Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha
Por más importantes que sean las organizaciones sociales o programas de gobierno, si los militantes y gobernantes no son honestos, los falsearan y desnaturalizaran el objetivo para explorarlos en provecho propio. Cuando los gobernantes fueran honrados y buenos, harán buenas instituciones y ellas serán duraderas porque todos tendrán interés en su conservación. Según Allan Kardec “la cuestión social no tiene su punto de partida en la forma de tal o tal institución; está enteramente en el perfeccionamiento moral de los individuos y del pueblo. Ahí está al principio, la verdadera llave de la felicidad de la sociedad, porque en estás los hombres no pensaran más en perjudicarse unos a los otros. No basta, pues colocar un barniz sobre la corrupción, es la corrupción la que es preciso ser extinguida”. [1]
Esas reflexiones de Rivail nos remiten a la célebre “Operación Lava Jato” que desbloqueó a los ojos de los brasileños un esquema de lavado de dinero sospechoso de mover billones de reales (algo por encima de R$ 40 billones, de los cuales R$ 10 billones en “propinas”). Es considerado por la Policía Federal como la mayor investigación de corrupción de la Historia del país. Las encuestas están provocando una “revolución” en la sociedad brasileña y han sido muy bien conducidos por aguerridos patriotas, sobrios e incorruptibles. Las sentencias han sido decisivas y van alcanzando altos ejecutivos, algunos ya condenados a pasar 15 o 20 años en la prisión.
Hace más de una década, en la ciudad mejicana de Mérida, más de 110 países firmaron la Convención de Naciones Unidas contra la corrupción. [2] El referido acuerdo prevé la cooperación para la recuperación de sumas de dinero desviado de los países y la criminalización del soborno, lavado de dinero y otros actos de putrefacción dela honra. No es con la alegría que vemos en Brasil la malversación, el engaño, la propina con el status de “normalidad”. Hemos observado la crisis que desafía el optimismo del pueblo cara a esa inundación de denuncias de crímenes al erario público. En razón de eso, broto en el escenario brasileño una especie de escarnio del pueblo, ganando preciosos espacios el desánimo colectivo y la omisión generalizada. Por otro lado, cara a las recientes e innovadoras penalidades aplicadas estamos atravesando el apogeo de un ciclo optimista de transformación visceral que ha atendido positivamente la población.
Es obvio que Brasil pasa por el proceso de profunda transición. Es sin sombra de dudauna intervención de Jesús en nuestra Patria, apuntando para un mañana prospero en favor del pueblo. En esos nuevos tiempos, muchos Espíritus rebeldes aún están teniendo la oportunidad de escoger vivir el bien o el mal. En la obra “El Cielo y el Infierno”, Allan Kardec se reporta a Espíritus comprometidos con el error, el vicio, el crimen la deshonestidad, en cuanto encarnados. Innumerables de ellos describen, en manifestaciones mediúmnicas, sus tormentos morales, alquitrán hirviendo en sus conciencias, reunidos, por afinidad, en correspondencia a la naturaleza de sus crímenes, en tenebrosos valles de sufrimiento. [3]
Los que permanecen en el mal, no reencarnaran más en la Tierra, serán expurgados para otras instancias planetarias luego tras de rigurosa selección de los valores morales. En ese proceso de la separación del trigo de la cizaña, de ese filtraje espiritual, no más nos depararemos con la violencia, con los escándalos, con la ironía, con el cinismo, con la mentira, con la corrupción.
Los protagonistas del desorden reaccionaran, gritando en enfrentamientos entre las clases sociales, hablaran de la paz, gritando en enfrentamientos entre las clases sociales, hablaran de paz, de justicia social como armas para la violencia entre compatriotas. Más Jesus permanecerá en el comando del pueblo y la victoria será del Evangelio. No por acaso consta en la composición del himno nacional el fragmento “si yergues de la justicia el garrote fuerte, , verás que un hijo tuyo no huye de la lucha”. Sin, los legítimos representantes de la patria “verde y amarillo” no abdicará de la lucha por la probidad, por el decoro, por la libertad y por la honra. Hoy más de lo que antes, el pueblo camina en el rumbo seguro de la Vitória sobre el mal y los malos. Ante la Ley de Cause y Efecto los contaminados por la corrupción (sean aves de rapiña o contumaces serpientes) será condenados (enormemente los que aún no fueran apenados) para el bien general de la “Patria del Cruzeiro”.
El Espiritismo auxiliará eficazmente en las construcciones de orden político, porque propone la substitución de los impulsos antiguos del egoísmo por la fraternidad universal. El Codificador hace mención, en el libro obras Póstumas, sobre el régimen político que deberá regir en el futuro, o sea, la aristocracia intelecto moral. Aristocracia – del griego el Aristos griega (mejor) y picante (el poder) significa poder de los mejores. El poder de los mejores implica que los gobernantes hayan dado una dirección moral a sus inteligencias. [4] Con base en las lecciones de Jesús, en la cuestión 919 de El Libro de los Espíritus, los Benefactores informan que la perfección moral solo se alcanza con la práctica del bien, sacrificándose el interés personal a beneficio del semejante, de modo abnegado, sin esperar recompensas. [5]
Ahora, los hijos de Brasil no pueden arrodillarse ante la putrefacción moral y de la corrupción que deteriora la estabilidad de la sociedad. Urge orar, solicitar a Jesús pidiéndole interceda a favor de los buenos ciudadanos (jueces, delegados, agentes de la policía, abnegados, procuradores, periodistas, religiosos y otros) y de las futuras generaciones de brasileños. El ciudadano del futuro se forma en el presente. Un país de justicia y libertad se construye con lealtad, honradez, amor y mucho trabajo.
Referências bibliográficas:
[1] Kardec Allan. Obras Póstumas, preâmbulo, RJ: Ed. FEB 1999
[2] Convenção das Nações Unidas contra a Corrupção, adotada pela Assembleia-Geral das Nações Unidas em 31 de outubro de 2003 foi assinada pelo Brasil em 9 de dezembro de 2003
[3] Kardec Allan. O Céu e o Inferno, RJ: Ed. FEB 1970
[4] Kardec Allan. Obras Póstumas, preâmbulo, RJ: Ed. FEB 1999
[5] Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, questão 919 RJ: Ed FEB 2000
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