Traducido por: Merchita
E-mail: merchita926@telefonica.net
Entre en hablar y el actuar es incuestionable que hay una gran distancia. Cuando somos más jóvenes y tenemos ansias espirituales, las palestras, las conversaciones cristianas siempre llegan con más profundidad a los corazones imbuidos de sinceridad espirita.
Buscamos directrices seguras para caminar, muchas tertulias quedan indelebles en nuestras memorias, a fin de servir de norte y bases seguras para decisiones ulteriores.
Oímos muchos consejos enérgicos como a lo de la educación de los hijos. Nada de condescendencia, porque ahí residía el peligro para una formación destorcida para manifestarse en el porvenir. Hijos mimados y sin límites bordean la marginalización. Claro, no podíamos contestar, la época, tan oportunas advertencias, hasta porque los hijos son acometimientos espirituales de la mayor envergadura.
El tiempo - ese sabio orientador - que nos enseña hoy y siempre que no debemos brincar de vivir, nos rectifico que la teoría es bella, más la práctica es por demás grandiosa.
El tiempo se ha incumbido de expresar con fidedignidad el resultado de las incisivas amonestaciones de antaño. Entre hablar y hacer, entre proponer a los otros, descuidados de los suyos, alguna cosa falto en la formación de los hijos a muchos consejeros impulsivos, porque muchas veces la prole acaba por esparcir los valores corrompidos por el modismo contemporáneo.
Desde el tatuaje puesto en el cuerpo, pasando por el cabello a la moda Punk, tendiendo por las cervecillas "inofensivas", de los deportes radicales a las ropas extravagantes, hasta aun mismo los casamientos apresurados por el embarazo "accidentales" son evidencias claras de que el proyecto Cristiano de entonces cayo en la valla rasa de la retórica vacía.
No son pocos los líderes del pasado que censuraban sistemáticamente las fiestas sociales y los bien acaudalados que realizaban ferias todo el año y poseían más de un coche, etc. En verdad, esos críticos de ocasión estaban escamoteando sus frustraciones, proyectando en esos comentarios amargos el soporte para sus "verdades" particulares. Por ironía, hoy no solo se esta sumergido en las fiestas sociales sino que también viven el lujo y abominan la simplicidad cristiana. Olvidaron bellas amistades, en la suposición de que su estatus social va a trazar alivio en la hora del dolor, de la dolencia y de la desencarnación!
En este contexto, lejos de posicionarnos como señores de la verdad. Incurriremos en el mismo refrán del pasado. Ni mucho menos vaticinaremos el infortunio de esos compañeros de actitudes sensatas. Hasta porque estamos convictos de que solamente la Leyes de Dios son indefectibles y como tales - a cada uno le es dado según sus obras.
En fin, queremos enfatizar que al interpretar las enseñanzas de Cristo se exige mucho más que palabras brillantes. Muchas circunstancias piden que levantemos las rodillas sangrando y que soportemos a los corazones dilacerados, para comprender los pérfidos deslices humanos. Ante eso, es imperioso que continuemos acreditando el bien, fortaleciendo el ideal superior, seguros de que si "juzgamos seremos juzgados y en la dimensión con la que midamos, seremos medidos en las proporciones equivalentes" - advirtió Jesús hace dos mil años.
Maria Eleusa de Castro Hessen
E-Mail: eleusa_hessen@yahoo.com.br
Site: http://jorgehessen.net
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