Traducido por: Merchita
E-mail: merchita926@telefonica.net
Brasil desperdicia US$ 250 billones cada doce meses, lo que equivale a ¼ del PIB (Producto Interior Bruto), aproximadamente. Es inaceptable que un País desperdicie valores de tamaña proporción por los bienes y servicios producidos en un año, por invigilancia e insensatez de la sociedad, de un modo general, y de las autoridades en el poder de fiscalización.
Reduciéndose el desperdicio en, por lo menos, US$ 30 billones/año, un millón de empleos serian generados, eso mismo (¡!), un millón de nuevos puestos de trabajo - en los varios sectores de producción -, según atestiguan los especialistas.
Existen innumerables desperdicios de difícil cuantificación, más identificables por las lupas de los estudiosos, sea en la construcción civil, en el saneamiento básico, en el funcionalismo público, en el consumo del agua, etc. Muchos de nosotros ya presenciamos, en las estradas brasileñas, el desperdicio de granos transportados en las carrocerías de los camiones que, a simple vista, nos parece "insignificante." No en tanto, ese desperdicio representa una significativa perdida para las arcas publicas, que podría ser evitado si no fuese por el descuido de las autoridades competentes, en nuestras auto vías, referente a lo de fiscalizar con más rigor la conducción de tales productos. Como si no bastase, hay, aun, el serio problema el almacenaje de granos, hecho de manera impropio en varios almacenes del país, de que tenemos noticia, redundando los abultados prejuicios para la Nación. ¿Hasta cuando?
Cerca del 30% de los alimentos producidos en Brasil van a parar a la basura, sin cualquier tipo de aprovechamiento. Esa es la conclusión de un estudio realizado por la Asociación Plato Lleno (1) que mira combatir al mismo tiempo el hambre y desperdicio de alimentos en los centros urbanos. (2) El proceso de perdida de productos tiene inicio después de la cosecha, en la zona rural. Muchos alimentos son embasados sin cuidado en recipientes no apropiados.
En el tópico desperdicio de energía eléctrica, según dados por la Eletrobrás, la industria brasileña consume cerca de 9,2 millones de MW/h, de los cuales 31% podrían ser economizados. El sector es el que más consume energía eléctrica y es el que más desperdicia. Ya en el segmento comercial, por los cálculos de Eletrobrás, seria posible economizar hasta 18,9% de los 5,6 millones de MW/h consumidos. En el área residencial el desperdicio también es grande. El segmento consume cerca de 7,5 millones de MW/h, y podría economizar hasta 25% de ese total. (3)
En las situaciones inusitadas, igualmente, presenciamos desperdicios. ¿Cuantas veces observamos en los balnearios públicos algunos usuarios que, para secarse las manos, toman exageradamente mucho más de dos hojas de papel de toalla? Es un gesto "insignificante" que revela la falta de educación, de respeto al prójimo, del desperdicio del material colectivo. La ciudadanía plena debe ser ejercida en los pequeños gestos que, en el conjunto de la población, hacen una gran diferencia. Son innumerables los otros pequeños gestos que podrían ser educados, como por ejemplo: el grifo abierto, la luz encendida, basura en las calles, deshechos en el hogar y en los ríos, etc... Todo eso puede ser evitado si, paralelamente, a la educación familiar, fuese incluida la ciudadanía familiar.
Realmente, hay un gravísimo problema a considerar: estamos usando mal nuestra agua potable. Se sabe que casi la mitad del volumen recogido en las fuentes no llega hasta las torneiras de las residencias brasileñas. Hay, en medio del trayecto, vaciamientos en canales, errores en la medida del consumo y desvíos provenientes de ligaciones clandestinas. (4) El levantamiento es de ISA (Instituto Socio ambiental), organizador de la campaña "Mira los Manantiales", que tiene por objetivo alertar a la población para el uso racional del agua. Esa realidad es, realmente, preocupante. El recurso está quedando cada vez más escaso.
Según pesquisas actuales - es importante resaltar - la perdida de agua en las capitales brasileñas es del 6,14 billones de litros por día, o sea, 2.457 piscinas olímpicas, cada 24 horas. Eso equivale al 45% de toda el agua retirada de las fuentes. La campeona del desperdicio es Puerto Velho, con 78,8% de perdida. Después, viene Rió Branco /74,6%) y Manaus (72,5%). En volumen absoluto de agua desperdiciada, Rió de Janeiro está en primer lugar, con 619 piscina olímpicas por día. Enseguida aparecen San Paulo (426) y Salvador (160). De las 27 capitales brasileñas, en apenas seis, la población posee el servicio de distribución domiciliaria de agua tratada. Las menores tasas de atendimiento son de Puerto Velho (30,6% de la población), Río Branco (56,2%). La capital campeona, en consumo de agua, es Vitoria, con 236 litros por habitante por día. Luego después, están Rió de Janeiro (226) y san Paulo (221). La ONU recomienda el uso de 110 litros, por habitante, y por día.(5)
Aprendamos pues, como economizar agua en las diversas situaciones de la vida cotidiana. Por ejemplo, en vez del baño diario, habituémonos a cerrar el grifo al enjabonarnos. Cuando cepillemos los dientes, mojemos el cepillo, cerremos el grifo y, al enjuagarnos la boca, usemos un vaso con agua. Al lavarnos las manos, lavarnos el rostro, o al afeitarnos, seamos igualmente racionales. Mantengamos siempre, la válvula de la descarga bien regulada y reparemos cualquier rotura en las tuberías, en cuanto fueran identificados. Al lavar la bajilla, primeramente, limpiemos los restos de la comida, contenidos en los paltos y en las bandejas, para, enseguida, usar la esponja con jabón, previamente mojada. Para finalizar la tarea, abramos el grifo para enjuagarlos. Lavar la ropa, también exige disciplina. Dejemos acumular una cantidad razonable de prendas, lavándolas de una sola vez, pues así estaremos usando, racionalmente, ese tan precioso liquido. Después colocaremos agua en el tanque, y aprovecharemos el agua del enjuagar para lavar el patio. De esta forma, estaremos economizando no solamente agua, más también energía eléctrica (para aquellos que usan maquina de lavar). En cuanto a los jardines, mojemos las plantas, utilizando una regadera, en vez de utilizar la manguera. Al limpiarnos la Calzada, basta que quitemos la basura.
Evitemos desperdicios, hasta, porque, ante los hechos, no podemos acusar a la naturaleza, a la vida, Dios, al País, etc. Por lo que es, apenas, consecuencia de la impericia, imprevisión, e irresponsabilidad de cada uno de nosotros. A propósito, leímos en cierta ocasión una obra spicografiada por Chico Xavier (no me acuerdo del titulo), sobre una costurera que nos e preocupaba de aprovechar, durante su labor, las "insignificantes" sobras de los hilos de costura. Por ese motivo, volvió a encarnar con el espinoso compromiso Karmico de trabajar en el campo, para cultivar y cuidar algodoneros, a fin de que fuese reparado el desperdicio inobservado. La lección es significativa y nos alerta, también, para interesante reflexión: ¿Qué hemos hecho de las "Insignificantes" sobras, resultantes de nuestra contumaz rebeldía contra las directrices de la naturaleza?
Jorge Hessen
E-Mail: jorgehessen@gmail.com
Site: http://jorgehessen.net
FONTES:
(1) Disponible en <>
(2) Disponible en <> acessado en 06/12/2007
(3) Disponible en http://www.estadao.con.br/archivo/economía/2007/not20070201p19525.htm acessado en 01 de diciembre de 2007
(4) Para llegar a la cantidad de agua perdida en la red, la cuenta es la siguiente: se hace la subtração entre lo que es retirado de los manantiales (la medição acontece en las Estaciones de Tratamiento de Agua) y lo que es consumido por la población. Por eso, acaba siendo computado como pérdida, además de fugas, los errores de medição, los fraudes en los hidrômetros y las conexiones clandestinas de agua.
(5) Disponible en http://revistadasemana.abril.com.br/edicoes/13/ambiente/materia_ambiente_261265.shtml acessado en 06 de diciembre de 2007
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