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segunda-feira, 17 de janeiro de 2011

ANOREXIA EN UN BREVE ANÁLISIS ESPÍRITA


ANOREXIA EN UN BREVE ANÁLISIS ESPÍRITA

Traducido por Merchita

La joven francesa Isabel Caro, después de sufrir todo tipo de constreñimientos físicos y morales, desencarnó el día 17 de noviembre del 2010. Caro fue la “modelo” que se tornó mundialmente conocida después de mostrar su cuerpo “esqueléticamente desnudo” para las imágenes mediáticas, en el intento altruista de advertir a las jóvenes de las pasarelas de la moda sobre las consecuencias de la anorexia, enfermedad que sufría desde los 13 años.
Según el informe del Instituto Nacional de la Salud Mental Norteamericano (NIMH), los desordenes alimenticios presentan las tasas de mortalidad más altas de todas las patologías mentales. En la década de 1970, Karen Carpentier, cantora del grupo Carpentier, también desenvolvió la anorexia nerviosa. Ella intento, en 1982, tratamiento con renombrados psicoanalistas americanos, sin embargo, en el año siguiente, Karen, con 32 años, desencarnó tras una parada cardiaca.
Escribimos para la Revista Electrónica El Consolador un artículo (19 sobre el drama de Terri Schiavo, una mujer de Florida-EUA, que estuvo en estado vegetativo por 15 largos años y que fue desconectada del tubo que la alimentaba, después de un intenso debate entre sus familiares, el gobierno americano y los tribunales. Sin embargo no se ha citado en el artículo, Schiavo sufrió un ataque cardiaco en 1990, proveniente de la anorexia, lo que la llevo al dramático estado de coma.
En los años que van de 1200 a 1500, en Europa Medieval, muchas mujeres hacían prolongados ayunos, y por conservarse vivas a pesar de su estado de inanición, eran tenidas como santas o milagrosas. El término “anorexia santa” fue cuñado por Rudolph Bell que, valiéndose de una moderna teoría psicológica que explicaba el ayuno, lo clasifico como sintonía de anorexia. Bajo el pretexto de que las mujeres alcanzarían posición espiritual más elevada, conservándose distantes de los placeres sexuales y comprometiéndose con Dios, la Edad medía las forzó a practicar el ayuno. El registro de la manifestación de la anorexia, no en tanto, no tuvo inicio en ese periodo, más este es, sin duda, un momento de capital importancia en el estudio de los posibles paralelos entre las diversas culturas históricas.
La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario cuyo cuadro psiquiátrico es de 95% del caos en mujeres adolescentes y adultas jóvenes, que pierden el sentido crítico en relación a la imagen corpórea. Su etiología, en la esencia, es poco conocida. Por ser determinada por diversos factores que interactúan entre sí de modo complejo para producir, y muchas veces perpetuar, la enfermedad. Factores genéticos, psicológicos, sociales, culturales, nutricionales, neuroquímicos y hormonales actúan como predisponentes, desencadenantes o precipitantes y mantenedores del cuadro patológico.
Los trastornos alimentario también acostumbran tener como desencadenante algún evento significativo como perdidas, separaciones, cambios, dolencias orgánicas, disturbios de la imagen corporal (como insatisfacción de la semejanza corporal de la madre) depresión, ansiedad, y hasta incluso traumas de la infancia. En la anorexia nerviosa, trazos, como la baja auto-estima o auto-valoración negativa, la obsesibidad, la introversión y perfeccionismo son comunes y generalmente permanecen estables aun mismo después de la recuperación del peso corporal.
Bajo el punto de vista espirita, afirmamos que la causa del disturbio de esa ·dolencia nerviosa” puede tener su matriz en los arcanos profundos del inconsciente. Ahí están registrados con sonido, imágenes y movimientos los históricos de la vida de cada uno. En ese sentido, la anorexia es un reflejo de los complejos adquiridos en vidas de retraso en el crecimiento y / o concomitante a los registros de las experiencias del período infantil de la vida actual. Los dardos magnéticos acondicionados en el “cuerpo espiritual” (término usado por Paulo de Tarso), son proyectados en la indumentaria física, desordenando, por consecuencia, las funciones endocrinicas y neurológicas de muchos realces que desafían a la medicina contemporánea. Aun bajo la perspectiva Kardeciana, podemos afirmar que el mayor agravante de cualquier dolencia es la obsesión espiritual, hoy una verdadera pandemia en la Tierra.
La sociedad viene sufriendo procesos obsesivos preocupantes. La influencia del materialismo crece incesantemente. Los valores morales están siendo corrompidos con espantosa velocidad. Nunca el mundo preciso tanto de las enseñanzas espiritas como en los tiempos actuales, en la que anoréxicos marchitan sus cuerpos hasta la muerte. Vivenciamos instantes en que se agudiza el individualismo, empañando el tejido social, y en los vendavales de la tecnología somos remetidos a la exacerbación de las desigualdades y el aislamiento, estableciéndose niveles de confort y exclusión social nunca antes experimentada.
En esa autentica amalgama, usando y abusando del libre albedrio, cada cual va cosechando victorias o amargando derrotas, según el grado de experiencia conquistada. Unos ríen hoy, para llorar mañana, y otros que ahora se exaltan, serán humillados después. Debemos interrogar a la propia conciencia, pasando revista a los actos cotidianos, para la identificación de los desvíos de los deberes que deberían haber sido cumplidos y de los motivos ajenos de queja por cuenta de nuestros actos. Revisemos periódicamente nuestras caídas y deslices en el campo moral, activando la memoria para acordarnos de tantos espinos que ya traemos gravados en la “carne del espíritu” (2), tal como enseña el “convertido de Damasco”. Estos espinos nos recordaran nuestra condición de enfermos en estado de larga recuperación, necesitados de cautela.
En la anorexia de matices nerviosos la cura no es fácil y exige apoyo familiar, porque es una patología con raíces sociomentosomático y espiritual. El primer paso, y el más importante, es convencer al anoréxico que está enfermo, que debe ser tratado antes que sea demasiado tarde. No obstante, el empleo de fármacos para el tratamiento tener pocos efectos concretos, motivo por el cual su uso haber sido limitado. Todavía – ¡gracias a Dios! el mal no es invencible; por lo contrario! En los centros espiritas, se pueden encontrar tratamientos eficaces a través del pase magnético, del agua fluidificada, del atendimiento fraterno, de la obsesión.
La revista el Reformador, de la FEB, entrevisto al Dr. Elias Barbosa y le pregunto si, en la condición de dirigente espirita o psiquiatra, tuvo oportunidad de interactuar con el Chico Xavier para conocer gente en desequilibrio. El médico espirita explico que “en todos los casos gravísimos, generalmente de esquizofrenia y anorexia nerviosa, siempre, siempre solicitaba a Chico para que lo ayudase en el Sanatorio, a veces con la simple imposición de las manos sobre los enfermos.” (3)
Buscar el perfecto equilibrio entre el cuerpo físico y el espiritual es tarea que compete a cada uno de nosotros, porque, por intermedio del primero tenemos deseo de realizar actividades buenas en la materia; por intermedio del segundo depuramos aquel y llegamos a planos más evolucionados de la Creación. No olvidando que Dios tiene Sus leyes rigiendo todas nuestras acciones. Si las violamos, asumimos la carga. “Indudablemente, cuando alguien comete un exceso cualquiera, Dios no profiere contra él un juzgamiento. El trazo un límite. Las enfermedades y, muchas veces la muerte, son consecuencia de los excesos. Es, ahí, la punición; es el resultado de la infracción de la Ley. Así es todo.” (4)
Jorge Hessen

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