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quarta-feira, 5 de agosto de 2015

EL SERMON DE LAS COLINAS DE KURUN HATTIN Jorge Hessen




Traducido por: Mercedes Cruz Reyes
Madri/Espanha

Consta según la tradición del  Evangelio que Cristo antes de comenzar  su vida pública, tras   haber pasado algunos días de silencio y meditación en el desierto,  dirigió  Su primer mensaje al pueblo a través del sublime “Sermón  de la Montaña”, pronunciado en las colinas de Kurun Hattin, al sudoeste del lago da Galilea.  El  Discurso se tornó la piedra angular del edificio cristiano. Representa una síntesis perfecta de  las enseñanzas  del Maestro, la legítima Carta Magna de la Buena  Nueva que un día será implantado en la Tierra.

La, “advertencia  del Monte” representa el más impetuoso contraste entre los padrones del hombre  mundano y el   ideal del ser espiritual. En el bellísimo mensaje, evaluado por Mahatma Gandhi como la más pura esencia del cristianismo, el “Iluminado de la India” pronuncio que si un cataclismo extinguiese toda la sabiduría humana, con todos sus libros y bibliotecas, si restase apenas el Sermón  de la Montaña, las generaciones futuras tendrían en él toda la belleza y sabiduría necesaria para la vida.

La predicación del Maestro  en la ladera del monte galileo no es, en realidad, un mero “Sermón”. La lista de las ocho afirmaciones, pungentes y paradojas, narradas por Mateos, deben haber caído como rayos sobre aquellos judíos orgullosos del primer siglo. No son proverbios independientes, que se aplican a ocho diferentes circunstancias y grupo de hombres, más si son prescripción perfecta para cada individuo.

Por incapacidad de interpretación de las lecciones de Cristo, en el transcurrir de los años, surgieran dogmas cristalizadores de la fe trabando el uso de la razón.  Se Idealizo en la historia del “cristianismo oficial” conducta incompatible con el Evangelio a ejemplo de la infalibilidad papal, del bautismo, de la confesión auricular, de la eucaristía, del pecado original, enseguida, cara a la reforma luterana ajustan las inconciliables  promesas de la salvación por la  “sangre” de Jesús, la unicidad e infalibilidad de la  Biblia, el mercantilismo del décimo, el  enriquecimientos de los líderes cristianos,  la fe sin compromiso con las obras del bien, teologías de predestinaciones,  prosperidad [material] etc.

Como respuesta de esos trágicos excesos surgen algunos intelectuales evidenciando gran aversión al abatido y bizarro cristianismo. Hasta mismo sobre el excelso Sermón aquí considerado George Bernard Shaw  lo describió  como "una explosión impracticable de anarquismo y de sentimentalismo". El  filósofo alemán Friedrich Nietzsche decía que la moralidad cristiana es la más maligna forma de toda la falsedad. En 1929, el humanista John Herman Randall extrañaba como un Carpintero de Galilea pudiese haber enunciado la última palabra en ética humana.

Por otro lado, muchos sabios han apreciado el Sermón  de la  Montaña con gran reverencia, hasta mismo cuando no lo conocieron  ni lo entendieran muy bien. Se puede decir, con seguridad, que el Sermón  Kurun Hattin es el  más popular, menos aprendido y menos ejercitado de todos los mandamientos de Jesús. Por tanto, seria posible evitar todas las controversias si todos los sectores del mundo cristiano hiciesen del aludido Sermón de la Montaña  su código de ética  único y universal.

Comprendemos que “el Discurso del Monte” se refiere a júbilos y felicidades procedentes de la aflicción. Lo que puede indicar para los céticos una filosofía sádica, originaria de un raciocinio desviado. Ocurre, con todo, que la aflicción, en ese caso, es intrínseca al proceso de cambio en el padrón mental del ser en evolución. En el dicho “Sermón”, el  contradictorio para algunos está en lo que el significa: una revocación  incondicional con el modelo socio político, económico y psíquico vigente en la Tierra, a fin de que se pueda construir en ella un nuevo padrón de sociedad. No existen caminos alternativos para eso. El “Mundo” [físico], como mencionaba Cristo, es inconciliable con el "Reino” [espiritual], pues son recíprocamente excluyentes. La  adhesión a uno, implica alejamiento necesario del otro. El Sermón  de la Montaña es la bandera de la Nueva Era que el Evangelio vino a  astear en la Tierra. Más, solo será posible, cuando asimilemos  y vivenciemos  su contenido universalmente.  Para eso es indispensable un esfuerzo sincero de cada uno para hacer  del  mensaje de Cristo una realidad.

En la    era de la cibernética, de la realidad quántica y de la cosmonáutica en la que  viajamos a velocidades estupendas en los aviones, y no más en frágiles barquitos o carrozas de juguetes, hay los que creen que el acceso al plano  espiritual también debe ser “modernizado”; Las  costumbres arcaicos del primer siglo  del Cristianismo, que afianzan  a los visionarios, perdieran su razón de ser. Mientras tanto, tales utopistas religiosos  ingieren  algunos comprimidos  de “mandinga mental” o “ritualismo místico”, a fin de acceder  y  narcotizados esconder en las dimensiones de las altas esferas  del más allá, desconsiderando la “puerta estrecha y camino apretado”, como amonestaba el Maestro galileo. Actualmente, si Jesús retornase, exponen tales religiosos, El no más reproduciría las palabras rigurosas del Sermón de la Montaña, más si se amoldaría al mercantilismo de la religión y mostraría al mundo el modo de alcanzar el cielo [salvación] viajando de Ferrari, aviones lamborghini o en aviones particulares con cabina de lujo.

Para una sociedad estructurada en esas ilusiones y concepciones erróneas sobre la realidad de la vida más allá del túmulo,  las bienaventuranzas hacen dos afirmaciones básicas. Primero, que la paz en el mundo de los muertos no está abierto a los que se juzgan virtuosos y a los presuntuosos, más  si a los arrepentidos sinceros y suplicantes que ambicionan servicios en las dimensiones extra físicas.  Segundo, que el más allá del túmulo de paz no es para los "poderosos" que obtienen  lo que desean por la oratoria religiosa, por la fama, por la riqueza o por la agresividad, más si para un  grupo de hombres resignados, que abdican, no solamente de sus voluntades, más si  hasta de sus "derechos", en pro de las necesidades de los otros.

Kardec, por fin, se asienta en el Evangelio Según el Espiritismo, el transciende el Sermón de las colinas de Kurun Hattin, colocándolo en el lenguaje de la razón, con explicaciones racionales, filosóficas y científicas, sin con todo abdicar del aspecto sensible de la emoción que es  puesto en  su expresión profunda, demostrando que el sentimiento y la razón pueden y deben caminar juntos, pues constituyen las dos alas de liberación  definitiva del hombre  de bien.
















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