Traducido por: Merchita
E-mail: merchita926@ya.com
En Brasil, todos los años, hay 30.000 gestaciones de menores de 14 años. Recientemente, en la pequeña Alagoinha, una ciudad de 14 mil habitantes, en el interior del Estado de Pernambuco, un religioso aplicó el dispositivo canónico (1) contra la madre de una niña de 9 años y del equipo médico que sometió a la niña a un aborto de gemelos en razón de haber sido víctima de un estupro. El episodio levantó muchos cuchicheos, inclusive con repercusión en la prensa internacional. La niña ya estaba con 4 meses de gestación. El padre de los bebes seria el padrastro, un rapaz de 23 años, que vivía con la madre de la gestante. Lo inusitado del hecho es que el religioso no aplico dispositivo contra el estuprador.
Huyendo de la razón de la espectacularización, es importante citar que más de 90% de la población brasileña es contraria a la legalización del aborto, según pesquisa del IBOPE. El Espiritismo también está en contra, admitiéndolo apenas, cuando la madre corre el riesgo de morir. Veamos el caso de la niña: si la gravidez de los gemelos siguiese su curso, cada bebe debería nacer pesando más de 2,5 kilos, lo que implicaría a la gestación llegar al final de 9 meses con más de 5 quilos. La razón demuestra que las consecuencias de esa gestación serian catastróficas. Y, más aun, una gravidez ocasionada por el estupro, es indiscutiblemente traumática y dolorosa. Sería una insensatez inmensurable si la espiritualidad promoviese una programación reencarnatorio de dos espíritus, al mismo tiempo, en el vientre de una criatura de apenas 9 años de edad. ¿O será que el equipo médico fue más racional que los especialistas en reencarnaciones de más allá del túmulo? En ese caso, no me vengan con el acostumbrado dicho "La niña está pagando un debito del pasado".
En Brasil, es común la absolución de los criminales, por la "benevolencia" de los hombres y las penalidades de las leyes, no raro, recaer sobre las víctimas, en autentica inversión. ¿Quién defiende la vida de la victima de 9 años? ¿Quién restituirá los prejuicios advenidos de la práctica violenta cometida por el padrastro? Esa Iglesia, con todo respeto a sus líderes, necesita rever algunos conceptos, modernizar las ideas, y adecuarse al mundo contemporáneo. Los seguidores de esa iglesia, tal como ella es, aferrada a su lógica interna, sus principios medievales, dogmas y cánones, poco pueden decir, sin embargo sacerdotes dignos de respeto y admiración, defensores de los deseos de las persona humildes con las cuales conviven, la burocracia jerárquica jamás les concederá la voz activa.
¿Al promulgar la sentencia canónica, será que el religioso tendrá conocimientos tan abalizados, superiores a los de los médicos ginecologistas que, ennoblecidos por el conocimiento académico, lidian, diariamente, con el fenómeno biológico de la maternidad? Para bien de la verdad, del caso podría haber una obstrucción del parto, causado por la desproporción cefalopelvica, que ocurre cuando la abertura pélvica de la madre es pequeña para permitir que la cabeza del bebe pase durante el parto. La septicemia (infección generalizada), del descoloca miento de la placenta por cuenta de la hipertensión ocasionada por la gravidez, inclusive pre- eclampsia y eclampsia, si no son tratados, pueden provocar parada cardiaca o derrame, resultando la muerte, tanto para la madre como para el bebe.
Que en las huestes espiritas no ocurra el vejamen de la intolerancia, persecución, boicot, torturas y perversidades que las muchas religiones han practicado a lo largo de la historia, sobre todo ante hechos semejantes a los que ahora analizamos. ¿Será que la bestialidad del estupro podría haber sido evitada con la intervención espiritual? ¿Será que los espíritus responsables por el control de las encarnaciones erraron al permitir que una criatura, de apenas nueve años, embarazase? Considerando que una madre, o quien quiera que sea, cometiera crimen, siempre, al quitar la vida a una criatura antes de su nacimiento, no me permito asegurar que existan espíritus ligados a los dos cuerpos en formación. Pues No hay como creer en una "programación espiritual" para que alguien reencarne y tenga que pasar por la prueba de quedarse embarazada, por un acto de violencia de un padrastro, y tener hijos a los 9 años de edad.
Los espiritas, principalmente, saben que la interrupción del embarazo, con la destrucción del producto de la concepción, es crimen. El Código Penal brasileño no contempla la figura del aborto legal, todavía torna imponible el hecho típico y antijurídico de esas circunstancias. No existe "aborto legal", excepto donde hubiera riesgo para la vida de la mujer, que, en ese caso de la niña, fue un aborto necesario, según mi opinión. En la respuesta dada a la cuestión 359, en el Libro de los Espíritus, queda clara la situación: "Es preferible se sacrifique al ser que aun no existe a sacrificar al que ya existe." (2)
Hay casos y casos, hay excepciones, hay atenuantes que no vamos a discutir aquí. Es más que lógico que el aborto no puede ser banalizado a partir del caso de la pequeña pernambucana. Debemos luchar por la vida, siempre, y en cualquier circunstancia, más la prudencia y el caldo de pollo no hacen mal a nadie. A pesar de Brasil cargar un trofeo nada confortable de ser el campeón mundial del aborto, no creo que el caso de la niña estuprada en Pernambuco sirva de ejemplo para la propagación del aborto como método contraceptivo.
Jorge Hessen
E-Mail: jorgehessen@gmail.com
Site: http://jorgehessen.net
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