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quinta-feira, 1 de outubro de 2009

PALESTRANTES, IMITACIONES, CARETAS Y MÁS COSAS… (22.12.08)


Traducido por: Merchita

Cierta vez, conversando con una líder espirita, de Brasil, la referida hermana comentaba sobre las mascaras (1) de cierto orador que fue invitado para hablar en el Centro en donde ella dirige. Decía que el orador invitado imitaba, grotescamente, con gestos, forma de expresión verbal y decorando trechos de conferencias del tribuno Divaldo Franco, inclusive "incorporando" a Becerra (¡) después a la palestra. (¿?) Se refirió, también, a otro orador que cuestionó exponer y vender sus libros y CDS de conferencias gravadas, cuya renta, supuestamente, es para la "causa mayor" y exige, vanidosamente, los aplausos del público. ¡Dios mió, que ridículo! Esos compañeros, con seguridad, se imaginan como actores de televisión, como los artistas de Woolibut, solo faltándoles ofrecer autógrafos para sus fan idolatras, que, también, existen, lamentablemente. ¡Nada más triste!

Un orador imitador no tiene el menor sentido del ridículo, pues, se apodera de la identidad ajena, sin el menor constreñimiento, y esa es una actitud obsesiva o psicopatológica, porque es auto plasmado. Al imitar a alguien, se olvidan de que tal actitud no pasa de una farsa, y que, de esa forma, pierden la libertad de pensar y actuar, buscando, siempre, la fuente de la ligación para proseguir en el desempeño del papel asumido. Existen oradores que pasan horas y horas frente al espejo para entrenar los gestos u tonalidades de la voz del imitado, que es siempre Divaldo Franco. Como si no bastasen las muecas y los gestos hechos, no es raro observar oradores vanidosos, ofreciéndose para proferir palestras. Entran en contacto con los que coordinan las escalas y se disponen "gentilmente" a ser designados para hablar en el Centro Espirita, casi siempre en una fecha ya, previamente, programada para otro orador. Es una desfachatez por parte de ellos, cuando un viaje, en transito por la ciudad, se apoderan del lugar de otro orador ya elegido para comparecer al Centro. Coordinadores que proceden así demuestran la indisciplina, prueban que no tienen competencia para estar frente a tamaña responsabilidad, o sea, la de mantener el equilibrio de un Centro espirita. Tal hecho solo se justificaría si fuese un orador consagrado, de renombre nacional.

A los conferenciantes, candidatos a brillar en el movimiento espirita, urge que no memoricen cualquier texto de libros espiritas para, simplemente, recitarlos, como cotorras o papagayos, pues la expresión maquinal no agrada a quien escucha y, sobretodo, a Dios. Es menester construir un mapa mental de aquello que pretendemos comunicar al público. Nuestra responsabilidad es para con el contenido doctrinario, para con el movimiento espirita, para con la divulgación de los principios espiritas, sin embargo, para ese desiderato, nos cabe la tarea de construir un discurso propio y original del espiritismo, a fin de que aquellos que nos oyen puedan captar el verdadero sentido de la Tercera Revelación.

No podemos ser meros divulgadores del espiritismo. Precisamos, por encima de todo, tener el mensaje espirita como uno de los instrumentos que pueden ayudar al ser humano a ser más fraterno y vivir más feliz.

La comunicación de la charla espirita no está en los compendios humanos. Es algo personal. Mientrastanto, tenemos la obligación de jamás imitar a quien quiera que sea, sobretodo, a los oradores que dan "Ibope" que superluchan en el Centro. Precisamos imitar a nosotros mismos, ósea, ser quien somos, verdaderamente, sin las máscaras de virtud inexistentes, sin actitudes disimuladas de docilidad, más, coherentes y sensatos con el ideal Cristiano. Por eso, creo que todo dirigente tiene el deber de advertir a los conferenciantes imitadores, hasta porque es un despropósito la imitación. ¿Eso mismo! Imitar es horroroso, pues el plagio no consigue reproducir el verdadero talento. Se puede, hasta aún mismo, imitar el estilo de un orador consagrado, más nunca recrear la profundidad de su belleza que caracterizan sus producciones y que reaparecen de forma, perfectamente, reconocibles a través de la legítima oratoria. El expositor espirita no es un profesional de la fe, que precisa teatralizar, o usar otros recursos, para engañar a los fieles. Su tarea es informar sobre este universo de nuevos conocimientos que es el Espiritismo.

Es importante crear estilo propio, simple, sin exageraciones, recordando que una conferencia en un Centro Espirita es una conversación que una conferencia. Recurriremos al lenguaje simple y de buen gusto, recordando que estamos, allí, al servicio de Cristo para explicar y hacer al publico entender el mensaje del Espiritismo, no para exhibir cultura. Siempre es posible explicar asuntos, aun mismo profundos y complejos, en un lenguaje accesible a una platea heterogénea.

El orador debe acoger, con respeto y humildad, toda critica, procurando avalar, cuidadosamente, su trabajo y, así, mejorar, cada vez más, la tarea que le cabe. Debe reaccionar, con todas sus energías, contra los elogios impropios, para que la vanidad no le venga a tomar el propio campo de acción, y más, aun, nunca debe juzgarse imprescindible o privilegiado, creando exigencias o solicitando consideraciones especiales. ¿Sobre eso, cualquier semejanza, para quien ya vio esa película en Brasil, será mera coincidencia?

He aquí algunos pecados capitales de una conversación espirita: la artificialidad; la falta de orden en la exposición, en el comienzo, medio y fin del tema propuesto; la desconsideración de las características de la platea y hablar como si todos los oyentes fuesen iguales; la falta de contenido y preparación; la defensa de ideas que va "al encuentro" al interés del oyente y, PRINCIPALMENTE IMITAR A OTROS ORADORES. Creemos que, por peor que sea el orador, siendo el mismo, tendrá más oportunidades de éxito. Si imitara a alguien, por mejor que sea la imitación, no tendrá credibilidad, estarán como en un circo. Los expositores de buena palabra pueden ser comparados a técnicos electricistas, desarrollando temas mentales, a través de los principios libertadores que distribuyen en la esfera del pensamiento". (1) Siendo el Espiritismo la reviviscencia del Cristianismo, en su esencia y pureza, aquellos que se disponen a divulgarlo, por la palabra edificante, a la semejanza de los discípulos de Cristo, deben equiparse de todos los recursos que pudieran disponer en la actualidad, para representar bien esa Doctrina Consoladora junto a los que ansían orientación, para la necesaria iluminación interior. El orador debe tener una Conducta Respetable, recordando que "Se reconoce al verdadero espirita por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones". (2)

Así, el expositor espirita no pretenderá ser "santo", más si, alguien, sinceramente empeñado en edificarse moralmente, cada día más, recordando, siempre que, para el público oyente, el representa el espiritismo y el Movimiento Espirita.

Hay, sin duda, en las tribunas espiritas, algunos aciertos. Sin embargo, quedamos muy preocupados con los desaciertos y las distorsiones detectadas en las conferencias que, también, tuvimos oportunidad de asistir, o de los hechos que nos fueron contados. Hay, realmente, en torno de este tema, un cuadro preocupante.

"Todos los espiritas sinceros, estudiosos y aficionados al bien, se encuentran convocados para el ministerio del auxilio, a través de la difusión de los postulados espiritas, que, propiciando perfecto entendimiento de las lecciones evangélicas, representan la medicación oportuna y urgente para la masa desesperada, el hombre aturdido…" (3) En verdad, la charla espirita puede estar al principio, amplia y promisoria, para el entendimiento de la Doctrina Espirita, o la salida, sumamente lamentable, para caminos distantes de esos conocimientos que libera. El orador espirita es una pieza importante en la propaganda y en la Difusión del Espiritismo, debiendo ser encarado con extrema responsabilidad y practicada con esmerado bagaje moral y cultural, sin prejuicio de la indispensable experiencia.

Cuando alguien se propone oír a algún orador Espirita, lo hace en el prosupuesto de que el sabe lo que está hablando y le ofrece, silenciosamente, un voto de credibilidad, capaz de cambiar, metódicamente, ideas y conceptos erróneos que en el estaban arraigados, pudiendo transformar, hasta aun mismo, ¡toda una vida!. Por tanto, no es un compromiso cualquiera, sin mayores consecuencias, hasta porque, quien asume esa tarea deja de ser, apenas, un orador para, convertirse en un autentico preceptor de materia Doctrinaria, hablando de temas Evangélicos y Sociales profundos y con extremada responsabilidad.

Recuerda André Luíz que "debemos conferenciar con naturalidad, dominando las propias emociones, sin acidez, sin nerviosismo y sin caretas, puesto que la palabra revela el equilibrio. Debemos, por tanto callar cualquier propósito de destaque, silenciando exhibiciones de conocimientos. El orador es responsable por las imágenes mentales que plasma en las mentes que lo escuchan. "(5)


FONTES:
(1) Momices significa: Muecas, trejeitos; gesticulação grotesca o ridícula.
(2) Xavier , Francisco Cândido. En los Dominios de la Mediunidade, Dictado por el Espíritu André Luiz , Río de Janeiro: Ed. Feb, 2003.
(3) Kardec, Alan. "El Evangelio Según el Espiritismo", Río de Janeiro: Ed. FEB, 2001, cap. XVII - item 4.
(4) Franco, Divaldo Pereira, Reflexiones Espíritas, dictada por el Espíritu Vianna de Carvalho, Salvador: Ed. Leal, 1992.
(5) Vieira, Waldo. Conducta Espírita, dictado por el Espíritu André Luiz, RJ: Ed. FEB, 1998, acp 14.

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