no provenidas de disturbios o quiebras de
personalidad, conforme asegura el Espíritu Emmanuel en “Vida y Sexo”, en el
capítulo titulado “homosexualidad”.
Recientemente, como si no bastase el barbarismo cometido por
Omar Mateen, un aliado del Estado Islámico resultando con la muerte de 49 de
personas, ne la discoteca Pulse, dejando
otras 50 heridas, sabemos de muchas otras formas de aberraciones practicadas
contra homosexuales. En verdad, el fundamentalismo religioso es la mayor
tragedia que existe en el mundo. No hay como entender el odio que culmina en
actos de violencia y tortura contra las personas en nombre de Dios.
Tras el episodio ocurrido en la casa nocturna Pulse en
Orlando, Estados Unido, un pastor norteamericano dijo que “no está triste por
haber muerto los homosexuales en la discoteca. (...) la tragedia es que no
hayan muerto muchos más. Me gustaría que el gobierno los reuniese, colocase
todos contra una pared, colocase el pelotón de fusilamiento en la frente de
ellos y disparase en sus cerebros. ”[2] Otros grupos cristianos extremistas,
como el Westboro Baptist Church, afirmaron que los frecuentadores de la
discoteca Pulse estaban “en el inferno” tras los asesinatos. “La tragedia es
que no hubiesen muerto más de ellos. La tragedia es el Omar Mateen no haber
terminado el trabajo – porque estas personas son predadores. Ellos son
abusadores. [3]
El asunto
homosexualidad no fue pesquisado en profundidad por el Codificador en las obras
básicas. En El Libro de los Espíritus,
observamos, sin embargo, que podemos reencarnar en la categoría de hombre, o en
la condición de mujer. En el mundo
espiritual la cuestión del título de “el” o “ella” no tiene mucho sentido, por
cuanto los Espíritus no se tratan en la condición de género.
No hay, por tanto, reproducción de espíritus en el más allá
por el proceso de apareamiento sexual. Todavía, los genitales existentes en el
cuerpo físico se justifican en razón de las leyes de manifestación biológica
(carnal) objetivando adecuar el proceso reencarnatório pela reproducción
biológica por medio de la cópula sexual.
La prueba masculina y femenina en múltiples vidas, el
predominio en tal o cual experiencia establece que el Espíritu conserve las
características que en el quedó gravado, consecuencia de la influencia que el
cuerpo físico transmite al periespíritu. Por consiguiente, el Espíritu,
reencarnando, presentará las particularidades del género que más profundamente
vivió y presentará en la estructura psicológica las inclinaciones afines a esas
experiencias anteriores.
Por tanto, somos Espíritus de polaridad psicológica
masculina o femenina, consecuencia de continuas reencarnaciones en uno u en
otro género. Solamente tras sobrepujar nuestras faltas anexas al apego a la
materia , al sensualismo, al egoísmo y al orgullo es que nuestros atributos
sexuales desaparecerán, automática y gradualmente, tras a la obtención de
“cualidades nobles inherentes a la
masculinidad y a la femineidad”. [4]
Las diferentes pruebas que vivimos en el cuerpo físico se
distinguen por la transitoriedad. Todo se transforma y, si es bien acogido como
lección ventajosa, será agente de mayor felicidad en el futuro. Lo que importa
realmente es lo que hacemos de bueno en las huestes de la caridad en favor del
semejante y de nosotros mismos, como abrigamos y comprendemos las acciones de
los otros y no nuestras condiciones de géneros.
Referências:
[1] Disponível
em
https://br.noticias.yahoo.com/40-dos-sem-teto-dos-eua-s%C3%A3o-adolescentes-133537214.html
acessado em 15/06/2016
[2] Disponível
em
https://br.noticias.yahoo.com/pastor-norte-americano-diz-estar-chateado-por-081729018.html?nhp=1
acessado em 19/06/2016
[3] Idem
[4] Viera, Waldo
e Xavier, Francisco Cândido. Evolução em Dois Mundos, ditado pelo espirito
André Luiz, cap. XII, RJ: Ed. FEB, 1999
Nenhum comentário:
Postar um comentário