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quinta-feira, 1 de outubro de 2009

CONDUCIR NO ES UN DERECHO APENAS UNA LICENCIA (29.06.08)



Traducido por: Merchita

El problema es trágico cuando se trata de accidentes de transito, en Brasil, causados por quienes conducen alcoholizados. Por eso, fue promulgada una nueva ley estableciendo normas más rígidas para inhibir el consumo de bebida alcohólica por el conductor del vehiculo automotor. La Ley nº 11.705, del 19 de junio del 2008, asume tolerancia cero del alcohol. Antes, un motorista podía tener, hasta, seis decigramos de alcohol por litro de sangre (índice alcohólico equivalente al consumo de, aproximadamente, dos copas de cerveza). Ahora, más del cero de alcohol, es una infracción gravísima. Es una lucha de David contra Goliat. Es extremadamente complicado batir de frente con la industria de la bebida, en especial la de la cerveza, con sus multimillonarias campañas publicitarias, que furtivamente asocian alcohol con el suceso, la sensualidad, la jovialidad y para eso usan imágenes populares de la música y de las novelas.

Las industrias de cerveza se movilizan junto a políticos para impedir restricciones en la nefasta propaganda del alcohol, un toxico libre. Cualquier, persona, hasta incluso sin mucho esfuerzo de raciocinio, sabe que la cerveza, por su tenor de alcohol, puede ser considerada una droga psicoactiva, capaz de alterar los estados mentales.

Hace mucho tiempo escribimos sobre la tragedia del consumo del alcohol, sin embargo a juzgar por el alarmante número de muertes violentas vinculadas a la bebida, como demuestra el transito de todo país, nosotros, que alertamos en nombre de Cristo, estamos siendo derrotados ante la "felicidad sobria" de quien está facturando el vil metal con la irresponsabilidad social.

En verdad, por detrás de la tragedia del consumo del alcohol, sabemos que el alcoholismo es uno de los más serios problemas medico sociales del mundo contemporáneo. Los especialistas se esfuerzan en buscar las causas probables de la cuestión, y, de entre otros muchos factores, destacan la gigantesca influencia de la propaganda bien producida, vinculada por la prensa, especialmente en la televisión.

Hay estudios repletos de datos apuntando que considerable parcela de los crímenes está asociada al consumo de alcohol, factor responsable por atropellamientos, homicidios y violencias domésticas, entre otros muchos delitos.

Para huir de la punición, algunos defienden la tesis de que nadie, por la legislación brasileña, está obligado a producir prueba contra si mismo. No en tanto, para el transito, las reglas son otras, y quien las desobedeciera estará sujeto a las sanciones penales que existen. Luego, es prudente que nadie se rehúse a hacer el tes de alcoholemia con el barómetro bajo cualquier justificativa. Conducir no es un derecho, más si un permiso del poder público, concedido solo a aquellos quienes se habilitan y siguen determinadas reglas. Concordamos, plenamente que conducir sea apenas un permiso. Luego, o nos sometemos a los dictámenes de las normas o dejamos que otros conduzcan por nosotros, que es lo más sensato.

De acuerdo con el articulo 306 de la ley, el conductor del vehiculo que presente el tenor de alcohol, igual o superior a seis decigramos por litro de sangre, es catalogado como un criminal del transito. En ese caso, el conductor está sujeto a prisión, de seis meses a tres años además de ser multado, retirarle el carné y quedar prohibida la nueva obtención del permiso de circulación. Si una persona, bajo la influencia del alcohol, se ve envuelta en un accidente, con lesión corporal, el crimen pasa a ser considerado engañoso, con intención de matar, a la inversa de culpable, sin intención de matar, como era previsto en la ley anterior.

La obsesión, a través del consumo de alcohol, es más generalizada de lo que parece. En un contexto social permisivo, el vicio de ingestión de alcohólicos se torna expresión de "status", testimoniando la decadencia de un periodo histórico que pasa lento y doloroso. A pesar de los daños que el alcohol provoca en la estructura fisiopsicossomática, existen aquellos "especialistas" que alegan que el cuerpo físico necesita de pequeñas cantidades de el. ¡Risorio engaño! Eso es vehementemente contestado por los estudiosos sensatos. El alcohólico no es solamente un destructor de si mismo, también, es un vehiculo de las tinieblas, puente vivo para las fuentes arrasadoras del mal. La retórica permisiva del "inofensivo" drinks debe ser enterrada y, jamás, bajo ninguna alegación, debe ser exhumada. Todo comienza con el primer trago. Después viene la necesidad del segundo, del tercero y así en adelante, puesto que la dependencia se instala solapadamente en el organismo humano.

La legislación actual (gracias a Dios) prohíbe conductores que hayan consumido cualquier dosis de bebida alcohólica, tanto en vías urbanas, como en carreteras rurales. Sin embargo, para el periodo de indefinición, vale un decreto que permite a los conductores, hasta ahora, presentar hasta dos decigramos de alcohol por litro de sangre. Eso es lo que equivale a un vasito de vino para una persona de 80 kilos. Una taza de vino significa un tenor alcohólico, de dos o tres decigramos por litro de sangre, lo que configura infracción, aun mismo con el margen de tolerancia que va a valer en los primeros tiempos de la ley.

Lo que nos avergüenza es que la propia familia incentiva el consumo de alcohólicos. El número de jóvenes que conduce bajo la influencia del alcohol es sorprendente, conforme nos revelan las investigaciones. Los jóvenes, de hoy, tienen gran dificultad en lidiar con límites, y, por esa razón, la faja etaria de los que abusan del alcohol disminuye.

Hace diez años, el alcohólico de 40 años comenzaba a beber a los 17 años. Hoy, a los 12 o 13. Eso significa que, de aquí a una década, tendremos alcohólicos graves de, apenas, 35 años, en el auge de la vida productiva. Es pertinente decir que, si la persona bebe dos copas, la presencia del alcohol va a ser detectada por el barómetro, de tres a seis horas, después del consumo. Cantidades mayores pueden ser registradas hasta doce horas, después de la ingestión. No adelanta nada engañar al agente de transito o al barómetro, con viejas y conocidas artimañas, como, por ejemplo, tomar café, un baño frió o correr. Nada quita el efecto del alcohol. Para eso, el único jesto es esperar que las horas pasen o no beber ninguna cosa.

El adolescente se expone, hoy, mucho más a las hipnosis de las bebidas de moda. Se está formando una generación de dependencia del alcohol. Más allá de comprometer la salud, hay los riesgos por conducir embriagado. La violencia es explicita y los traumatismos provenientes de accidentes, por abuso de alcohol, es la consecuencia. Existen más de cien mil alcohólicos solo en Brasil y buen porcentaje de ese universo es constituido de jóvenes con menos de 17 años de edad. Actualmente, el alcoholismo es el más importante problema de la salud pública en Brasil.

Lo ideal es que no haya, en la faz de la Tierra, personas consumiendo alcohol. Eso es posible, desde que quieran librarse de ese mal. Para adaptarse a los procesos de la educación, necesitan del esfuerzo continuado (disciplina). Todas las conquistas del espíritu se efectúan a base de lecciones vivenciadas. El hombre no se conserva en el vicio, sino porque quiere permanecer en el; aquel que quiere corregirse siempre encontrará recursos para liberarse de esa condición inferior. Si no fuese de esa forma, no existiría, para nosotros, la ley del progreso, conforme demuestran los principios espiritas.

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