A LUZ NA MENTE

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sexta-feira, 19 de fevereiro de 2010

TODA DOLENCIA SIEMPRE SERÁ EL REFLEJO DEL ESTADO MENTAL DEL ENFERMO.

Traducido por: Merchita
E-mail: merchitacruz@gmail.com

En un caso raro, ocurrido en Japón, habla del sistema inmunológicos del bebe ha hecho que las células cancerígenas de la madre, de 28 años, sean transferidas para la criatura aun en el útero. Los investigadores detectaron que células de leucemia hayan atravesado la placenta de la gestante y afectado la salud del bebe. Por ese motivo, el equipo del Instituto de Investigación del Cáncer, de la Universidad de Londres, trabajando en conjunto con médicos japoneses, se han esforzado en presentar más pruebas, con el fin de demostrar que el cáncer puede ser transmitido durante la gestación.

Un mes después del nacimiento del bebe, la madre fue diagnosticada en estado avanzado de leucemia y falleció. Cuando el bebe completó 11 meses de edad, fue llevado al hospital con la cara derecha del rostro hinchada. Los exámenes mostraron que la criatura tenía un tumor en su maxilar y el cáncer ya había se había esparcido por los pulmones. Los médicos japoneses sospecharon de una ligación con la leucemia que llevó a la madre al óbito. Fueron examinados los genes de las células cancerosas en el bebe y encontraron una mutación, o sea, un “supresión "en una región del ADN que controla la expresión del locus principal de histocompatibilidad , que es responsable por la inmunidad del individuo. Esa falla, para los médicos, impidió que el sistema inmunológico del bebe reconociese que las células del cáncer eran “invasores” y, por eso, ellas no fueron destruidas.

Las conclusiones fueron publicadas en un artículo de la revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias, en la cual los investigadores explican como usaron la genética para demostrar que las células del cáncer vinieron de la madre. Lo que hay de más instigante en el cáncer es que, en tesis, el es parte de nuestro propio cuerpo – una parte que decidió “rebelarse” contra el resto. Las células cancerosas se tornan “traicioneras” al sufrir mutaciones en su DNA. Varias de las mutaciones que llevan al cáncer son bien conocidas y están relacionadas a daños en genes responsables por la capacidad de las células de controlar su multiplicación.

En lo que se refiere al bebe en cuestión, considerando los mecanismos de la reencarnación, transmitiéndose, o no, células malignas maternas, durante la gestación, indiferentemente, la dolencia se instalaría, o no, pues toda patología siempre será reflejo del estado mental del enfermo. En el caso analizado, si hay complicidad entre la madre y el bebe, obviamente, el derrotero de la vida seguirá como la Ley de acción y reacción. Sin embargo, si el bebe no trajese una pendencia del pasado fincada al cáncer, por ejemplo, no ocurriría la transmisión de célula cancerosa de la madre para la criatura en la vida infra-uterina, sin embargo, aunque eventualmente ocurriese esa transmisión, las células enfermas no se desenvolvieron en el cuerpo del vástago, pues no había campo para eso. ¡Es la Justicia de la Ley de Dios! Hasta porque, de las patologías humanas, el cáncer es lo más, fuertemente, enraizado a los errores morales del pasado (reciente o remoto).

El conocimiento espirita nos auxilia a transformar la carga mental de la culpa, incrustada en el periespiritu, y nos posibilita mayor serenidad ante los desafíos de la dolencia. Eso influenciará en el sistema inmunológico. Los reflejos de los sentimientos y pensamientos negativos que alimentamos se vuelven cobre nosotros mismos, después de transformados en ondas mentales, tumultuando nuestras funciones orgánicas.

¿Sin embargo, será creíble que la carga mental positiva, por medio de un estado psicológico u emocional tiene la capacidad de curar dolencias? Para algunos, el hecho de las personas con cáncer estar optimistas o pesimistas, en relación a la cura, no influencia, directamente, en los chances de sobrevivencia a la dolencia. Evidentemente, discordamos de esos argumentos, una vez que diversas pruebas registran que, en el caso de dolencias graves, la mente puede influencias en el resultado de la recuperación.

A pesar de considerar la importancia de los médicos y la valiosa contribución de la ciencia, cuando no son apoyados en el cambio de comportamiento de mental del enfermo, solamente el buen relacionamiento médico-paciente es limitado e insuficiente para atacar las causas de la dolencia y la angustia de ella proveniente. El paciente, al llegar al hospital, trae consigo, además de la dolencia, su trayectoria de la vida actual y pasada. Su estado emotivo es resultante de algunos vectores como la estructura de la personalidad, interpretación y vivencia de los acontecimientos considerando aspectos del imaginario y del real, más allá de otras variables causas patogénicas.

Los espíritas saben que la materia mental es creación de energía que se exterioriza del Espíritu y se difunde por un flujo de partículas y ondas, como cualquier otra forma de propagación de energía existente en el Universo. Pensar es un proceso de proyección de materia mental y esa materia es el instrumento sutil de la voluntad, actuando en las formaciones de la materia física, generando las motivaciones de placer o disgusto, alegría o dolor, optimismo o desespero, salud o dolencias, que nos e reducen, efectivamente, las abstracciones, por representar torbellinos de fuerzas en la que el alma crea sus propios estados de mentalización inductiva, atrayendo, para si misma, los agentes [por ahora imponderables], de luz o sombra, victoria o derrota, infortunio o felicidad, conforme conceptúa el Espiritismo.

En ese aspecto, el estado mental, fruto de las experiencias de la vida pasada y presente, deja de tener una dimensión intangible para consustanciarse en la condición de materia en movimiento. Muchos pacientes, ante el diagnostico de la enfermedad, transforman el dolor en esperanza y despiertan, en ellos, la voluntad de luchar por una vida mejor. Otros, sin embargo, desisten y se entregan, admitiendo que están bajo una sentencia de muerte. Cada caso es un caso y, a cada uno, la vida responde según sus merecimientos.

De lo expuesto, urge que busquemos, por encima de todo, los hábitos saludables de la oración, de la meditación y del trabajo, procurando enriquecernos de esperanza y de alegría, para nunca desanimarnos ante los desafíos de cualquier dolencia aun que bajo el guante de nuestros delitos del pasado “olvidados”. Recordemos, siempre, que el Evangelio del Señor nos esclarece que el pensamiento puro y operante es la fuerza que nos arroja de las tinieblas para la luz, del odio para el amor, del dolor a la alegría para todos los males y cualquier dolencia, centremos nuestros pensamientos en Jesús, pues nuestro remedio es, y será siempre, Cristo. Ajustémonos al Evangelio Redentor, pues el Maestro de los maestros es la meta de nuestra renovación.


Jorge Hessen

E-Mail: jorgehessen@gmail.com

Site: http://jorgehessen.net

Blog: http://jorgehessenestudandoespiritismo.blogspot.com

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